La naturaleza es muy sabia. Nos da en cada momento aquello que necesitamos. Y por ello, la protagonista indiscutible del otoño es la calabaza, un alimento necesario en nuestra dieta por todos los nutrientes que aporta beneficiosos para la salud.
Pero además, es también una hortaliza muy versátil, que admite muchas formas de prepararla. Por lo que no es nada difícil contentar a los paladares más exigentes con sabrosísimas recetas para entrantes, primeros o, incluso, postres.
Pero ¿cuáles son esos beneficios por los que la calabaza es un alimento de temporada que debemos incluir en nuestra cesta de la compra? A continuación te lo explicamos.
Es saciante y cuida de tu piel
El 90% de la calabaza es agua por lo que contribuye a la sensación de saciedad y puede ser útil en dietas de control de peso. Una ración de 100 gramos, contiene 37 calorías, 7 gr de glúcidos (carbohidratos) y no contiene grasa. Y su contenido en fibra, mejora el tránsito intestinal.
Como nos explica Raquel González, de Perricone MD, se trata de "una hortaliza digestiva, común de la concina tradicional del otoño, repleta de beneficios para la salud de la piel y el organismo. Su combinación de minerales y vitaminas convierten la calabaza en un potente antioxidante".
- Adelgazar: los alimentos saciantes que te ayudan a perder peso
Es antoxidante y retrasa el envejecimiento
Contiene carotenoides, que son los compuestos que el organismo necesita para producir vitamina A (fortalece el sistema inmune, es esencial para la visión y para la salud de la piel. "Su potente contenido en betacaroteno, un compuesto con altas propiedades antioxidantes, previene el envejecimiento prematuro de las células. Es rica en vitamina A y zinc. Además su escaso valor calórico y su enorme cantidad de agua, hace que tenga un gran poder hidratante para el organismo", aclara Raquel González.
Un chute para tus defensas
Este alimento tiene un alto contenido en vitamina C, una sustancia que, según los estudios, incrementa la producción en nuestro organismo de glóbulos blancos, que participan en la acción defensiva de nuestro sistema inmunológico y que contribuye a mejorar la cicatrización. También es rica en otras sustancias como la vitamina E, el hierro o ácido fólico. que también son antioxidantes. Todo ello hace que se reduzca el riesgo de enfermedades crónicas.
- Vitamina D y otros alimentos de temporada que suben tus defensas
Mejora tu vista
Una sola taza de crema de calabaza puede proporcionarte hasta un 200% más de la cantidad recomendada de vitamina A para mejora la salud visual. De hecho, esta vitamina es clave para que veas mejor, especialmente, cuando las condiciones de luz son peores.
- Dieta sana: los otros alimentos beneficiosos para tu vista
Menos anemia o trastornos neurológicos
Además de su pulpa, en las calabazas se puede encontrar otro interesante alimento, sus abundantes semillas. "Las pipas logran aportar ácidos grasos esenciales, Omega 6 (ácido linoléico) beneficiosos para la piel y el cabello; así como vitamina E esencial para evitar la anemia y trastornos neurológicos", añade la Raquel González, de Perricone MD.
Un alimento muy variado
La calabaza es un alimento de la familia de las cucurbitáceas. Esta familia se caracteriza por producir unos frutos grandes con una corteza rugosa y gruesa que sirve para proteger la pulpa interior. Hay centenares de tipos de calabazas (se han listado unos 850 en todo el mundo) y pueden encontrarse tanto en verano como en invierno.
Las calabazas tampoco cuentan con un único color. Las hay blancas (como la calabaza de Patisson o de Peter Pan), verdiblanca (como la confitera), naranja (como la típica calabaza de Halloween), amarillenta (como la espagueti), o anaranjada (como la dulce, ideal para postres). La pulpa de la mayoría de ellas es generalmente anaranjada, amarillenta o tirando a blanca. Su sabor es insípido aunque según el tipo pueden tener un ligero toque dulzón.
La calabaza utilizada durante la noche de Halloween es la gigante (cucurbita maxima) conocida también como Pumpkin. Tiene su origen en Norteamérica y se caracteriza por tener una piel gruesa y arrugada, de color naranja o amarillo.