Lo primero que tenemos que tener en cuenta cuando hablamos de anticoagulantes son los datos: en España hay aproximadamente un millón de personas anticoaguladas, la mayoría por presencia de fibrilación auricular con factores de riesgo protrombóticos. “El tratamiento clásico es con los antivitamina K, cuyos principales ejemplos son la Warfarina y el acenocumarol (Sintrom). Más de medio millón de personas están tratadas con antivitamina K en nuestro país”, detalla el Dr. Juan José Gómez Doblas, vicepresidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). El control de estos pacientes es fundamental para evitar problemas. Y no siempre se realiza de forma efectiva. Algunos estudios descriptivos han revelado que un 48,26% de los pacientes con fibrilación auricular no valvular y tratamiento anticoagulante oral con antivitamina K tenían un mal control. “Estas personas se enfrentan a una mayor probabilidad de sufrir eventos como ictus y hemorragias que las personas con un buen control de la anticoagulación”, recuerda el vicepresidente de la SEC, que añade, además, que los pacientes con mal control tienen una peor calidad de vida y mayores pérdidas de productividad.
Hay, eso sí, otras opciones de tratamiento, como es el caso de los anticoagulantes por vía subcutánea o IV, como las heparinas. Y desde hace 10 años aproximadamente también están disponibles los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD), que demuestran un elevado grado de seguridad y, además, son más cómodos para el paciente. Tienen "en general con mejor eficacia y seguridad, sin necesidad de controles frecuentes de coagulación y menos interacciones con alimentos y fármacos”, indica el doctor Iñaki Lekuona, Jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Quirón Salud Bizkaia (País Vasco)., que no ha de realizarse controles de manera tan periódica.
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Consejos para mantener la anticoagulación bajo control
Pero hasta que mejore ese acceso más generalizado a esta nueva generación de anticoagulantes, es fundamental mantener un control exhaustivo de los niveles de coagulación. Los pacientes anticoagulados lo saben bien. ‘Tengo que hacerme el sintrom’ es una frase bien conocida para ellos. Se trata de realizar la medición del indicador llamado INR, que indica cómo se encuentra la anticoagulación sanguínea. Tal y como detallan los expertos, lo óptimo es que esta se mantenga en un rango entre 2 y 3. Y es que si se sitúa por debajo de este rango se eleva el riesgo de ictus, mientras que si se mantiene por encima aumentan las posibilidades de que se produzca una hemorragia.
Para mantener los niveles de anticoagulación bajo control, la FEC ofrece esta serie de recomendaciones:
- Hay que tomar siempre el anticoagulante a la misma hora (de esa forma, se evitarán olvidos) y la dosis exacta pautada por el médico para cada día. No hay que cambiar nunca la dosis por nuestra cuenta.
- Puede ocurrir que algún día olvidemos tomar la dosis a la hora acostumbrada. Si esto sucede y nos damos cuenta a lo largo de ese mismo día, conviene tomarla lo antes posible. Pero si no nos acordamos hasta el día siguiente, hay que mantener la dosis que le toca; es decir, no hay que variarla por nuestra cuenta, ni tomar el doble, pero eso sí, es importante informar al médico de nuestro olvido.
- Hay que tener en cuenta que el ácido acetilsalicílico, sus derivados y los medicamentos que lo contienen (muchos preparados antigripales) aumentan el efecto de los anticoagulantes y el riesgo de sangrado.
- Precisamente por el mismo motivo (riesgo de sangrado), no se deben tomar antiinflamatorios en general, ya que interfieren con el tratamiento de forma importante. En el caso de tener dolor o fiebre, sí que se pueden tomar otros medicamentos, como metamizol o paracetamol.
- Puede que necesitemos medicación para otras patologías. En ese caso es muy importante comunicar tanto la retirada como el inicio de la toma de otros medicamentos.
- Están prohibidas las inyecciones profundas, por ejemplo, intramuscular o intraarticular.
- Hay que evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
- Hay pruebas diagnósticas que pueden causar sangrado. Por eso, ante cualquier extracción dental o pruebas exploratorias invasivas (endoscopia, colonoscopia, biopsia) es importante explicar que tomamos anticoagulantes e informar con una semana de antelación a nuestro centro de hemostasia o médico responsable.
- Hay que tener precaución también en el embarazo, por lo que en el momento en el que se sospeche que se está embarazada, hay que comunicarlo al médico que nos e controla la coagulación.
- Y, por último, también puede influir lo que comemos. En concreto, la vitamina K puede interferir con los anticoagulantes. Por ello hay que prestar especial atención a las verduras de hoja verde oscuro (espinacas o acelgas), las coles (brócoli, repollo o coles de Bruselas) y los productos vegetales fermentados (chucrut o té verde).
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