Las llamamos igual, pero en realidad, la artritis degenerativa no existe médicamente. Se llama, correctamente, artrosis y no se sabe qué provoca esta enfermedad que produce dolor en las articulaciones. Como tampoco se sabe cuál es la causa de la artritis reumatoide, otra patología también caracterizada por el dolor, pero que "es completamente distinta a la artrosis", señala la Dra. Mireia Moreno, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y reumatóloga del Hospital Universitario Parc Taulí de Barcelona.
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Artrosis o osteoartritis, síntomas y causas
La artrosis, también llamada osteoartritis, es una enfermedad degenerativa del cartílago articular, que conforme va evolucionando, va afectando otros elementos articulares como la sinovial y el hueso. Es la enfermedad reumática más frecuente de todas, según el estudio EPISER la prevalencia de la artrosis cuando da síntomas es del 20-35% y esta prevalencia aumenta con la edad.
"La causa es desconocida en el caso de la artrosis primaria, y se considera que intervienen múltiples factores tanto ambientales como genéticos. Se puede ver afectada cualquier articulación, aunque las localizaciones más frecuentes son rodilla, columna vertebral y manos. Los síntomas que aparecen son dolor al inicio del movimiento que mejora con el reposo, crujidos, derrame articular y deformidades. No presenta alteraciones en los análisis de sangre y la radiografía muestra cambios característicos", indica la Dra. Moreno.
No existe ningún tratamiento curativo. Se recomienda combinar tratamiento no-farmacológico y farmacológico cuando se considere oportuno. El tratamiento no-farmacológico incluye modificar los hábitos de vida (peso, ejercicio, tonificación muscular, nutrición,…) , terapia física, uso de férulas y otros elementos de ortopedia.
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Tratamiento de la osteoartritis
En cuanto al tratamiento farmacológico se puede aplicar directamente sobre la articulación dolorosa en forma de cremas antiinflamatorias, o bien inyectarlas dentro de la articulación (infiltración con corticoides o con ácido hialurónico); y por último, se usan fármacos por vía oral como los analgésicos (paracetamol) e ir escalando en función del dolor a opiáceos y/o antinflamatorios. La familia de los SYSADOA son antiartrósicos de acción lenta; tienen un efecto analgésico y un posible efecto de protección del cartílago. Y finalmente, y como última opción, entraríamos en el apartado quirúrgico.
"Hay que destacar que hay líneas de investigación en nuevos fármacos para la artrosis que están abriendo un camino para el control de dicha enfermedad. Aunque no están disponibles, los tendremos en breve", apunta la especialista.
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Artritis reumatoide, síntomas y causas
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria autoinmune, que se caracteriza por afectar primariamente la membrana sinovial de las articulaciones. La inflamación de la sinovial va a provocar lesiones en el hueso en forma de erosiones, y va a provocar tumefacción, dolor, impotencia funcional, deformidades. "No conocemos la causa de la enfermedad", lamenta la experta en reumatología.
La frecuencia de la artritis reumatoide, es muy inferior a la de la artrosis, y aparece en un 0.5-1% de la población. Suele manifestarse entre los 40 y los 65 años, y más frecuentemente afecta a las mujeres.
Los síntomas de la artritis reumatoide son dolor con importante rigidez matutina en las articulaciones de manos y pies, aunque puede afectar varias articulaciones de forma simétrica. Además, la AR no sólo afecta a las articulaciones, sino que puede producir inflamación de otras estructuras del aparato locomotor como los tendones; e incluso puede afectar otros órganos diferentes como es el caso de los pulmones (esto no ocurre con la artrosis).
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Tratamiento de la artritis reumatoide
"No existe tratamiento curativo, pero tenemos fármacos que permiten controlar el proceso inflamatorio y así, prevenir el daño en el hueso, la deformidad y otras complicaciones derivadas", añade la reumatóloga. Asimismo, explica que la AR requiere de controles analíticos y clínicos periódicos por el reumatólogo. "Se disponen de diferentes líneas de tratamiento: fármacos modificadores de enfermedad clásicos (FAMEc), como el metotraxate o la leflunomida; fármacos biológicos (FAMEb) que se dirigen a dianas específicas que intervienen en la inflamación para bloquearlas, y fármacos sintéticos dirigidos a diana especificas (FAMEsd)".
La aparición de las nuevas opciones terapéuticas y las estrategias que se han llevado a cabo para conseguir un diagnóstico precoz han cambiado el pronóstico de esta enfermedad.
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