Si fuéramos conscientes de cómo nos afecta todo aquello que comemos a la salud mental, quizá entonces haríamos mejores elecciones y compraríamos aquellos alimentos que nos ayudan a sentirnos mejor. Es más, probablemente dejaríamos de lado hábitos que nos perjudican y, poco a poco, introduciríamos aquellos que nos hacen bien. Eso sí, no se trata de atiborrarnos de supuestos alimentos milagro o aquellos a los que se les atribuyen 'superpoderes'. Esto no funciona así, ya que ningún alimento por sí solo puede prevenir la depresión ni los hay que la provocan. Es más, la dieta, por sí sola, no hará que tu estado de ánimo sea positivo. Pero si comes generalmente bien, sano, haces ejercicio, te cuidas, etc, sí estás adoptando hábitos que contribuyen a que estés bien. Por supuesto, también te puedes permitir caprichos de vez en cuando, porque eso también nos da salud mental. El doctor Dr. Xavier Fàbregas, psiquiatra especializado en adicciones y salud mental, y director médico de Mas Ferriol, nos habla de cómo influyen los hábitos dietéticos a nuestra psique.
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¿Cómo afecta la dieta a la salud mental?
Hay que tener claro que hay una relación entre la alimentación y la salud mental. Por ejemplo, hay dietas descompensadas que podrían dar lugar a problemas neurológicos. Por otro lado, una cuestión importante es que toda la preocupación que tenemos por el peso da lugar a los trastornos alimentarios. Es decir, están relacionados con un problema de imagen corporal que, a su vez, va asociado a hacer dietas y a comer mal por miedo a engordar.
Tambien hay dietas restrictivas que han demostrado ser buenas para combiar enfermedades...
Hay dietas que restringen algún grupo de nutrientes, como es el caso de la dieta cetogénica, y que se piensa que pueden ayudar a tratar algunos trastornos, como por ejemplo, la epilepsia. Sin embargo, no hay una evidencia clara de que esto funcione. Sí se han realizado investigaciones, pero no están contrastadas y no se han hecho con el rigor científico suficiente que permitan plantear que, realmente, la eliminación de un componente de la dieta o algún cambio pueda representar también significativamente una gran diferencia. De todas maneras, es un tema en investigación y hay que realizar más estudios y más rigorosos.
- Los 7 grupos de alimentos que más engordan y, además, deprimen
¿Pueden los alimentos azucarados empeorar los síntomas del TDAH?
Sabemos que hay una mayor tendencia de los pacientes que sufren este trastorno por las bebidas azucaradas, en el sentido de que, probablemente, es un cerebro que está hiperactivado, que necesita más energía, y la glucosa que obtenemos del azúcar es la vía más directa. Podríamos decir que, tomando productos azucarados, se mantiene el 'motor' en marcha. Pero no hay evidencia de que empeore los síntomas, sino que probablemente sea una consecuencia. Lo que sí es verdad es que si le das menos energía a una persona hiperactiva, también se puede disminuir el riesgo de descontrol. Por lo tanto, reducir el azúcar en las dietas para niños con TDAH puede ser una buena medida, en ese sentido, pero no significa que hay que restringirlas al cien por cien, sino vigilar que no coman solamente ese tipo de productos.
¿Hay alimentos o formas de comer que previenen la depresión o la ansiedad?
Existen algunas sustancias, como por ejemplo el chocolate, que tienen componentes que pueden ayudar un poco a elevar el estado de ánimo. Por eso, tendemos a comer esos alimentos cuando nos sentimos mal. Por varios motivos: obtenemos una recompensa porque masticar algo agradable reduce un poco la ansiedad. De hecho, cuando una persona deja de fumar, combate la ansiedad que esta abstinencia le produce comiendo más, incluso, a veces, compulsivamente. De ahí que se aconseje que, cuando se abandona el hábito tabáquico, se opte por alimentos bajos en calorías, caramelos sin azúcar, comer zanahorias para que cuando tengas picos de ansiedad, no lo pagues comiendo más.
Pero sí que es verdad que esos alimentos, como por ejemplo, el chocolate del que estábamos hablando, nos ayudan en esos días bajos. Por tanto, podemos recurrir a ellos, al típico bote de helado tras una ruptura sentimental, pero lo que no debe hacerse es comer solo este tipo de productos. En pequeñas dosis, también pueden ser beneficiosos los frutos secos, las nueces, las avellanas, que son ricos en Omega 3. También puede ser beneficiosos para prevenir la depresión, pero que habría que comer en grandes cantidades. Son complementos, pero en sí mismos, no son tratamientos suficientemente eficaces.
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Por el contrario, ¿hay dietas que la provocan?
Cuando una persona se pone a hacer dieta es probable que tenga un problema con su imagen corporal. El plan dietético parece ser la única manera de conseguir revertir ese efecto de malestar con nuestro propio cuerpo. El problema es que estas dietas se hacen, la mayoría de las veces, si no están asesoradas por un profesional, de una manera descompensada, con prisas para llegar a tiempo al verano, o para llegar a tiempo a entrar en el traje para esa boda a la que nos han invitado y que es dentro de un mes.
Este tipo de dietas sí afectan a nuestro estado de ánimo, ya que tenemos, constantemente, la sensación de 'castigo', de miedo por no conseguir el objetivo y no perder esos kilos que nos hemos propuesto. Por lo que podemos frustrarnos y aumentar, aún más, el malestar. Este tipo de problemas con la imagen corporal deben abordarse de forma global.
Y los alimentos ultraprocesados, ¿tienen alguna implicación?
Hay un dato relevante respecto a las dietas y a la salud mental: el 90% de la serotonina, un neurotransmisor implicado en los procesos depresivos, en la ansiedad, así como en la inflamación, se produce en el tracto digestivo. Entonces, cualquier elemento que influya en la inflamación de ese tracto digestivo, disminuye la disponibilidad de la serotonina y, por lo tanto, puede influir tanto en la generación como en el mantenimiento de cuadros depresivos o de cuadros ansiosos. Sabemos que los alimentos ultraprocesados, provocan inflamación en el intestino y, por tanto, reducen la capacidad de generar, transportar y disponer de esos niveles de serotonina. Por eso, hay que insistir mucho en la importancia de no consumir o, al menos, reducir al máximo aquellos alimentos refinados y decantarse por los que menos elaborados estén. Cuanto más reales y naturales sean, menos afectarán a la reducción de serotonina en nuestro organismo.
En conclusión, ¿cómo debemos comer para cuidar de nuestra salud mental?
La mejor dieta para la salud mental es, seguramente, la dieta mediterránea, ya que también es la más cardiosaludable y ha demostrado protegernos de algunos tipos de cáncer o de sufrir diabetes. Es una dieta basada en frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado azul y un menor consumo de carne roja. Pero no debemos limitarnos solo a entender la dieta mediterránea como un cojunto de alimentos que consumimos, sino como una forma de alimentarnos, puesto que se trata más bien de un estilo de vida en el que se afianzan las relaciones sociales en torno a una mesa. Este contaco social combate aspectos muy importantes para la salud mental, como la soledad y el aislamiento. Además, el hecho de invitar a familiares, amigos, compañeros o vecinos implica otra serie de aspectos que mejoran nuestro estado anímico, tales como ordenar la casa, decorar la mesa, esforzarse por preparar platos apetitosos que después serán apreciados por los comensales, arreglarse... todo ello mejora nuestra autoestima y, por ende, la salud mental.