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Resolvemos todas tus dudas sobre las enfermedades de transmisión sexual

Tal y como explican los expertos, estas infecciones suponen un problema de salud de gran magnitud


Actualizado 11 de febrero de 2022 - 15:01 CET

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada día, más de un millón de personas contraen una enfermedad o infección de transmisión sexual (ITS), siendo la mayoría de los casos son asintomáticos. Así, se estima que, anualmente, unos 374 millones de personas contraen alguna de estas cuatro ITS: clamidiosis, blenorragia, sífilis y tricomoniasis, y más de 500 millones de personas de 15 a 49 años son portadoras del virus que provoca la infección genital por virus del herpes simple (VHS). "Así, según la información de la que se dispone actualmente, más de 30 bacterias, virus y parásitos diferentes se transmiten por contacto sexual. Ocho de estos agentes patógenos se han vinculado a la máxima incidencia de enfermedades de transmisión sexual. Cuatro de estas enfermedades se pueden curar actualmente: la sífilis, la blenorragia (o gonorrea), la clamidiasis y la tricomoniasis. Las otras cuatro son infecciones víricas incurables: la hepatitis B, el virus del herpes simple (VHS o herpes), el VIH y el virus del papiloma humano (VPH)", apuntan desde la OMS.

Hemos hablado con la doctora Dra. Elena Murillo Trens, ginecóloga de Dexeus Mujer, especialista en ITS, Patología del Tracto Genital Inferior y vacunación VPH, sobre este problema de salud de gran magnitud.

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¿Qué son lo que conocemos como enfermedades de transmisión sexual?

Como su nombre indica, las infecciones de transmisión sexual (ITS) son infecciones adquiridas a través de la práctica de relaciones sexuales (vaginales, orales, anorrectales…). Las ITS constituyen un problema de salud pública mundial.

¿Cuáles son las más habituales?

Hay múltiples infecciones de transmisión sexual: la infección por chlamydia, gonorrea, sifilis o tricomonas, entre otras. Una gran parte de la población es portadora del virus herpes simple (VHS) y muchas mujeres están infectadas por el virus del papiloma humano (VPH), que puede causar verrugas genitales y/o lesiones premalignas en el cuello uterino.

¿Qué síntomas presenta cada una de ellas, que nos puede hacer estar alerta de que tenemos un problema de salud?

El diagnóstico diferencial entre las diferentes infecciones del tracto genital (ITS) en ocasiones resulta difícil, ya que muchas presentan una clínica similar (flujo vaginal anómalo, secreción uretral, lesiones cutáneas tipo úlcera o picor vaginal/vulvar entre otros). Un cuestionario dirigido por parte del personal médico (ginecólogo/comadrona o enfermera) junto con una exploración clínica meticulosa son los pilares para el diagnóstico de presunción. Las pruebas complementarias (PCR, cultivo, pruebas de inmunofluorescencia, etc.) permiten orientar o confirmar el diagnóstico etiológico y se solicitan en función de la sospecha diagnóstica.

Así pues, ante sangrado con las relaciones sexuales, flujo vaginal anómalo, lesiones dérmicas que causen dolor y/o picor o bien dolor pélvico hay que pensar que puede tratarse de una infección de transmisión sexual, especialmente si no hemos usado recientemente un método de barrera (preservativo) en nuestras últimas relaciones sexuales.

virus del papiloma humano© Adobe Stock

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¿Cuáles son las que podríamos decir que revisten mayor gravedad?

Las ITS, incluso aquellas que cursan de forma asintomática o con poca sintomatología, pueden causar complicaciones clínicas que deriven en secuelas importantes, con repercusiones potencialmente graves en la salud sexual y reproductiva. Además, algunas de estas infecciones pueden transmitirse pre o postnatalmente al feto/neonato y causar complicaciones gestacionales, infección perinatal o anomalías congénitas de diversa índole.

Una infección por chlamydia o gonococo puede desencadenar una enfermedad inflamatoria pélvica, con la subsiguiente cirugía que conlleva la extracción de las trompas y la repercusión en la fertilidad futura.

¿Son problemas de fácil diagnóstico?

Como hemos comentado antes si presentan sintomatología y la paciente consulta se pueden diagnosticar con cierta agilidad y tratar de manera precoz. El problema radica cuando alguna de ellas no presenta sintomatología alguna, lo que supone un reto diagnóstico tanto para la paciente como el profesional y puede ocasionar múltiples contagios en caso de tener múltiples parejas sexuales sin usar preservativo. Es importante tener en mente que en más de una ocasión habrá infecciones simultáneas por ello es importante realizar un cribado múltiple de infecciones.

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¿Cómo se puede evitar el contagio por una enfermedad de este tipo?

Las ITS son potencialmente evitables, aunque no al 100%, ya que sólo el contacto genital con genital puede hacer que entremos en contacto por ejemplo con el VPH. El uso sistemático del preservativo desde el inicio de las relaciones sexuales es un método muy eficaz para disminuir probabilidad de contagio y sobre todo de las repercusiones que ésta podría tener.

Una vez que se diagnostica este problema, ¿cuáles son los pasos a seguir, hay tratamientos eficaces?

