Los síntomas más conocidos de la diabetes son el aumento de la sed, del apetito, la debilidad o la producción de grandes cantidades de orina. Estas son las señales de la diabetes tipo 1, que suele darse en personas más jóvenes. Los signos de la diabetes tipo 2, sin embargo, son más sutiles en estadíos iniciales (resistencia a la insulina o prediabetes) De hecho, puede pasar inadvertida hasta que se encuentra en una fase más avanzada. Por ello, hay que prestar atención a los cambios que se pueden dar en nuestro organismo y que podrían ser manifestaciones de la presencia de esta enfermedad que, si se detecta de forma muy precoz, puede ser reversible, incluso, sin medicación.
El equipo científico de Melio explica cuáles son esas llamadas de atención de nuestro cuerpo para que nos pongamos en manos del médico y que permiten detectar la diabetes tipo 2 de forma temprana.
Picor
Uno de los síntomas menos conocidos de la diabetes es el picor que puede producir en la piel. Como nos explican los expertos de Melio, esto se debe a que cuando los niveles de azúcar en sangre se encuentran por encima de los valores recomendados, se puede provocar una irritación con el consecuente picor en la piel. Se denomina, médicamente, prurito y algunas de las razones que se esconden detrás de esta desagradable sensación son la infección por bacterias u hongos, la piel seca o la mala circulación. Cuando la diabetes está mal controlada y es de larga evolución también puede aparecer picor en las manos, brazos, piernas y pies, ya que los nervios que llegan a estas partes de nuestro organismo se encuentran afectados. En Medicina recibe el nombre de neuropatía periférica.
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Infecciones
Las personas que sufren diabetes, suelen sufrir alteraciones en el sistema inmunológico. Eso les hace más propensos a sufrir infecciones, sobre todo, las que afectan al tracto urinario, las áreas genitales. De hecho, es frecuente que padezcan vulvitis y vulvovaginitis diabética.
También son frecuentes las infecciones en los ojos, por ejemplo, se pueden producir orzuelos. Otras comunes son los forúnculos que son protuberancias de pus que aparecen debajo de la piel; foliculitis, en las que se infectan los folículos del pelo, e infecciones alrededor de las uñas.
La candidiasis es otro de los síntomas que pueden alertar de una diabetes. Esta infección la produce un hongo y es frecuente en mujeres con la diabetes mal controlada con altos niveles de azúcar en sangre y en las secreciones vaginales. Este hongo produce unas erupciones rodeadas de pequeñas ampollas y escamas. Pueden aparecer tanto en la zona genital, como debajo de los senos, alrededor de las uñas, entre los dedos y en la comisura de la boca.
Ronquidos
En este caso, parece que la relación es inversa, comentan los expertos de Melio. Es decir, los ronquidos pueden aumentar el riesgo de diabetes. La explicación puede estar en los efectos en la salud de estas alteraciones que se producen al dormir. Los ronquidos son producidos por la relajación de la musculatura de la vía aérea durante el sueño que impide el paso del aire de la boca a los pulmones disminuyendo la concentración de oxígeno en la sangre (apnea obstructiva del sueño). Esta disminución de los niveles de oxígeno puede alterar el metabolismo de la glucosa e induce la liberación de unas moléculas llamadas citoquinas proinflamatorias que parecen correlacionarse con la resistencia a la insulina y dónde niveles muy elevados conllevan un mayor riesgo para padecer diabetes.
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Problemas cutáneos
La diabetes también puede ocasionar afecciones en la piel como, por ejemplo, la acantosis nigricans. Se trata de un trastorno dermatológico que se encuentra presente en hasta un 74% de los pacientes adultos obesos y está asociada a la hiperinsulinemia (la resistencia a la insulina induce la producción elevada de esta hormona como mecanismo de compensación).
De aspecto aterciopelado, se presenta en forma de manchas de apariencia bronceada o marrón en los lados del cuello, las axilas y la ingle. A veces también salen en las manos, codos y rodillas.
Además, existen otras múltiples afecciones cutáneas relacionadas con la diabetes no controlada como son el xantoma eruptivo (brotes de pápulas amarillos en nalgas, codos y rodillas) o la rubeosis facial, caracterizada por un enrojecimiento facial que aparece en un 3-5% de los pacientes con diabetes. Estas afecciones cutáneas, sin embargo, suelen desaparecer cuando se restablece el control de la diabetes.
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Problemas en el cuero cabelludo
La dermatitis o caspa seborreica es una enfermedad común de la piel que afecta a zonas ricas en glándulas sebáceas como son el cuero cabelludo, la cara y el tórax. Se presenta en forma de escamas de piel de color blanco o amarillo (caspa) y con aspecto untuoso. Se han identificado varios factores causales para el desarrollo de esta afección, destacando la infección por un hongo llamado Pityrosporum ovale. Este hongo forma parte de la microbiota del cuero cabelludo, pero puede crecer de forma excesiva generando una infección cuando se produce una bajada de las defensas, como suele ocurrir en el caso pacientes diabéticos con alteraciones en el sistema inmune, o tras una seborrea grave que altera el microecosistema de la zona capilar.
Problemas en la visión
La retinopatía diabética es una complicación de la diabetes y una de las causas principales de la ceguera. Ocurre cuando la diabetes daña los pequeños vasos sanguíneos de la retina, que es el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo. La diabetes provoca que se vayan obstruyendo pequeños vasos sanguíneos, lo que hace que se bloqueen y se creen otros vasos nuevos que tienen unas paredes muy frágiles y que pueden romperse en etapas avanzadas de la enfermedad. Esta afección aparece en pacientes con diabetes de larga duración o mal controlada. Los estadíos iniciales de la retinopatía pueden ser asintomáticos, pero según avanza la enfermedad puede ocasionar una pérdida severa de visión e incluso la ceguera.
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