No son pocas las personas que prueban distintas dietas, que quieren perder peso y no dudan en recurrir a regímenes que prometen ese objetivo. Muchos de ellos restrictivos y, sobre todo, poco apetecibles. Isabel Llano, más conocida en redes sociales como Isasaweis -cuenta con una legión de 371.000 seguidores en Instagram-, lo sabe de primera mano. Ella misma ha probado mil y una dietas a lo largo de los años. "Hice todas las dietas habidas y por haber: la del melocotón y la pechuga de pollo, la de la sopa mágica, la disociada, la de nada de proteínas o la de todas la proteínas del mundo (...). Todas tenían el mismo resultado: en cuando la dieta se abandona, el peso perdido se recupera", apunta. Y, al final, se ha dado cuenta de que todo es una cuestión de cambiar de hábitos, lo cual no va reñido con comer bien. Acaba de publicar su nuevo libro Come genial y no hagas dieta nunca más, editado por Planeta, donde recopila las recetas con las que perdió 20 kilos para siempre. Coincidiendo con su lanzamiento, hemos hablado con ella sobre cómo lo ha conseguido y cuáles son sus consejos oara todo aquel que quiera llevar un estilo de vida saludable.
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El título del libro es toda una declaración de intenciones: 'Come genial y no hagas dieta nunca más'. ¿Una utopía o es posible?
Es posible, por supuesto que es posible y, de hecho, es lo que yo creo que se demuestra con este libro, que podemos comer de todo, en el día a día, en nuestra casa, sin renunciar a ningún alimento, a comida sana, rica, rápida de preparar, con ingredientes accesibles, y también disfrutar de otras cosas cuando salimos fuera de casa, vamos con los amigos a tomar una tapita o tenemos una comida familiar.
Es, posiblemente, el anhelo de muchas personas, ¿hay una receta mágica para conseguirlo?
No, no la hay realmente. Es precisamente todo lo contrario. Llevamos mucho tiempo escuchando sobre dietas milagro y cosas raras para adelgazar y este libro precisamente es una vuelta a la normalidad y a la sensatez para que cuidemos nuestra salud y lo hagamos bien, y podamos de una vez disfrutar de una vida tranquila y saludable sin renunciar a nada, pero siendo conscientes de que tenemos que cuidarnos.
Se basa para escribir el libro en su propia experiencia, ¿no es así?
Sí, después de muchos años en mi adolescencia de dietas, de probar todo tipo de dietas extrañas y conseguir al final siempre lo mismo, perder unos cuantos kilos, pero llevando una serie de restricciones y de limitaciones en tu vida diaria que estás deseando dejar, por fin decidí aplicar todo lo que sabía de nutrición y de cocina. Me dije, voy a hacerlo como se supone que hay que hacerlo, y no dejándonos guiar por la dieta de moda, o por restricciones que al final no nos llevan a nada. Así es como lo conseguí hace mucho tiempo, y es como me mantengo y he querido contarlo por si puede ayudar, ojalá, a alguien.
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Perdió 20 kilos, ¿no ha vuelto a recuperar ninguno?
Esto es desde la vez que más pesé a la que menos cuando me pesé, porque realmente yo ya no me peso. De hecho, es que el peso es una medida absurda, que no deberíamos tener en cuenta. Yo siempre digo que pesarnos todos los días es autosabotearnos. El músculo, que es lo que tratamos de conseguir, tener más masa muscular y menos grasa, pesa más que la grasa. Con lo cual tu cuerpo puede pesar más que antes, y estar mucho más saludable, más torneado, más tonificado, llevar menos talla. El peso no es una medida a tener en cuenta. Esto es sobre todo para que la gente entienda que mi cambio ha sido muy significativo, pues me preguntan mucho cuánto perdiste. Serían unos 20 kilos. No sé si he vuelto a recuperar porque no me peso. Cuando me voy de vacaciones, haciendo algo menos de deporte y comiendo un poquito más de la cuenta, sí que vuelvo a casa y digo, me aprieta un poco la ropa. Pero es volver a la normalidad, a lo que hacías en tu vida diaria y todo vuelve rápidamente a su sitio. Yo creo que cuando el cuerpo ya está acostumbrado a una rutina sana y tranquila, los kilos que se cogen rápido se pierden rápido también, porque realmente no son de grasa, son de retención de líquidos, o por unos días de más excesos, de salirte un poco de a lo que le tienes habituado.
"Hice todas las dietas habidas y por haber", dice. Algo que muchas personas seguro que comparten. ¿Es posible, y sobre todo, es sano vivir toda la vida a dieta?
