Te haces unos análisis después de las comilonas navideñas y aparece un compañero inesperado, el colesterol. Unas cifras elevadas pueden derivar en problemas de salud. “La hipercolesterolemia es la dislipemia más frecuente y existe cuando la cifra de colesterol en sangre supera los 200-240 mg/dl. Un colesterol alto o hipercolesterolemia puede derivar en arteriosclerosis, una alteración que puede llegar a obstruir los vasos sanguíneos con la reducción del flujo circulatorio. Supone un importante factor de riesgo cardiovascular, pues representa el 50% de la mortalidad en países desarrollados y conlleva un aumento de colesterol LDL, conocido como ‘malo’, y un descenso del HDL, el ‘bueno’. Además, los triglicéridos, en menor medida, también aumentan con la hipercolesterolemia”, apunta el doctor Alberto García Valdés, jefe de Endocrinología y Nutrición del Hospital San Francisco de Asís y miembro de Top Doctors.
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¿Cuáles son las cifras recomendables?
Le preguntamos al doctor y nos confirma que, en general, se puede decir que los niveles de colesterol total en sangre deben de estar algo menos, o como máximo, a 200mg/dl, pero lo más importante son las fracciones de colesterol, las conocidas como buena (HDL) y mala (LDL). “El punto más importante dentro de los valores de colesterol es saber cómo está la proporción entre estas 2 fracciones y también alguna más que forma parte más bien del malo que del bueno, que sería la VLDL. Todas estas fracciones se reflejan en un índice que se llama índice aterogénico. Dicho índice es un modelo práctico de información e indica según el valor del índice que tiene que ver con esas fracciones de colesterol si es correcto, incorrecto o cómo se encuentra”, nos comenta.
Y añade que, por otra parte, hay que tener en cuenta que los valores de colesterol dependen también de las personas, de la edad, hábitos, sobrepeso, obesidad, alteraciones metabólicas o también de la hipertensión arterial. “Por eso, siempre la valoración de los datos de colesterol tiene que proceder por profesionales con experiencia, no tanto en la valoración de los datos de manera fría, sino de personas que tratan todas sus propias características y las mejoran, si no, no son de tipo correcto. Esto ayudará a mejorar las fracciones de colesterol señaladas”, apunta.
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¿Es una enfermedad con síntomas?
Aunque puede pasar desapercibido la mayor parte de las veces, nos planteamos cuáles son las señales que nos pueden indicar que tenemos el colesterol alto. “Hay que señalar que el colesterol es una enfermedad silenciosa. Esto quiere decir, que sus alteraciones no se exteriorizan en síntomas concretos. Cuando la elevación y las situaciones cardiovasculares unidas van avanzando, es decir, cuando la elevación del colesterol es crónica, pueden abrir una sintomatología variada diversa: cansancio, dolores erráticos en el cuerpo, trastornos digestivos, digestiones pesadas, estreñimientos, descomposiciones... Sin embargo, es poco valorable porque puede ocurrir en otras situaciones diversas”, nos detalla el doctor, que matiza que cuando realmente produce sintomatología clara es cuando ya produce alteraciones de tipo vascular. “Por ejemplo, por obstrucción de las arterias de algún tipo cardiovascular o isquemias cardíacas de cualquier nivel. También hinchazones, edemas... Estas suelen ser las más frecuentes”, nos explica.
Y añade que entre los factores que pueden influir en su aparición están los siguientes:
1- Tener sobrepeso.
2- Tener obesidad.
3- La diabetes mellitus.
4-La hipertensión arterial.
5- Las situaciones de estrés.
6- Poca actividad física.
Mantener unos buenos hábitos
¿Pueden nuestros hábitos ayudarnos a mantener las cifras de colesterol bajo control? “El buen estado de salud va unido a la práctica de la actividad física adecuada a cada persona. Estas acciones no sólo mejoran mucho los niveles alterados de colesterol, sino que consiguen notables mejoras circulatorias, respiratorias, metabólicas, musculares, disminuyen el estrés y mejoran el equilibrio hormonal”, nos cuenta.
Y añade que, en cambio, también hay que mantener una alimentación equilibrada que ayude a subir el colesterol HDL o “colesterol bueno”, con alimentos como:
- Verduras, frutas y hortalizas
- Pescado blanco y azul
- Aceites de oliva o girasol
- Maíz-frutos secos en crudo (nueces, avellanas, almendras, cacahuetes)
- Cereales integrales
- Huevos (2 o 3 a la semana)
- Agua, zumos naturales sin azúcar.
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¿En qué casos es necesario recurrir a la medicación?
El doctor nos explica que se debe recurrir a la medicación cuando se ha intentado disminuir por los medios preventivos razonables, es decir, mantener el peso más adecuado, a su vez a través de una dieta correcta y equilibrada; beber suficiente agua...y también evitar situaciones de estrés (realizando yoga, meditación, pilates.) Y si después de todo esto no se mejora, hay que recurrir a la medicación, iniciando con dosis no muy elevadas y ajustándose posteriormente para cada persona.
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Colesterol genético
¿Y en el caso del colesterol que conocemos como genético, cuál debe ser nuestra forma de actuar en ese caso? “Hay que destacar que las causas de que se eleve el colesterol, una proporción muy alta, son de tipo mixto, es decir, tiene una parte emocional y personal y otra de carácter genético. Si hay unos parientes próximos que tienen el colesterol muy elevado, la forma de actuar es parecida que con otro tipo de colesterol. Se tiene que mejorar todo lo posible las condiciones que favorecen la relación de colesterol en su modo de vida y luego comenzar con medicación, mediante una previa evaluación y conseguir que el colesterol disminuya”, concluye el doctor.
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