Este lunes marca, para la gran mayoría, la vuelta definitiva a la rutina tras el paréntesis navideño. Un lunes de enero en el que todo retoma de nuevo su ritmo, ya sin luces, villancicos o comidas copiosas. ¿Por qué nos cuesta tanto adaptarnos a la vuelta a la rutina tras un periodo de vivencias intensas mezcladas con momentos de descanso, como puede ser la Navidad? “Conviene matizar que habrá personas que disfrutarán de la vuelta a la rutina, mientras que a otras les costará más. Para cada uno de nosotros, la rutina diaria significa emocionalmente algo distinto. Hay para quien la rutina es tranquilidad y estabilidad… mientras que para otras personas será aburrimiento y falta de libertad”, comienza explicándonos la psicóloga Montse Marsà de mundopsicologos.com. “Dicho esto, podría explicar que algunos factores que llevan a dificultarnos la vuelta a la rutina pueden ser los siguientes”, nos dice:
-Cuando a una persona no le gusta y no disfruta de su trabajo.
-Cuando no tiene una motivación para la vuelta de enero.
-Cuando no ha proyectado unos objetivos de cara al nuevo año o de cara a ser una mejor versión de sí mismo.
-O también cuando esas vivencias intensas de la Navidad han significado una conexión muy profunda con uno mismo que no pueden experimentar en la etapa de rutina.
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Reajustar horarios y rutinas
Reajustar nuestros momentos de descanso al ritmo del día a veces es uno de los principales hándicaps con los que nos encontramos. “Es totalmente cierto. Los adultos debemos ajustarnos a ese binomio placer-deber. Y lamentablemente, y dependiendo de la etapa evolutiva del adulto en cuestión, nos encontramos muchas veces que el binomio no existe o que incluso no hay un equilibrio entre ambos. Esto se combina con que no nos han enseñado a cuidarnos a nosotros mismos y a tener momentos de mirada hacia uno mismo. Cuidarnos a nosotros mismos, dándonos espacios de cuidado, diciendo que no… es visto como un “acto egoísta” y eso lleva a que desconectemos de nuestras necesidades básicas y nos centremos en otras cosas”, apunta la psicóloga.
Por eso, en su opinión, es muy importante, para una buena salud mental, tener pequeños espacios para uno mismo donde descansar, mirarse, cuidarse… porque si lo hacemos, nos estaremos validando y reconociendo como personas únicas y valiosas que somos. “No obstante, estos momentos de descanso y de cuidado sí que los tenemos muy asociados a las Navidades (y a un período de vacaciones), por lo que en concreto serán los momentos que más nos costarán aplicar a nuestra rutina”, comenta.
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Una etapa complicada
Nos preguntamos si el comienzo del año es, además, una etapa especialmente complicada desde el punto de vista psicológico. “Depende de cada persona y de lo que signifiquen estas fechas para esa persona. Hay personas en que su ‘comienzo del año’ es después de vacaciones, en lo que podríamos llamar ‘la vuelta al cole’, mientras que para otras personas ese comienzo de año será ahora en enero”, matiza. Y añade que “a nivel psicológico el comienzo de año es una oportunidad para revisarnos a nosotros mismos y reflexionar hacia dónde queremos ir. Y para ello, hay que conectar con aquello que no nos gusta, cosa que nos hace daño emocionalmente y nos incomoda. Para algunas personas las Navidades despiertan heridas emocionales que durante el año ‘pasan desapercibidas’ o a las cuales no deben enfrentarse, por lo que el comienzo de año puede iniciarse desde unas emociones negativas como la tristeza, pena, rabia, melancolía… Pero para otras personas el comienzo de año será energía, alegría, motivación… como una manera de iniciar un nuevo ciclo y cerrar la etapa anterior”.
Consejos útiles para cuidar el bienestar emocional
¿Qué consejos daría para afrontar la vuelta de las vacaciones cuidando del bienestar emocional? En opinión de la psicóloga, ante la vuelta a la rutina podemos ayudarnos con los siguientes pasos:
-Un aspecto importantísimo es la aceptación. Tengo que aceptar emocionalmente que la vuelta a la rutina tiene un sentido y que nos encontramos en un momento a nivel evolutivo en el que esta idea de "volver a la rutina" tiene mucho peso.
