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La generosidad es una virtud. Las personas generosas son amables con los demás, se interesan por los otros, se preocupan, les gusta valorar el potencial de cada uno, ofrecen apoyo moral, económico, espiritual o de experiencia sin esperar nada a cambio. La generosidad viene de dentro, de valores que, generalmente, se han inculcado desde la infancia. ¿Te consideras así? Puedes realizar este test de personalidad para averiguarlo. Además, la psicóloga Raquel Fernández Benéitez te explicará si somos generosos por naturaleza o si podemos aprender a serlo, así cómo los beneficios que nos aporta la generosidad.
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Test de personalidad generosa
Las personas generosas ¿nacen o se hacen?
Los niños nacen con un instinto de supervivencia y autoprotección que va a favorecer las conductas egoístas típicas de sus primeros años. Ya se encargará la educación en valores y el entorno social de disminuir ese tipo de conductas. De hecho, la generosidad, como veremos, no es una virtud con la que nacemos.
"Nacemos predispuestos a ser más o menos empáticos y sensibles a las reacciones de los demás, pero no nacemos siendo generosos. La generosidad, al igual que el resto de los valores humanos, se van incorporando al comportamiento del menor conforme va madurando e interaccionando con las personas de su entorno", aclara la experta.
De ahí que la generosidad sea aprendida. Por lo tanto, si no nos consideramos lo suficientemente generosos y queremos serlo, podemos esforzarnos.
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Beneficios de ser generosos
La generosidad nos aporta muchos beneficios. No solo a los demás, sino también a nosotros mismos. La especialista en psicología nos los detalla que cuando somos generosos libremente, sin sentirnos presionados, sabiendo que vamos a satisfacer una necesidad en alguien a quien apreciamos, es inevitable sentir satisfacción. “Disfrutamos viendo disfrutar al otro”. “Dar y satisfacer a los demás genera también satisfacción en nosotros mismos“. Todos sabemos que las emociones positivas generan un estado de bienestar que mantenido en el tiempo mejora nuestra salud física y mental y como consecuencia prolonga nuestra vida. Además, hay otros beneficios:
- Ser generoso es un valor muy apreciado que facilita y refuerza las interacciones sociales además de enaltecernos.
- También nos hace sentir orgullo y aumenta nuestra autoestima.
- Por último, ser generoso es contagioso para quien la observa y admira.
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¿Cómo podemos aprender a ser más generosos?
Si no te consideras una persona generosa, pero sí te gustaría serlo, no te preocupes, puedes mejorar. Raquel Fernández te da algunas sugerencias para incluir la generosidad como un rasgo más de tu personalidad.
- Rodéate de personas generosas.
- Analiza el alcance de los actos generosos propios y ajenos y las repercusiones positivas que conllevan.
- Favorece valores como la compasión, empatía y minimizando conductas egoístas y envidiosas.
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