Un gesto altruista, desinteresado, generoso. Posiblemente una de las cosas más importantes que hagas en tu vida. Así es la donación de médula ósea. El televisivo cocinero Karlos Arguiñano ha vuelto a ponerla de actualidad, pues hemos sabido que ha vuelto a donar médula, 15 años después de hacerlo por primera vez, a su hermana, enferma de leucemia. Una noticia que ha salido a la luz justo en vísperas del Día Mundial del Donante de Médula Ósea, una jornada en la que se quiere hacer un llamamiento sobre la importancia de la donación. “La probabilidad de encontrar un donante compatible es de 1 entre 4.000”, nos cuenta la doctora Juliana Villa, directora adjunta del Registro de Donantes de Médula Ósea, gestionado por la Fundación Josep Carreras. Por eso, es fundamental darle voz a campañas como Un match por una vida, lanzada por la Organización Nacional de Trasplantes junto con dicha fundación.
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Y lo hace poniendo el foco en la gente joven, los que son, no hay duda, los donantes ideales, hablándoles en un idioma que les es familiar. "Cada día se generan 26 millones de matches en todo el mundo para encontrar una pareja, pero existe un match todavía más importante. Es un match que salvará una vida. La donación de médula requiere encontrar a dos personas compatibles, pero la posibilidad de que eso ocurra, como decíamos, es de 1 entre 4000. Por este motivo, cuantas más personas se inscriban en el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO), más posibilidades habrá de que pacientes de leucemia de todo el mundo puedan hacer match y encuentren un donante compatible para salvar su vida. La campaña #UnMatchxUnaVida pone en evidencia el uso abusivo de las apps de citas, como punto de partida para invitarnos a reflexionar sobre el tiempo que invertimos buscando a la persona que nos puede cambiar la vida, sin darnos cuenta de que, con menos esfuerzo, nosotros podemos salvársela a alguien", explica la campaña.
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Qué es el trasplante de médula
Hay que partir de los datos: cada año, se diagnostican 5.000 nuevos casos de leucemia en España. Muchas personas necesitarán un trasplante de médula ósea para superar la enfermedad. 3 de cada 4 pacientes no tendrá un familiar compatible. El trasplante de médula ósea es la única esperanza para muchos afectados de leucemia y otras enfermedades de la sangre. Consiste en sustituir las células enfermas del paciente por células sanas de un donante. “El trasplante de médula puede ser la única opción curativa para muchas enfermedades hematológicas. Y solamente disponemos de donantes familiares en un 25% de los casos, con lo cual, para el 75% restante hay que buscar un donante no familiar. El donante ideal es el donante familiar, pero tiene que ser idéntico en lo que llamamos HLA, que es una compatibilidad de tipo inmunitario. Y cuando no existe esa igualdad, esa identidad HLA, hay que buscar otro tipo de donante alternativo, no familiar, y ahí es donde el papel del registro de donantes altruistas es fundamental”, nos detalla la doctora Lola Hernández, hematóloga responsable del Plan Nacional de Médula Ósea de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
"La donación de médula ósea es voluntaria y altruista, al igual que hacerse donante dentro de un registro de donantes no emparentados. Si una persona se hace donante, se le llamará para una eventual donación si existe un paciente con una enfermedad hematológica que tenga indicación de trasplante alogénico y que sea compatible con el donante determinado. Evidentemente, en el momento de ser contactado, el donante tiene que dar su confirmidad para la donación", nos explica la doctora Anna Sureda, jefe de Servicio de Hematología Clínica del Institut Català d'Oncologia-Hospitalet (Barcelona), Responsable del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Quirón Dexeus de Barcelona y miembro de TopDoctors.
“Es muy importante destacar que registrarse como donante no es igual a ser donante efectivo. Las posibilidades cuando uno se registra como donante de llegar a donar en algún momento son muy bajitas, porque no es tan frecuente que dos personas sean compatibles. El primer paso, por lo tanto, después de informarse, es el registro, en el centro de referencia de cada comunidad autónoma”, nos cuenta la doctora Juliana Villa.
