Desde el inicio de la pandemia, estamos aprendiendo mucho sobre cómo funciona nuestro sistema inmunológico para defenderse de los virus. Hemos conocido qué son los anticuerpos y cómo actúan, incluso, nos hemos hecho test de farmacia o en el laboratorio para determinar qué grado de protección tenemos de forma natural o por las vacunas. Últimamente, además, hemos sabido, que haber estados expuestos a otros coronavirus responsables del catarro común puede proporcionar a nuestro organismo inmunidad cruzada, gracias a las células memoria o linfocitos T.
Pues bien, podemos saber si tenemos este tipo de defensas gracias a los test de inmunidad celular y para saber cómo se desarrolla y cómo funcionan estos tests, hablamos con varios expertos. Comenzamos con el investigador y científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Balbino Alarcón. Él nos hablará de qué es la inmunidad celular y cómo nos protege de la COVID-19.
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¿Qué es la inmunidad celular?
La inmunidad contra virus y bacterias infecciosas está mediada por linfocitos B, que producen anticuerpos que se unen a los virus y los neutralizan, y por los linfocitos T que son los mediadores de la inmunidad celular. Los linfocitos B reconocen proteínas completas procedentes de los virus y bacterias patogénicas y en respuesta producen anticuerpos que se unen fuertemente a esas proteínas haciendo que no sean funcionales. Si la proteína del virus es por ejemplo la proteína S (de Spike) del SARS-CoV-2 la unión fuerte de un anticuerpo puede provocar que esa proteína no funcione y, por lo tanto, que el virus no pueda entrar en las células e infectarlas.
Los linfocitos T no reconocen proteínas completas sino fragmentos de las proteínas. Esos fragmentos (péptidos) se unen en las células infectadas a proteínas de las células que se denominan del complejo principal de histocompatibilidad (MHC, muy conocido por estar implicado en el rechazo de transplantes) y los linfocitos T reconocen el conjunto formado por proteínas MHC de las células unido a péptidos del virus.
Se llama inmunidad celular porque los linfocitos T no producen sustancias, como los anticuerpos, que se secretan e inactivan al virus, sino que son las propias células, los linfocitos T, las que median el efecto. Una de las formas de los linfocitos T de producir inmunidad celular es en la forma de lisar (matar) las células infectadas con el virus. De esa forma, al matar a las células infectadas, el virus no puede replicarse y propagarse a otras células.
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¿Cómo se desarrolla?
La inmunidad celular se activa tras la detección por parte de los linfocitos T de células infectadas que portan en su exterior, en su membrana, proteínas MHC propias unidas a fragmentos (péptidos) de proteínas del virus. La identificación de esos péptidos extrañas enciende la alarma y hace que los linfocitos T se activen y se alerte no sólo la respuesta celular sino la respuesta humoral (por anticuerpos) también.
La activación de los linfocitos T es imprescindible para desarrollar una respuesta inmunitaria contra el virus, incluyendo la producción de anticuerpos. Sin embargo, los linfocitos T no son suficientes, se necesita también la activación de linfocitos B para la generación de anticuerpos. La respuesta celular producida por linfocitos T puede erradicar las células infectadas y parar la replicación del virus, pero la respuesta humoral puede incluso prevenir la entrada de virus en las primeras células (por ejemplo de la mucosa nasal) y abortar la replicación del virus justo al principio.
¿La vacuna puede crear la misma inmunidad?
Las vacunas, al igual que la infección directa por el virus, en cualquiera de sus variantes, activa tanto la respuesta humoral (linfocitos B) como la respuesta celular (linfocitos T), activando la producción tanto de anticuerpos contra la proteína S como de respuesta celular citotóxica (la que mata a las células infectadas). Sin embargo, la respuesta inmunitaria tanto humoral como celular contra el virus es más amplia que contra las vacunas simplemente porque el virus tiene muchas más proteínas aparte de la S.
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¿Cómo se mide la inmunidad celular y humoral?
Se puede medir la inmunidad celular mediante complicados métodos de laboratorio. Sin embargo, la inmunidad humoral se mide de una forma precisa y rápida con tests como el desarrollado por el CSIC y VITRO. Las inmunidades celular y humoral van acompañadas y tener una inmunidad humoral alta está relacionado con tener una inmunidad celular también eficiente.
Laura de Miguel, directora técnica de laboratorio en Synlab nos amplía, con su conocimiento, cómo funcionan estos test para detectar la inmunidad y por qué nos pueden servir de ayuda.
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¿Cómo se realiza un test de inmunidad celular?
Es una técnica que se realiza a partir de una muestra de sangre en determinados laboratorios. Por parte del paciente, no requiere ninguna preparación y este puede acudir al centro de extracción sin estar en ayunas. A partir de un valor determinado de IFN-gamma, se considera que la respuesta celular ó grado de estimulación de linfocitos T de la persona es positiva. La inmunidad celular (estimulación de linfocitos T) y humoral (producción de anticuerpos), son dos mecanismos defensivos que se ponen en marcha cuando un agente extraño, como el virus SARS-CoV-2, las estimula.
No es una prueba que se pueda estandarizar para la población general como, por ejemplo, los tests de antígenos o los de anticuerpos que hemos podido comprar en la farmacia, ya que requiere un procesamiento preanalítico de la muestra de sangre que se extrae al paciente y un análisis posterior en un aparato de laboratorio. El paciente puede conocer sus resultados en el plazo de una semana aproximadamente.
Laura de Miguel, de Synlab, nos explica que la información que nos ofrece un test de inmunidad celular, es útil para saber la protección a largo plazo, ya que aún no sabemos la durabilidad de los anticuerpos inducidos por el virus SARS CoV-2 y según señala, aún no se han establecido los títulos de anticuerpos que indiquen cuál es este grado de protección. "No sabemos aún qué rangos nos protegen", apunta. Eso sí, si tu inmunidad celular es positiva, la protección frente a la COVID-19 es más duradera. En definitiva, te ofrece una información complementaria a los anticuerpos.
Como estamos viendo, debido a aparición de diferentes variantes, nos seguimos contagiando, pero, afortunadamente, esta sintomatología es más leve.
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¿Si tenemos inmunidad celular debemos vacunarnos?
En este sentido, Laura de Miguel sostiene que, en la medida de las posibilidades, el escenario más adecuado sería la personalización de la vacunación. "Lo ideal sería que antes de ponernos la siguiente dosis pudiéramos medir nuestro nivel de anticuerpos y de inmunidad celular, además de que se establezcan unos rangos a partir de los cuales saber si esa protección es óptima". Para comprenderlo mejor nos pone el ejemplo de la vacunación para la hepatitis B.
"Establecidos por la Organización Mundial de la Salud, existen unos rangos que determinan si tu inmunidad frente a esta patología es leve o moderada o si estás suficientemente protegido. De esta manera, es posible determinar quién puede necesitar una dosis de recuerdo y quién no. Estos rangos se han establecido gracias a numerosos estudios poblacionales que se han realizado a lo largo de los años. Y es lo que probablemente ocurrirá con la COVID-19 con el tiempo ".