No, precisamente este cambio lo hice en mi vida por eso. Porque entiendo que no es sano, ni es viable, ni es recomendable para nadie. De hecho, las dietas son algo que deberíamos desterrar para siempre, porque como os decía, en sí mismo, el concepto de dieta es absurdo, seguir una serie de limitaciones y de restricciones que sabes que desde el día 1 estás deseando dejar. De hecho, es que cuando uno empieza una dieta, está pensado siempre, ‘bueno y esto cuanto va a durar, cuándo voy a poder dejarla’. Entonces, esto es absurdo, porque realmente estás haciendo ese sacrificio tan grande que lo pasas mal, que te prohíbes muchas cosas, que te limitas… yo no puedo ir a esta cena, no puedo comer esto, no puedo salir porque estoy a dieta… Y estás deseando dejarlo desde el minuto uno para, una vez que lo dejes, volver a tus hábitos anteriores, porque realmente no te has instaurado ningún tipo de hábito saludable. Has hecho ese sacrificio puntual con la única gana de dejarlo y volver a una vida normal. Espero que las desterremos para siempre.
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Tal vez uno de los problemas llega cuando se comprueba que el efecto rebote es real, y que una vez que se abandona la dieta, se vuelve a ganar peso, ¿no cree?
Así es, precisamente por eso, porque no estamos diciendo, voy a cambiar estas cosas en mi vida, voy a quitar esto que no lo estoy haciendo bien, voy a incorporar esto que me permite estar más tranquilo, más feliz y disfrutar también comiendo y llevando una vida más saludable. Nos decimos, a ver, qué es lo que tengo que hacer para perder peso: ‘no puedo comer esto, esto tampoco, a partir de esta hora tampoco, esto no puedo combinarlo con esto, no puedo salir a cenar…’. Me sacrifico unos meses y, en cuanto pueda dejarlo, lo dejo, y vuelvo otra vez a todo lo que hacía antes. No tiene ningún sentido, porque cuando vuelvo a todo lo que hacía antes, vuelvo a recuperar todo el peso, todo el sacrificio no ha servido para nada y, la mayoría de las veces, con efecto rebote. Uno llega después de una dieta con tal ansiedad y con tal carencia de todo, que yo creo que come lo que comía y más aún, o con más ansia, y con más ganas de todo después de tantas limitaciones y prohibiciones.
¿Puede el hecho de no perder peso afectarnos a nivel psicológico y de autoestima?
Por supuesto que puede y lo hace. Yo esto lo compruebo a diario en mis redes sociales, porque me escribe mucha gente diciéndome que no se encuentra bien por esto. Lo veo también en amigas y yo misma lo he pasado. Cuando uno no se ve bien, no es el hecho de perder peso o no, es el hecho de encontrarse bien físicamente, tener energía, estar a gusto con su cuerpo y con su vida y con lo que hace. Si una persona no hace ejercicio, no come bien, se sentirá mal por ello, me imagino. Se dirá, ‘lo podría estar haciendo mejor’. Si lo hace, ya tiene esa satisfacción personal, por el hecho de saber que estás haciendo las cosas bien, más luego todos los beneficios que aporta llevar una buena alimentación y hacer ejercicio, que te mantienen mucho más ágil, más fuerte, con endorfinas que al final nos hacen sentir bien… va todo de la mano. El hecho de no cuidarse efectivamente nos afecta.
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¿Más que de una dieta, se trata de cambiar de hábitos?
Por supuesto se trata de eso. Realmente por eso digo lo de no hagas dieta nunca más. Porque las dietas son un concepto equivocado ya de base. Es hacer unas restricciones y una serie de cosas que no quieres mantener el resto de tu vida, que ya cuando la empiezas estás pensando en cuándo acaba. Se trata precisamente de incorporar buenos hábitos que te hagan sentirte bien, que te guste lo que estás haciendo con tu vida, cómo te alimentas, el ejercicio que haces, que te mantengas activo… todo eso te mantiene con otro ánimo, con otra actitud incluso. Se trata de llevar a tu vida las cosas que te hacen sentir bien, a gusto contigo mismo y satisfecho y orgulloso de ti. Y una dieta se aleja de todo eso y te aleja de ese objetivo.
Y además, llegar a ese punto en el que se encuentra una relación sana con la comida. ¿Cuándo se dio cuenta de que estaba en ese punto, de que, por fin, había llegado a la meta?