“Una vez que uno está registrado, y si lo llaman para donar, el proceso de donación tiene varios pasos. Lo primero es confirmar que el donante sigue sano, porque muchas veces han pasado muchos años entre que el donante se inscribió como donante y el momento en que nosotros lo llamamos. Un donante sano es un donante al que la donación no le puede empeorar su salud. Por ejemplo, si tiene hipertensión, ahí la donación no interfiere. Cualquier condición de salud que se pueda empeorar con la donación, en ese caso, esa persona no puede ser donante. También en el caso de exista cualquier enfermedad que el donante le pudiera transmitir al receptor. Quienes están descartados siempre son las personas que tienen un cáncer previamente en su historia, quienes tienen enfermedades autoinmunes graves, como lupus, una esclerosis múltiple o ELA, así como nadie que tenga infecciones que se puedan transmitir con la sangre. Pero si la condición que uno tiene se controla con una medicación normal, y no le causa problemas de salud que requieran controles periódicos con el médico o ingresos, entonces se puede ser donante”, añade la doctora Villa.
¿Por qué nos genera cierto temor?
Sin embargo, en ocasiones, cuando escuchamos hablar de donación de médula ósea, puede invadirnos cierto temor, además de muchas dudas. “Primero, la donación no es inmediata, y por este motivo, siempre se insiste mucho en que antes de hacerte donante de médula tienes que tener muy muy clara la información porque es un compromiso a un plazo que desconoces. La donación de sangre, por ejemplo, es algo inmediato, tú vas y donas. Sin embargo, aquí te pueden llamar en cualquier momento y, además, no siempre en el mejor momento para ti. Pero está en juego la vida de una persona”, nos cuenta la doctora Hernández. “Y en segundo lugar, hay que tener en cuenta el desconocimiento, porque hay muchas personas que identifican la donación de médula con algo relacionado con la médula espinal, que no tiene nada que ver. No saben que la médula ósea es el origen de las células de la sangre, que está en el interior de los huesos, y que hay dos tipos de donación fundamentalmente para los donantes de registro”, nos anticipa.
Coincide la doctora Juliana Villa, que indica que “se suele confundir la médula ósea con la médula espinal, y mucha gente cree que tiene que ver algo con los nervios, con el sistema nervioso central, y no es así. No son los huesos de la espalda, sino los de la cadera”.
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Dos tipos de donación
Una vez se confirma que el paciente es sano y que es compatible con el paciente, tal y como nos detalla la doctora Juliana Villa, se le cita al hospital donde hará la donación y allí se le hace un examen físico completo, un análisis de sangre, un electrocardiograma y una radiografía de tórax, todos estos exámenes se tienen que hacer en un periodo máximo de 30 días antes de la donación. Cuando el donante pasa ese examen médico, entonces se programa el día en el que se hace efectiva la donación.
- Sangre periférica. “Hay dos métodos de donación. En el 85% de los casos, los donantes lo hacen por un método que se llama aféresis o sangre periférica. En ese caso, los donantes, desde cinco días antes de la donación se tienen que inyectar una hormona subcutánea, con una inyección muy similar a la insulina, que es un factor de crecimiento, que hace que las células madre o progenitores hematopoyéticos, que están en la médula ósea, salgan a la sangre, de manera que el día que ellos van a donar, les pinchan las venas de los brazos, por una de las venas sale toda la sangre, que va a una máquina, que es muy similar a la de la diálisis, que es la que selecciona las células madre, y el resto de la sangre, vuelve al donante. Es un procedimiento que dura de 4 a 5 horas y normalmente en un solo día y es ambulatorio. Puede hacer vida normal después, pero sí que recomendamos que los primeros días no corra una maratón, que vaya un poco más lento, pero pueden ir a trabajar, siempre que no hagan un esfuerzo demasiado grande después de la donación. Como efecto secundario, podemos decir que el factor de crecimiento puede dar lugar a una sensación similar a la que provoca un síndrome gripal, con dolor en los huesos, cansancio, febrícula… síntomas que con paracetamol se solventan”, cuenta la doctora de la Fundación Josep Carreras contra la Leucemia.
