Los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), como la anorexia y la bulimia, son trastornos psicológicos graves que conllevan alteraciones de la conducta alimentaria. La persona afectada muestra una fuerte preocupación por su peso, la imagen corporal y la alimentación, entre otros. Debido a estas alteraciones alimentarias, se pueden desencadenar enfermedades físicas importantes y, en casos extremos, pueden llegar a provocar la muerte (siendo las causas más frecuentes el suicidio o la desnutrición), según nos explican desde la Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia (ACAB) que alerta de que los casos de estos trastornos se triplicaron en 2020 con 5.000 nuevos demandantes de ayuda, por los 1.900 de 2019.
No sentirse a gusto con el cuerpo es uno de los factores de riesgo de sufrir estos problemas. En este sentido, un 70% de los adolescentes dice sentirse a disgusto con su cuerpo. Y se calcula que haya unas 400.000 personas en todo el país que padezcan un TCA. Las redes sociales han contribuido a ello.
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¿Qué causa la anorexia y la bulimia?
Desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recuerdan que son trastornos de origen multifactorial (biológico, psicológico, familiar y sociocultural) y que la pauta para que sean considerados como tal es que se trate de un comportamiento prolongado en el tiempo, que cause un daño significativo a la salud y/o capacidad física y que repercuta, además, en las relaciones sociales de la persona que lo padece. Los TCA “suponen la tercera enfermedad en frecuencia, tras el asma y la obesidad, entre las adolescentes, y la alteración psiquiátrica más común en mujeres jóvenes”, destaca Ana Zugasti, vocal del área de comunicación de la SEEN.
Las señales que nos pueden alertar de que una persona sufre uno de estos trastornos de la conducta alimentaria, según nos cuenta Montse Sánchez Povedano, psicóloga clínica especialista en TCA, son:
Estado de ánimo:
- Insatisfacción personal constante
- Estado depresivo e irritable
- Cambios de humor frecuentes
- Disminución de las relaciones sociales, tendencia al aislamiento
- Dificultad de concentración
Relación con la comida:
- Utilización injustificada de dietas restrictivas
- Interés por cocinar para los demás y controlar la alimentación
- Poner excusas para no comer (ya he comido fuera,…)
- Sentimiento de culpa por haber comido
- Comportamiento alimentario extraño
- Encerrarse en el WC después de comer
Relación con el peso y ciclo menstrual:
- Pérdida de peso injustificada
- Miedo exagerado al sobrepeso
- Vómito autoinducido
- Uso de laxantes o diuréticos
- Falta de menstruación o menarquía
Relación con la imagen corporal:
- Percepción o queja de tener un cuerpo obeso
- Intentos de esconder el cuerpo (ropa ancha, evitar el bañador o la playa,…)
Relación con el ejercicio físico:
- Ejercicio físico excesivo o caminar mucho
Un tratamiento adecuado puede curar estos casos. Este puede ser farmacológico y psicoterapéutico. En ocasiones,es necesario el ingreso hospitalario. La implicación de la familia y del entorno también es esencial. Asimismo, hay técnicas complementarias que pueden incrementar la probabilidad de superar un trastorno de la conducta alimentaria. Es el caso del yoga.
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Los beneficios del yoga
El yoga permite a los pacientes experimentar sus cuerpos de una manera nueva. Al vivir en una sociedad que valora más cómo te ves que cómo te sientes, los pacientes con trastornos alimentarios a menudo se relacionan con el cuerpo como un adorno, suelen experimentar una imagen corporal negativa y distorsionada. El yoga fomenta la autoaceptación y la paz. Ayuda a los practicantes a experimentar su cuerpo de una manera diferente. En lugar de centrarse en su apariencia externa. También, ayuda a los practicantes a experimentar sus cuerpos de manera interna, consciente y sin juzgar. El yoga puede ayudar a mejorar la imagen corporal. Combinado con la alimentación consciente, reduce los atracones entre los pacientes adultos con trastorno por atracón.
“El yoga incorpora las prácticas de relajación, atención plena y estrategias de respiración. Todas estas prácticas son tratamientos respaldados empíricamente para la ansiedad, que es un componente común de los trastornos alimentarios”, explica Cayetana Rodenas.
- Tranquiliza la mente: el yoga estimula a tranquilizar la mente y hacerla más lenta para respirar y relajarse. Esto ayuda a reducir la tensión y la ansiedad.
- Te mantiene en el presente: al enfocarse en el momento presente, en lugar de cuándo hacer ejercicio, qué / cuánto comer, es posible volverse más consciente y tranquilo.
- Conecta el cuerpo con el yo: A través de varias posturas y técnicas de respiración, el yoga permite reavivar la conexión entre la mente y el cuerpo.
- Permite la apreciación del propio cuerpo físico: un elemento clave de la anorexia es la distorsión y la insatisfacción de la imagen corporal. El cuerpo se ve solo por sus dimensiones. Sin embargo, ¡es mucho más! Es una hermosa embarcación que nos permite emprender el viaje que la vida nos ofrece. Al practicar estiramientos, equilibrio y poses, la persona se ve obligada a ver el cuerpo desde una perspectiva diferente. En lugar de observar qué es, la atención se centra en lo que puede hacer y en lo increíble que es.
- Sirve como una forma de romper con la rutina estricta: El yoga empuja al individuo a romper con ese régimen y concentrarse en algo mucho más dinámico: la mente y el cuerpo.
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