Yo siempre he comido bien, siempre he cuidado mi alimentación. Por lo tanto, no ha habido un punto en el que diga 'he llegado'. No hay meta realmente porque no es una dieta, una dieta sí que tiene un principio y un fin, pero esto no, esto tiene un principio y es para continuar, no hay una meta. Si me apuras, la meta ya la alcanzas el primer día, porque el primer día que empiezas a cambiar tus hábitos para hacer las cosas mejor, sentirte mejor y estar más a gusto contigo mismo, no solo con tu cuerpo, sino con lo que haces en tu vida, empiezas a disfrutarlo desde el primer día. Precisamente la diferencia entre instaurar unos hábitos buenos en tu vida o ponerte a dieta, es que la primera maravillosamente no tiene una meta, no tiene un fin.
¿Tenemos que dejar, de una vez por todas, de contar calorías?
Aquí, obviamente, hay una cosa que es indiscutible. Y es que si queremos perder un poco de peso y encontrarnos mejor físicamente, las calorías que metemos tienen que ser menores que las que sacamos, eso es así. Es decir, el gasto tiene que ser mayor que el aporte. Pero las calorías solo son una de muchas mediciones. Un bollo industrial puede tener 200 calorías, que puede ser lo mismo que tenga un pequeño plato de legumbres, pero obviamente nutricionalmente no tienen nada que ver. Las calorías son solo parte de la ecuación. Mucho más importante es que lo que estás comiendo nutricionalmente sea interesante: que tenga vitaminas, proteínas, minerales… todas las cosas que le damos a nuestro organismo para que funcione bien. Las calorías no son más que una de las muchas cosas que hay que tener en cuenta, casi la que menos. Es mucho más importante cómo de interesante sean nutricionalmente los alimentos.
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Hay que reconocer que muchas de las cosas que nos parecen deliciosas, no son del todo sanas... comer sano y comer rico, ¿es posible?
Por supuesto, y de hecho me empeño en demostrarlo en este libro y en todos mis libros de cocina, y en mis publicaciones, porque incluso cosas que no son tan sanas, por ejemplo cuando publico una tarta de chocolate, es una cosa puntual, forma parte de un compendio global de lo que es tu alimentación. Pero, en general, nuestra alimentación debe ser sana, y rica nutricionalmente. Se puede comer muy rico y saludable. Me he empeñado en demostrarlo y en este libro tenemos más de 100 recetas que lo demuestran.
¿La clave de que las personas se enganchen a sus recetas saludables es, tal vez, su sencillez, con ingredientes que todos conocemos y tenemos a nuestro alcance?
Precisamente en este libro es un poco lo que he querido incluir, porque me he cansado de entrar en Instagram y ver por todos los lados nada más que avena, boniato y dátiles triturados. Son alimentos que están muy bien, pero que no son los únicos y, afortunadamente, tenemos una gastronomía en nuestro país riquísima y maravillosa, con un montón de productos. Parece que se ha puesto la moda de que comer sano tiene que ser basar tu alimentación nada más que en boniato, aguacate, chía, avena y poco más. Y ni mucho menos. Precisamente en mi casa, estos alimentos forman parte puntual de mi alimentación, pero el grueso de mi alimentación se basa en los ingredientes de nuestra gastronomía, que es muy rica. Y todos los ingredientes de las recetas de este libro son de la comida que yo hago en mi casa a diario y los podemos encontrar en cualquier sitio, son ingredientes muy sencillos, que nos suenan todos y que nos permiten comer de forma variada, equilibrada y muy rica.
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¿Hay algún alimento que haya eliminado definitivamente de su dieta?
Definitivamente no, nada. De mi dieta habitual, sí, pero de mi alimentación en global, no. Es decir, por ejemplo, el azúcar, los procesados, sabemos que no son buenos, y no están en mi alimentación habitual. Pero yo si salgo por ahí con una amiga y me como un trozo de pastel, o voy a una celebración, me lo como tan a gusto, a sabiendas de que no es saludable. Pero es algo puntual dentro de una alimentación. Sí que en el día a día, debemos estar fuertes, sanos y alimentarnos bien, y llenarnos de azúcar y procesados sabemos que no es bueno, y lo debemos evitar, pero no prohibir. Es decir, de vez en cuando si uno quiere comer algo de esto, porque le apetece y le da alegría, pues estupendo, porque es algo puntual dentro de su alimentación.
¿Y cuáles son los alimentos que no pueden faltar en la cesta de la compra de Isasaweis?