En este caso, de donación de sangre periférica, nos encontramos, por lo tanto, con un “procedimiento mucho más sencillo y, por supuesto, menos doloroso de lo que parece. Este procedimiento de donación se utiliza hoy también para donantes de plaquetas, en los centros de transfusión, por lo que las nuevas modalidades de transfusión de sangre también incluyen un procedimiento similar, con lo cual no difiere tanto. Lo que pasa es que tal vez no haya tanta información al respecto y por eso hay un poco más de temor”, nos detalla la doctora Hernández. - Médula ósea. En el resto de los casos, es trasplante de médula ósea directamente. "La médula ósea se recoge a través de múltiples punciones realizadas en crestas iliacas anteriores y en crestas iliacas posteriores. El volumen total de médula ósea que se recoge depende del peso del paciente que se vaya a trasplantar; es decir, el volumen es inferior en pacientes pediátricos que en adultos", nos cuenta la doctora Anna Sureda. “En ese caso, el donante sí que tiene que ingresar un día antes de la donación y se hace bajo anestesia [puede ser general o epidural] en quirófano. El paciente se acuesta boca abajo, y de las crestas iliacas, que son los huesos de la cadera, se saca la sangre de su interior, que es donde están las células madre. Se hacen aspiraciones múltiples, y el donante se queda una noche ingresado. El efecto principal es un poco de dolor, como si se hubieran dado un golpe fuerte en la cadera, pero cuando se les da de alta, pueden volver a trabajar, excepto si tienen un trabajo de carga física, que en ese caso se recomienda no trabajar en la primera semana. Si es trabajo de oficina, no hay problema con retomarlo”, detalla la doctora Villa.
¿Qué es lo que determina que la donación se haga por uno u otro procedimiento? “Elegir un procedimiento o el otro puede determinarlo la enfermedad que tenga el paciente. La mayoría requiere sangre periférica, pero en ocasiones hay enfermedades en las que hay mejores resultados donando médula directamente, con extracción de la médula ósea en quirófano. Y, por supuesto, también hay que valorar si el donante tiene alguna contraindicación para uno u otro de los procedimientos, en ese caso hay que optar por el que pueda”, añade la hematóloga de la ONT.
“En la gran mayoría de los niños, se prefiere la donación en quirófano, y para los adultos la donación por sangre periférica. Hay, además, enfermedades concretas, como la aplasia, en la que idealmente las células deben extraerse directamente de la médula ósea en quirófano. Y siempre al donante se le pregunta si está dispuesto a donar por el método de donación concreto”, añade la doctora Villa.
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¿Todo el mundo puede ser donante?
La doctora Lola Hernández nos detalla que a lo largo del tiempo se ha ido viendo qué donantes son los más efectivos, es decir, las personas que realmente una vez que se encuentran en el registro tienen más posibilidades de donar. “Por eso, hoy en día, el donante tiene que ser una persona entre 18 y 40 años, aunque luego puede permanecer en registro hasta los 60. Pero realmente los donantes más solicitados por sus mejores resultados son los donantes jóvenes. Y luego, varones. ¿Por qué? Como la compatibilidad es de tipo inmunológico, para evitar efectos no deseados durante el trasplante, se prefiere a varones que no han pasado por embarazos, por otras situaciones de riesgo de sensibilización. Se aceptan todo tipo de donantes, claro está, pero sin duda el donante ideal es varón sano y menor de 40 años. Una vez que el posible donante va a informarse, se le hace un cuestionario de salud, muy parecido al que haces cuando donas sangre, porque las contraindicaciones son muy similares, por ejemplo enfermedades cardiovasculares, antecedentes de una enfermedad tumoral, diabetes, etcétera. Hay una serie de contraindicaciones y hay otras que no son absolutas sino temporales, como puede ser el embarazo”, nos explica. "A grandes rasgos, el donante no debe poseer antecedentes personales de enfermedades cardíacas, hepáticas, autoinmunes, infecto-contagiosas o neoplásicas", resume por su parte la doctora Sureda.
