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Psicología

¿Tu pareja ya no te quiere? Consejos para aceptar esta nueva situación

Hay señales que nos pueden dar pistas de que nuestra relación ya no funciona, y es importante tener herramientas para afrontar esta situación


Actualizado 13 de octubre de 2021 - 11:43 CEST

En ocasiones, se rompe el amor. De tanto usarlo, que diría la canción o de usarlo poco, quién sabe. Pero es algo que sucede y llega el momento en el que toca aceptar que tu pareja ha dejado de quererte. En opinión de la psicóloga Pilar Guerra Escudero, lo primero que tenemos que hacer es definir lo que es querer a una pareja y lo que es que una pareja nos quiera y, por el contrario, lo que significa dejar de quererla y que ésta deje de querernos a nosotros. “Cuando chica conoce a chico, puede ocurrir que Cupido les atraviese con su flecha en ese mismo instante para que puedan bailar pegados o que esa pareja se vaya construyendo poco a poco, hasta considerarse prioritarios el uno con el otro para un compromiso con miras al menos a corto/medio plazo, e incluso fantasear con que puede llegar a ser la mujer o el hombre de sus vidas”, nos explica. Y añade que el concepto de querer o amar a alguien tiene miles de connotaciones distintas para cada una de las miles de personas que apostamos por este juego de azar, sin saber si vamos o no a ganar... o a perder.

“Querer es poner en valor a alguien, sentir que algo de su ser y hacer nos atrapa, que podemos vislumbrarlo entre multitudes con una energía y una luz que hacen que podamos verlo como alguien distinto, como si se tratase de un ser hecho para nosotros a la medida, como un traje de alta costura. Un conjunto de complicidad, deseo, atracción, confianza y admiración mutuas son las bases mínimas para estar en pareja, y sobre todo, una cierta garantía de permanencia en ese mundo común que se comparte para no tener la sensación de que en cualquier momento pueden decirte se acabó”, añade.

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Después de años de amor, de repente, se deshoja la margarita y caes en la cuenta de que ya no te quiere tu pareja. 

Señales para estar alerta

¿Cómo reaccionamos cuando vemos o sentimos las señales de que puede que empiecen a dejarnos de querer? “Este tipo de señales de deterioro de una relación de pareja no aparecen de la mañana a la noche. Considero que las cosas son más recíprocas de lo que creemos, y que de la misma manera que nos enamoramos al mismo tiempo, al unísono también puede darse que dejemos de querernos. Lo que ocurre es que alguien dice 'hasta aquí' antes que el otro”, nos cuenta la psicóloga. Y nos resume cuáles son esas señales.

1. Cuando vemos o sentimos la primera señal de desencuentro, tiene que ver con que nos podemos encontrar que ya no somos tan prioritarios y, por lo tanto, el sentimiento de duda ante lo que estamos sintiendo puede hacer que nos bloqueemos y que el impacto emocional sea importante. Puede incluso que entremos en la antesala de una situación de shock.

2. No hace falta que nos declaren un rotundo “ya no te quiero”. Los hechos valen más que las palabras, y el comienzo del desamor se nota en la piel, en el sostener la mirada, en las sonrisas cómplices y en el deterioro del fluir. Sobre todo, cuando nuestra intuición ya se ha puesto en alerta y percibe que hay más distanciamiento en lo que antes era solo estar pegados el uno al otro.

3. Reaccionamos con un mecanismo defensivo llamado Negación. Aun pudiendo habernos desenamorado nosotros también, nuestro Ego no nos permite “ser abandonados”, y el sentir que nos están dejando de querer nos conecta con el vacío, con el miedo, con la incertidumbre y con lo desconocido, lo que nos lleva a un estado de melancolía que no identificamos aún como tristeza, pero que puede ser la antesala de un estado depresivo.

4. El que nos dejen de querer puede dañar nuestra autoestima. El vínculo con la pareja nos da seguridad. Solemos interpretar que si alguien nos quiere es porque lo valemos, por lo que, por esta regla de tres, cuando alguien nos dice “quiero romper” nos podemos romper por dentro porque interpretemos que ya hemos perdido el valor suficiente como para que nadie apueste por nosotros.

5. El dejar de querernos y una ruptura hace que entremos en el famoso y temido proceso de duelo. Al tratarse de un vínculo afectivo, la distancia emocional que pone alguien que ya no nos quiere es tan tangible, que reaccionamos como si nos amputaran un miembro de nuestro cuerpo. Es un estado de angustia reactivo a ese no rotundo y, en ocasiones, puede que nos quedemos en el llamado duelo patológico, que es ese estado depresivo que mantenemos demasiado en el tiempo.

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Surgen problemas que, poco a poco, van deteriorando la relación. 

Gestionar bien el momento

¿Cómo saber gestionar bien el momento en que nuestra pareja nos da el “no quiero”?

  • Aceptar que nos va a doler muchísimo con una intensidad que nos puede desbordar es una herramienta para estar preparados ante el dolor. La pretensión de “ser fuertes”, por el contrario, nos lleva a tener menos protección hacia el ser vulnerable que todos llevamos dentro. Una ruptura es un hachazo en dos, un rompernos por dentro. Es un proceso; no podemos escapar de ello.
  • Lo que se resiste, persiste. Meter prisa para que “todo esto” pase pronto tiene también el efecto contrario. Como tal proceso, tiene sus fases. La fase del shock es dura y complicada, nos minimiza hasta nuestras capacidades intelectuales, por lo que no intentemos entenderlo, es imposible. Y aunque lo entendiese nuestra mente y lo racionalizase, la emoción de tristeza nos jugaría una mala pasada porque va mucho más detrás, porque va mucho más despacio.
  • Cuando nos dicen “ya no te quiero” lo que preguntamos de manera instantánea es: “¿y por qué?” Y nos dan una razón, pero seguramente no la entendamos. Tenderemos a entrar entonces en la espiral de la duda y en la antesala de los pensamientos obsesivos, ya que nos martirizaremos a nosotros mismos buscando “la razón”, y esto no existe. El porqué nos dejan de querer viene dado por miles de razones, y buscar un único porqué es más imposible aún que encontrar una aguja en un pajar. No pretendamos comprender al comienzo esta ruptura.
  • Cuando nos dejan de querer se dispara la niña o el niño que todos llevamos dentro. Nos toca la desprotección, el cobijo, incluso cuesta mucho desprenderse de ese halo de familiaridad que tiene el haber compartido la vida con alguien, ya que se han intercambiado flujos de energías al mismo tiempo. Es difícil, pero no imposible, que poco a poco saquemos nuestra parte más adulta para que empecemos a tomar más perspectiva, como un padre que lleva a su hijo al teatro y ven la obra desde el patio de butacas y no se mezclan con los actores. Empezar a discernir entre nuestro Yo adulto y nuestro Yo niño, favorece la objetividad.
  • La herramienta más importante para salir del dolor que produce el que alguien te deje de querer es la consciencia de sentir el concepto de amor propio frente al concepto del amor al “otro”. El ser humano, para su supervivencia, ha de saber estar consigo mismo antes de estar en pareja. Es obligatorio trabajarse la independencia, es crucial conectarse con nuestra individualidad, es una regla intrínseca la de fomentar el auto cuidado y amor hacia uno mismo antes que al otro.

El “otro” es un compañero de viaje que puede bajarse en cualquier estación, sin por eso abandonar nosotros nuestro destino. El “otro” decide dejar de querernos, pero eso bajo ningún concepto hace que tengamos que perder nuestra identidad. El que nos quieran es deseable, el que se mantenga la pareja, también lo es, pero bajo ningún concepto es una necesidad vital.

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