Se dice que en verano ganamos, de media, unos 3 kg. Pero en invierno también engordamos y no solo en Navidad. "En este periodo del año con el frío la sensación de hambre es mayor y generalmente hay cierta tendencia en aumentar las cantidades de alimentos, y como consecuencia el peso se ve incrementado. Las reuniones familiares o de amigos en torno a la comida suelen aumentar en invierno. Además, la compra de embutidos, dulces o alimentos más azucarados también se ve incrementada", explica Lourdes de la Bastida, nutricionista del Hospital Quirónsalud Córdoba.
La entrenadora personal y experta en Nutrición, Crys Díaz, recuerda, no obstante, que hecho de engordar o no se da cuando ingerimos más calorías de las que consumimos, ya sea invierno o verano. Bien es cierto que, debido al frío, nuestro organismo tiene que regular su temperatura. Sin embargo, no es el frío la causa, sino el descenso en la temperatura de nuestro cuerpo.
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¿Qué hacemos para no engordar?
Lo más importante es "llevar un estilo de vida saludable, alimentándonos adecuadamente e intentando que los momentos de ocio sean más activos como por ejemplo: ir a patinar, montar en bicicleta, hacer senderismo... En las comidas fuera de casa, es mejor elegir preferentemente alimentos sin mucha elaboración como el marisco, carnes asadas, pescados al horno y parrillada de verduras, las cremas o sopas también pueden ser una buena opción. Es mejor intentar combinar estos platos con agua y reducir al mínimo el consumo de alcohol", aconseja Lourdes de la Bastida
En cuanto a los ejercicios que podemos realizar en esta época del año para cuidar de nuestra figura, la nutricionista del Hospital Quirónsalud Córdoba, aconseja empezar a caminar de tres a cuatro veces por semana y mantenerse más activo durante el día si se es sedentario. Si se está acostumbrado a hacer deporte, la combinación de ejercicios de cardio más fuerza o introducir sesiones de HIIT varias veces a la semana es la opción más acertada.
María García, nutricionista y dietista del Hospital Quirónsalud Málaga, recuerda que para que haya pérdida de grasa, debemos incluir un balance energético negativo. "El ejercicio en sí nos ayuda a aumentar el gasto energético, mientras que a través de la nutrición inducimos un déficit calórico disminuyendo la ingesta". Asimismo, añade, la actividad física es esencial para no recuperar el peso perdido después de un proceso de pérdida de grasa, ya que lo difícil no es perder peso, sino mantener luego esa pérdida. De hecho, la actividad física y el ejercicio pueden ser los determinantes a la hora de no recuperar el peso perdido, incluso más que la dieta.
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Qué hacer con el hambre emocional
Como apunta la exdeportista de élite y embajadora de Marnys, Crys Díaz, "decir que no nos afecta a todos sería absurdo, ya que al igual que intestino y cerebro están íntimamente relacionados, hambre y emoción también". De hecho, los últimos estudios indican que existen hasta 9 tipos de hambre, de los cuales sólo uno es el que conocemos como hambre fisiológico, esa sensación de vacío en el estómago, esas ganas y necesidad de ingerir alimento.
Por el contrario, el hambre emocional, como bien dice la palabra, está estrechamente ligada a las emociones, ya que muchas veces comemos porque pensamos que nos hace sentir mejor, o porque nos produce ese placer. Influye, sí, pero no es justificación de comer sin sentido y de forma descontrolada. Cuidarnos de dentro a fuera es la clave.
Como señala la experta, "lo ideal sería identificar de dónde nos viene esa pequeña ansiedad, cuál es la causa o el origen y buscar una solución que no sea a través de la comida. Deporte, respiración, aire libre… Buscar otras actividades que también nos produzcan esa sensación positiva. Nada como el deporte para reconocer y gestionar las emociones de forma sana y positiva".
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Otros hábitos que nos ayudarán a no engordar en invierno
- Desconectarnos de la báscula y valorar la evolución de la salud en otros aspectos como el perímetro de cintura, cómo nos encontramos con nuestra propia ropa, si estamos realizando ejercicio físico o comiendo adecuadamente, entre otros, nos puede ayudar a estar más sanos y, por lo tanto, estabilizar el peso.
- Evitar las dietas restrictivas y plantear objetivos concretos que se puedan llevar a cabo a corto plazo. Por ejemplo, un buen objetivo podría ser “tomar solo un vaso de refresco al día” en personas que toman un litro diariamente, en vez de prohibir directamente su consumo.
- Aprender a disfrutar de la comida sana, realizando recetas saludables y atractivas que nos faciliten mantener este cambio durante más tiempo.
- Tener alternativas de ejercicio físico para hacer en casa los días de lluvia y no podamos o queramos salir, también nos ayuda a estar más activos.
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