La edad, ¿un impedimento para donar?
Cuando le preguntamos a la doctora Hernández si la edad de Karlos Arguiñano puede suponer un problema para una donación, nos aclara que no es la edad ideal para donar, pero si él no tiene contraindicaciones de salud, puede donar. “Es una segunda donación, él ya había donado para ella y ahora requiere una nueva donación para controlar la enfermedad. En ese caso, él es el donante ideal, y en esos casos no se es tan estricto con los requerimientos de la edad”, puntualiza. Y es que, tal y como añade la doctora Sureda, "en el caso de los donantes familiares no existe un límite estricto de edad. Evidentemente, la edad se encuentra asociada siempre a otros potenciales problemas de salud con lo que los potenciales donantes más añosos es más probable que tengan problemas de salud que contraindiquen la donación. En el caso de que existan dos hermanos HLA idénticos con el paciente se intenta escoger siempre al donante más joven".
“En los registros internacionales tenemos unos estándares. Cuando un donante es voluntario, digamos que las reglamentaciones tienen que ser mucho más estrictas que cuando es un donante familiar, porque es una persona que está haciendo un acto completamente altruista y se tiende a ser más restrictivo con el donante no emparentado que con el donante familiar. Para ser donante en España, para registrarse, se necesita ser mayor de edad, tener más de 18 años, y la máxima edad para registrarse son 40 años. La razón de esto es que uno de los factores principales a la hora de elegir un donante es la edad del donante y se ha visto que cuanto más joven es el donante, mejor son los resultados del trasplante. Por eso los centros de trasplante intentan encontrar siempre el donante más joven. Pero si uno ya está inscrito en el registro, puede permanecer en él hasta los 60 años. No es que cuando cumplan 40 se salgan del registro, sino que siguen por si pueden hacer falta”, nos cuenta con detalle la doctora Juliana Villa.
Donante familiar
Sin duda, una de las primeras opciones es buscar un donante familiar, por cuestiones de compatibilidad. “En REDMO si un donante dona una vez para un paciente con el que no está emparentado, no puede donar una segunda vez, sino que siempre queda reservado para ese mismo paciente, por si se diera el caso de que ese paciente pudiera necesitar una segunda donación. Puede haber una recidiva, o necesita linfocitos… por eso lo reservamos. Pero si ese donante, que ya donó para un paciente que no está emparentado con él, tuviera que donar para un familiar, puede donar, no hay contraindicación, y en ese caso no se tendría tan en cuenta la edad. El criterio más importante para elegir un donante es la histocompatibilidad, son los marcadores genéticos que ayudan a encontrar un donante. Lo que caracteriza la histocompatibilidad se hereda de los padres. Por eso, siempre, el mejor donante, sin importar la edad, es un hermano idéntico. A no ser que el hermano tenga alguna razón por la que no pueda donar”, nos cuenta la doctora Villa.
¿Por qué se puede necesitar una segunda donación?
“Queda claro entonces, que las células de la médula se regeneran y que una persona que ha donado médula puede volver a donar. "Se puede necesitar una segunda donación por una recidiva de la enfermedad, o puede ser porque el injerto sea insuficiente, y hay veces en las que se hace un trasplante y a las pocas semanas hace falta una segunda donación, porque necesita digamos aumentar la dosis de las células progenitoras”, nos detalla la doctora Hernández.
