Que el deporte es salud es algo que está fuera de toda duda. Es más, el ejercicio nos puede ayudar incluso a retrasar el envejecimiento, ya que hace que se demore la aparición de flacidez a nivel corporal y evita la obesidad, algo importante por las alteraciones metabólicas y hormonales que ocasiona. Pero es que, además, el ejercicio ayuda a reducir el estrés, y este factor sí que es importante en la salud de nuestra piel. Pero, ¿es necesario darle determinados cuidados a nuestra dermis cuando hacemos deporte? Tenemos que tener en cuenta un factor importante: el sudor.
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Al sudar en exceso no solo perdemos agua (favoreciendo la deshidratación de los tejidos), sino que también perdemos sales minerales, que pueden irritar la capa más superficial de la piel, debilitando su manto ácido externo. Esto da lugar a la desmineralización de los tejidos, que pueden, en consecuencia, volverse más vulnerables a factores como el envejecimiento cronológico, los radicales libres o las radiaciones UV. Por ello, hay que pasar a la acción y darle unos cuidados extra a la piel.
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Así nos afecta el sudor
Con respecto a la sudoración, podríamos decir que hay pros y contras, tal y como explica Myriam Yébenes, directora del Instituto de Belleza y Medicina Estética Maribel Yébenes, quien apunta que la parte positiva de sudar es que hace que aumente la oxigenación de nuestra piel, renovando la dermis desde las células y preparándola para aceptar mejor los tratamientos posteriores. Además, nos ayuda a arrastrar el exceso de sebo atrapado en los poros y las bacterias de la superficie, consiguiendo tener una piel más limpia y luminosa.
Pero, en el otro lado de la moneda, sí que apunta que es cierto que la sudoración desmineraliza y deshidrata la epidermis, por ello podemos notar la piel más seca tras el ejercicio. Nuestra piel tiene una capacidad natural de protección frente a los UV, la cual se ve mermada por la subida de temperatura que activa la microcirculación y que, al sudar, puede producir cierta irritación e inflamación tisular. Por este motivo, antes, durante y tras el ejercicio, conviene seguir unas pautas básicas para proteger nuestra piel, que resume a continuación.
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Antes de hacer deporte
En opinión de la experta, hay que limpiar nuestra piel con un producto suave hidratante para eliminar las bacterias y el exceso de sebo. Y conviene, además, entrenar sin maquillaje, ya que en combinación con el sudor puede causar obstrucción en los poros. Si el ejercicio es en el exterior, es muy importante aplicar un producto de protección solar de amplio espectro (UVB-UVA) SPF 50+, en todas las áreas expuestas; rostro, cuello, escote, brazos, piernas, etc. Y hay que mantenerse bien hidratado, por lo que conviene beber agua desde la hora anterior.
Durante el ejercicio
Cuando comencemos nuestra rutina de ejercicio podemos enriquecer nuestra piel con sprays de agua termal, ya que estos además de aportar una dosis extra de hidratación y frescura, y nos echan una mano a la hora de mantener la piel hidratada. Cuando comiences a sudar, y trates de secarte el sudor, conviene que lo hagas palpando suavemente, sin arrastrar ni agredir la piel. Y un consejo: en el gimnasio es importante que limpiemos las máquinas antes de comenzar, pues las bacterias tienden a acumularse en esos aparatos y es muy común que nos toquemos la cara mientras hacemos ciclo o elíptica. En el caso de que llevemos protección solar, tendremos que repetir la aplicación de crema si el entrenamiento sobrepasa los 30 minutos.
¿Y después de hacer deporte?
Es uno de los momentos clave. Así, cuando acabamos nuestra rutina de ejercicio debemos prestar especial atención al cuidado de nuestro rostro y cuerpo. Para eliminar el exceso de sudor y las bacterias, es importante limpiarnos la piel con leche limpiadora y tras esta, volveremos a repetir la limpieza con un gel o mousse suave. En el caso de que la piel tenga exceso de sebo, opta por lociones limpiadoras que contengan peróxido de benzoilo. Y para terminar, toca tonificar la piel (con un producto sin alcohol) e hidratar, con una crema que contenga minerales esenciales como el magnesio y el zinc, oligoelementos y vitaminas que nos ayuden a reponer la hidratación y minerales perdidos por el sudor.