Sobre todo, verduras de temporada. Soy fan de las verduras. Hay mucha gente que me dice: ‘gracias a tu receta del calabapizza, en mi casa ha vuelto a entrar el calabacín o de la tortilla de coliflor, ha vuelto a entrar la coliflor’. Muchas veces igual tenemos alguna verdura en concreto repudiada, pero hay muchas opciones. Las verduras de temporada son maravillosas, porque están en su mejor momento, nutricionalmente es cuando son más interesantes, y además, más económicas. Esas no pueden faltar. Y, por supuesto, aceite de oliva virgen extra, frutas, legumbres, huevos, que me encantan, y hago un montón de tortillas, de revueltos, completo muchos platos echándoles un par de huevos, por ejemplo, a unos guisantes con jamón, les dejo que se cuajen, y queda un plato completo y maravilloso. Hago una compra muy variada, en mi casa yo creo que entran todos los alimentos, pero soy muy fan de las verduras de temporada y del aceite de oliva virgen extra.
Destaca la importancia de dejar algún hueco a los caprichos, pero ¿dónde marcamos el límite, sobre todo si nos gusta comer?
A mí me encanta comer, como buena asturiana, soy fan de una buena comida de amigos y familia y luego de una larga sobremesa. Pero eso no está en contraposición a que sea una comida sana. Yo muchas veces preparo una comida en casa y hago una buena ensalada rica, unos gambones a la plancha, unos solomillos con pimientos asados... Hay comidas de fiesta, para invitar, para reunirnos en torno a una mesa, que son sanísimas también. Normalmente entendemos por capricho algún dulce, alguna guarrería digamos, snacks de bolsa, por ejemplo. Hay que ser conscientes de que nos estamos cuidando y queremos hacerlo bien. Siendo sensatos y coherentes con lo que estamos haciendo, uno sabe dónde poner el límite. No está reñido darse caprichos con que te guste comer o con comer sano. Son cosas que se pueden entrelazar perfectamente. Yo procuro comer en mi casa y, en la medida que puedo, sano y bien, incluso aunque hagamos una comida especial. Y por supuesto que hay cabida para esos caprichos en momentos puntuales. Si uno se está cuidando y es consciente de que quiere comer sano y cuidar su cuerpo y sentirse bien, sabe que tiene que poner un límite a este otro tipo de cosas que no nos aportan nada bueno nutricionalmente, pero que no están prohibidas. Y que, de vez en cuando, podemos disfrutarlas también.
¿Qué consejos da para cuando surjan momentos de debilidad?
Los momentos de debilidad se minimizan cuando uno disfruta haciéndose comida rica, aunque sea sana, que no son cosas contradictorias como decía. Los momentos de debilidad surgen mucho más cuando uno está a dieta, tiene todo prohibido, y está pasándolo mal comiendo todo el día cosas que no le saben a nada, que no le gustan. Por eso, cada poco le entra ansiedad y le apetece asaltar la nevera o la despensa y comérselo todo. Porque está sufriendo, lo está pasando mal. Pero si uno se pone para comer un plato bien rico, comida rica, la disfruta, esas ganas de asaltar la nevera, esa ansiedad, disminuye muchísimo. Y se da cuenta de que esos pequeños caprichos no necesita dárselos tan a menudo ni en tal cantidad. Cuando uno se siente satisfecho con lo que come, se reducen a momentos puntuales. Es maravilloso. Va todo de la mano.
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La otra pata fundamental para conseguir nuestro objetivo es el ejercicio, ¿no es así?
Por supuesto, el ejercicio debería ser obligatorio. Pero por ejercicio no tenemos por qué entender machacarnos a horas y horas de deporte. Que cada uno lo meta en su vida como quiera. Yo, por ejemplo, hago ejercicio porque me sienta bien, me llena de energía, me da fuerza, me da otra actitud… todo es bueno. Hago todos los días un poquito. El fin de semana no suelo ir al gimnasio, suelo ir de lunes a jueves, algún viernes, y el fin de semana, igual hacemos una caminata, vamos un poco en bici, o ni eso, no pasa nada. Pero es fundamental moverse y hacer ejercicio, no solamente para gastar calorías, sino también porque es una cuestión de que te da energía, te da endorfinas, alegría, otra actitud ante todo. Por eso, si uno se está cuidando y encima se mete ese chute de optimismo con el ejercicio, es el complemento perfecto. Debemos hacerlo por salud. El ejercicio deberían prescribirlo todos los médicos. Si uno ya quiere tener una musculatura más fuerte, tornear su cuerpo, sentirse mejor, ya hace tiempo que lo dicen los profesionales que el ejercicio de fuerza es fundamental. Puedes hacerlo dos veces a la semana, y el resto aunque sea caminar a paso ligero, que es un ejercicio fantástico. Yo cuando no puedo ir al gimnasio, porque estoy de viaje o por falta de tiempo o porque estoy de vacaciones, me pego una buena caminata con una amiga y eso es maravilloso.