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El receptor del trasplante
Nos ha quedado claro cómo se realiza la donación, pero surge la duda de cómo se lleva a cabo la recepción de dicha médula en el paciente. “Quien recibe el trasplante, las células madre se le infunden siempre a través de la sangre periférica. Aunque se llama trasplante no es un procedimiento quirúrgico, a diferencia de lo que sucede en un trasplante de órgano sólido. Se infunden por una vía periférica y es un momento que médicamente no es complejo, pero que es muy emotivo, porque es un momento muy importante en todo el proceso del trasplante”, nos detalla la responsable del Plan Nacional de Médula Ósea, que matiza que puede haber rechazo. “Puede pasar, pasa pocas veces, pero por eso es preferible los donantes varones, porque hay veces que aunque la compatibilidad estudiada sea idéntica, hay pequeñas respuestas inmunitarias entre el injerto y el receptor que pueden causar un rechazo de la médula”, nos cuenta.
¿Qué enfermedades pueden requerir un trasplante de médula?
"El trasplante alogénico está indicado en una serie de enfermedades hematológicas. Las indicaciones más frecuentes son las leucemias agudas, tanto las leucemias mieloides como las leucemias linfoblásticas. Otra indicación frecuente de trasplante alogénico son los síndromes mielodisplásicos (enfermedades malignas de la médula ósea en la que que ésta no es capaz de producir en suficientes cantidades glóbulos rojos, blancos y plaquetas). Los síndromes mieloproliferativos crónicos también constituyen una indicación de trasplante alogénico (se trata de un conjunto de enfermedades de la célula madre hematopoyética en la que se producen más glóbulos blancos, glóbulos rojos, plaquetas de lo normal y que, en fases evolucionadas, pueden transformarse en leucemias agudas). Esta última indicación es mucho menos frecuente", nos detalla la doctora miembro de Top Doctors.
“Hoy en día, hay una gran variedad de enfermedades en las que se pueden hacer trasplantes, pero digamos que las más conocidas son las leucemias. Ahí los resultados de supervivencia han mejorado muchísimo gracias al trasplante, tanto en niños como en adultos. Hay muchos tipos de leucemia, y no tiene nada que ver la del adulto con la pediátrica, y dentro de la pediátrica, hay varios subtipos. Por eso es mucho más complejo de lo que parece, y aunque todos se lleven a trasplante, los trasplantes no son iguales. Lo que sí que se hace igual es la infusión de células”, nos cuenta por su parte la doctora Hernández. Y es que, tal y como nos confirma, existen alternativas de tratamiento, pero todavía, el trasplante sigue siendo primera línea de tratamiento como opción curativa para enfermedades como la leucemia o el síndrome mielodisplásico. “Si un trasplante está indicado es porque esa es la mejor opción de tratamiento para ese paciente”, añade la doctora Juliana Villa.
Concienciar sobre la importancia de la donación de médula
Le preguntamos a la doctora qué se siente cuando se encuentra un match, siguiendo con la comparativa que marca la campaña, cuando de repente hay una médula compatible y el trasplante puede ir adelante. “Es una maravilla, cuando encuentras un donante es emocionante. Nosotros tramitamos todas las médulas que se trasladan de un país a otro y es impresionante ver cómo va allí la vida, la esperanza de las personas”, nos cuenta con emoción.
No queremos perder la oportunidad de pedirle a la doctora Hernández que anime a los lectores a donar. ¿Qué les diría para convencerles? “Yo les diría que todos tenemos algún momento en nuestra vida en el que hemos hecho una lista de cosas que queremos hacer antes de cumplir los 40. Entonces, por qué no incluir en esta lista algo tan importante, tan privado a la vez, como ser donante de médula ósea, algo que no vas a poder publicar en tus redes sociales, porque la donación es anónima, pero que va a ser probablemente lo más importante que hagas en tu vida”, concluye. ¿No es una buena razón para hacer el match de tu vida?