Hay personas que afrontan mal los meses de frío y que ven cómo sus problemas de salud pueden incluso empeorar. “Lo cierto es que la bajada de temperaturas suele llevar consigo una bajada de defensas, ya que los cambios bruscos de temperatura debilitan el sistema inmune y somos más propensos a sufrir infecciones. Y si, además, ya existe una patología de base, puede verse afectada también por la bajada de la temperatura”, nos cuenta la farmacéutica Mar Sieira.
Teniendo esto en cuenta, la especialista recomienda una serie de consejos para estos meses en los que el frío será nuestro compañero, como “que intentes no exponerte demasiado al frío, y que cuides mucho la higiene de manos y la distancia social, sobre todo si no quieres exponerte en exceso a las enfermedades de tipo respiratorio. Puedes ayudarte de suplementos nutricionales y vitaminas para aumentar las defensas, así como tomar infusiones y bebidas calientes que te ayuden a atemperar el organismo. Es muy importante que mantengas un óptimo nivel de hidratación, tanto ingiriendo agua (o infusiones), como mediante cosméticos que te permitan reforzar la función barrera de la piel para afrontar con éxito los meses más fríos del año”, nos explica la experta, que resume, además, algunos de los problemas que pueden verse afectados cuando los termómetros se desploman.
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Enfermedades reumáticas y trastornos musculares
Muchos pacientes con enfermedades reumáticas reconocen que notan mayor dolor ante las bajas temperaturas. Probablemente se deba a que el frío induce contracción muscular, que al ser mantenida en el tiempo, pueda generar nuevas contracturas musculares, lo que hará que la sensación de dolor aumente.
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Patología cardíaca
La exposición al frío produce el aumento de la tensión arterial y de la frecuencia cardíaca, factores que obligan al corazón a realizar un esfuerzo mayor. En este caso, si la enfermedad es de tipo obstructivo, los vasos sanguíneos coronarios van a ver su funcionamiento comprometido, pudiendo desencadenar episodios isquémicos (angina de pecho o infarto de miocardio), arritmias e insuficiencia cardíaca en personas que padecen trastornos del corazón.
Alergia al frío o urticaria
Se caracteriza por la aparición de picor, enrojecimiento de la piel y aparición de habones en respuesta a estímulos fríos, como pueden ser una bajada de temperatura, tocar objetos congelados o simplemente por exposición al viento o el frío. Estas personas deben tener especial precaución en estas fechas en las que los termómetros bajan.
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Personas con problemas de tiroides
En el hipotiroidismo (déficit de hormona tiroidea), nos encontramos con que uno de sus principales síntomas es la intolerancia al frío, ya que el metabolismo se encuentra reducido, y el cuerpo no genera calor adecuadamente en respuesta al frío. Por eso las personas que padecen este problema pueden llevar peor los meses en los que las temperaturas son más bajas.
Problemas cutáneos
Podemos ver cómo empeoran también las alteraciones dermatológicas como es el caso de la psoriasis o la dermatitis. Por ejemplo, en las dermatitis atópicas, durante el invierno pueden aparecer eccemas en la piel, y en el caso de la psoriasis, empeora, pudiendo llegar a afectar a las articulaciones, además de provocar enrojecimiento, descamación, dolor e hinchazón.
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Rinitis física o por frío
La exposición al frío puede empeorar una rinitis previa, principalmente de tipo alérgico, en la que se produce una hiperreactividad nasal. Se puede incrementar, por tanto, la sensación de congestión. También se ha visto la aparición de otras rinitis de tipo no inflamatorio, o incluso aparecer en personas que no la presentaban anteriormente.
Enfermedades respiratorias
La exposición a bajas temperaturas a medio plazo puede alterar la función del sistema respiratorio. Como consecuencia, puede agravarse la evolución de enfermedades respiratorias como asma o diversos procesos infecciosos.
Pueden aparecer episodios de amigdalitis y/o faringitis. Se observa un enrojecimiento y aumento de las amígdalas, enrojecimiento de la faringe que cursa con inflamación, presentando dificultad para comer, fiebre, ardor o dolor de cabeza, de garganta, y en ocasiones pérdida de la voz.
Durante la época invernal son más frecuentes las faringitis de origen viral, mientras que las de tipo bacteriana suelen incrementarse en el cambio de estaciones, sobre todo en la primavera.
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Otitis media
Estamos ante un problema que puede ser muy dolorosos. Es la inflamación de las estructuras que forman el oído medio, frecuentemente causada por una infección bacteriana. Algunos estudios muestran que las variaciones bruscas de temperatura pueden estar relacionadas con su aparición, aumentando su incidencia con la llegada del frío.
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