-Después de un período de vacaciones, tómate un par de días antes de regresar a la rutina para organizarte, prepararte, recordar los pasos que deberás volver a repetir cada día... Así te estarás proyectando mentalmente en la rutina.
-Además de organizarte y planificar tu vuelta, puede ayudarte mucho si retomas pequeñas rutinas esos días previos: rutina de comidas, la hora de irte a dormir, etc.
-Y como se sabe, los hábitos tienden a encadenarse unos con otros. Esto significa que volver a la rutina es una oportunidad para también retomar los hábitos de vida saludables que nos ayudan a tener un bienestar físico y emocional. Así que puede ayudarte también retomar algún hábito que tengas asociado a la rutina como puede ser el deporte, la comida sana, la lectura, etc.
Volver con optimismo
Una de las claves es volver a la rutina desde una perspectiva optimista. “Yo diría que desde una perspectiva optimista pero entendiendo el por qué y sabiendo de sus beneficios. Y es que la rutina nos da seguridad y estabilidad. Si yo sé que cada día tengo que ir al trabajo, esto ayuda a que mi cerebro pueda dedicar su energía a otros momentos desconocidos o imprevistos.
No obstante, añadiría que no solo es importante volver a la rutina, sino que también es importante añadir (dentro de lo posible), pequeñas ilusiones o pequeños retos semanales. Porque si bien la rutina nos da seguridad y estabilidad, también nos ‘quita la posibilidad de experimentar emociones nuevas, y es por ello que dentro de la rutina, también nos ayudará darnos momentos nuevos y pequeñas ilusiones”, sugiere.
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Listas de propósitos, ¿son eficaces?
Hay muchas personas que marcan sus propósitos en una lista en estos primeros días del año. Algunos de ellos se quedan en nada cuando pasan apenas unas semanas. “Pueden ayudarnos, sí, pero sin que se vuelva algo obsesivo. Plantearnos propósitos y proyectarnos de cara a un nuevo año es una buena manera de mirar a uno mismo y reflexionar si estamos en el lugar en el que queremos estar o reflexionar de si somos esa persona que nos gustaría ser. Podemos proyectarnos a futuro e imaginarnos cómo nos gustaría vernos en un año, pero también debemos ser capaces de flexibilizarnos y cambiar nuestra proyección si los planes cambian o nos damos cuenta de que no son adaptativos para nuestra realidad”, cuenta la psicóloga.
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¿Rutina igual a aburrimiento?
Uno de los problemas puede ser que en ocasiones relacionamos rutina con aburrimiento. “Ponemos nuestro foco de atención en que cada día hacemos lo mismo, lo cual para nuestro cerebro tiene algo muy positivo, y es que no va a ‘gastar energía en pensarlo’. Y el hacer cada día lo mismo puede ser aburrimiento, pero también puede ser tranquilidad, seguridad, paz… Siento que actualmente, y debido a los ritmos que llevamos, es importante entender la rutina como algo que nos aporta seguridad y estabilidad, y que también debemos ponernos momentos de ‘gasto de energía’ con pequeños retos y pequeñas ilusiones. Nuestro cerebro necesita estímulos, como humanos necesitamos sentir… y eso nos lo dará tanto la rutina como el permitirnos salir de ella”, explica Montse Marsà. Pero por otro lado, también hay quien dice lo de 'bendita rutina'. ¿Es normal echarla de menos? “¡Por supuesto! Como decía, hay personas a las que las rutinas les da muchísima seguridad y estabilidad, y hay a quienes viven los períodos de vacaciones con estrés y sienten como que están en ‘descontrol’. Como he comentado, todos somos únicos e individuales, por lo que viviremos y sentiremos las rutinas de maneras diferentes, pero al mismo tiempo, todas válidas”, concluye.
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