En primer lugar, si se sospecha de una ITS hay que consultarlo en el centro de salud/consulta ginecológica para que el profesional médico lo evalúe, explore a la paciente y realice las pruebas complementarias que considere oportunas para confirmar o desmentir la sospecha de infección. En caso de confirmarla, será el propio profesional que informe a la paciente si es necesario declararlo a las autoridades sanitarias, ya que algunas de ellas son de declaración obligatoria.

La gran mayoría de ITS tienen tratamientos antibióticos/antiherpéticos eficaces tanto para la eliminar la sintomatología como para negativizar la infección.

¿Cuáles son las posibles complicaciones que nos pueden ocasionar estas enfermedades?

En caso de no diagnosticarlas y por tanto no aplicar el tratamiento correspondiente podrían causar infecciones en el tracto genital superior como inflamación tubárica e incluso abscesos pélvicos que podrían ocasionar un cuadro séptico grave y la consiguiente cirugía ocasionando repercusiones en la fertilidad futura. Si la paciente se encuentra gestante en el momento de la infección hay posibilidad de transmisión al feto previo al parto, durante el parto (como por ejemplo ocurre con el herpes genital) e incluso ocasionar anomalías congénitas como seria en caso de la sífilis.

¿Hay enfermedades de transmisión sexual que, a día de hoy, no tienen cura?

Las infecciones de transmisión sexual de origen bacteriano se tratan con antimicrobianos, es decir antibióticos, con buena respuesta en general, a no ser que nos encontremos ante un germen resistente. En el caso de las infecciones víricas como el herpes genital, el tratamiento es muy efectivo para curar lesiones (úlceras/vesículas) y su consiguiente sintomatología, pero en muchos casos las pacientes quedarán en estado de portador, lo que podrá ocasionar en el futuro nuevos brotes ante bajadas de inmunidad. En el caso del famoso VPH podremos tratar las lesiones causadas por el mismo -como verrugas o lesiones cervicales- pero la infección en sí debe ser combatida por el propio organismo, como cualquier otro tipo de virus con lo que comúnmente entramos en contacto, tipo virus de la gripe o resfriados comunes.

¿Piensa que siguen estando estigmatizadas de alguna manera este tipo de enfermedades?

Dichas infecciones siguen estando estigmatizadas por la sociedad a pesar de que en los últimos años hemos mejorado mucho la educación sexual, concienciación de la importancia del cribado de las ITS, su prevención y tratamiento. Se sigue pensando que los hombres son los transmisores de las infecciones cuando, por ejemplo, las mujeres lo somos mucho más del VPH que ellos al tardar más en negativizarlo. Sigue siendo un tema tabú en la pareja cómo abordar el realizar pruebas de cribado de ITS antes del abandono del preservativo o bien comunicar a la pareja que se le ha diagnosticado una infección.

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Prevención de las ITS

Según la OMS, “cuando se usan correcta y sistemáticamente, los preservativos son uno de los métodos de protección más eficaces contra las ITS, incluida la infección por el VIH". Pero "aunque son muy eficaces, los preservativos no ofrecen protección frente a las ITS que causan úlceras extragenitales (es decir, sífilis o herpes genital)”.

Además, apuntan a que hay vacunas seguras y muy eficaces para prevenir dos de la ITS víricas: la hepatitis B y la infección por el VPH. “Estas vacunas han supuesto importantes avances profilácticos contra estas infecciones. A finales de 2020, la vacuna contra el VPH se introdujo en los programas de inmunización sistemática en 111 países, en su mayoría de ingresos altos y medianos. En los países de ingresos medianos y bajos, donde se concentra la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino, esta vacunación podría prevenir la muerte de millones de mujeres en el próximo decenio si se logra alcanzar una cobertura vacunal superior al 80% en las niñas de 11 a 15 años. La investigación sobre la vacunación contra el herpes y el VIH está avanzada y se están empezando a realizar estudios clínicos con varias vacunas experimentales. Cada vez hay más pruebas que indican que la vacuna para prevenir la meningitis (MemB) confiere protección cruzada contra la blenorragia. Hay que seguir investigando sobre la clamidiosis, la blenorragia, la sífilis y la tricomoniasis”, concluyen.

Avances en los tratamientos

Tal y como explican los expertos de la OMS, actualmente se dispone de tratamientos eficaces contra varias ITS.

  • Tres ITS bacterianas (la clamidiosis, la blenorragia y la sífilis) y una parasitaria (la tricomoniasis) se suelen curar con pautas de antibióticos de los que se administra una sola dosis.
  • Los antivíricos son los medicamentos más eficaces contra el herpes y la infección por el VIH y pueden atenuar la evolución de las enfermedades, pero no curarlas.
  • En cuanto a la hepatitis B, hay antivíricos que pueden ayudar a luchar contra el virus y retrasar las lesiones hepáticas.

Uno de los problemas con los que nos encontramos es la resistencia a los antimicrobianos (RAM) de los patógenos causantes de las ITS —en particular de la blenorragia—, que ha aumentado rápidamente en los últimos años y ha limitado las opciones de tratamiento.

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