No siempre es fácil identificar a una persona que sufre un TCA. Incluso nos puede pasar por alto en nosotras mismas y podemos estar pensando que nuestra relación con la comida es sana cuando, en realidad, nos está haciendo daño. Por ejemplo, ¿nos damos atracones por ansiedad? ¿Recurrimos a la comida cuando tenemos un problema? ¿Engordamos o adelgazamos con mucha facilidad? Todas estas señales podrían ser síntomas de un trastorno de la conducta alimentaria. Hoy que celebramos el Día Internacional de la lucha contra los TCA te invitamos a responder a estas preguntas para sospechar si tú o alguna persona de tu alrededor puede padecer alguno de estos trastornos.
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Responde a estas preguntas para tener una idea de cómo puede ser tu relación con la comida, si puedes sufrir un problema y si necesitas que un experto te ayude a mejorar algunos aspectos de tu alimentación o de ti misma.
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¿Podría sufrir un trastorno de la conducta alimentaria?
Hay enfermedades más serias que afectan a la comida pero que deben tratarse desde el punto de vista psiquiátrico y psicológico, puesto que se trata de dolencias que pueden afectar gravemente a la salud física y mental de los pacientes. Se trata de los trastornos de la conducta alimentaria. “Los TCA son enfermedades que provocan graves secuelas en la salud física de la persona afectada además de las secuencias psicológicas y psíquicas”, explica la psicóloga Alba Muñoz que dirige la Unidad especializada en el tratamiento ambulatorio de los Trastornos de Conductas Alimentarias (TCA) en el hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar
Los TCA se manifiestan generalmente bajo tres tipologías: anorexia, bulimia y trastorno compulsivo alimenticio o trastorno por atracón, los primeros síntomas de estos trastornos de la alimentación suelen detectarse entre los 11 y 24 años, aunque “cada vez se están presentando en edades más tempranas”, puntualiza.
Síntomas de alerta de un TCA:
- Obsesión por el peso y la comida
- Distorsión de la imagen corporal
- Aislamiento social
- Irascibilidad
- Utilización de ropa ancha
- Modificación de hábitos de alimentación
- Conductas compensatorias (ayunos, diuréticos, vómitos…)
- Práctica obsesiva de la actividad física, entre otros.
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Ortorexia, la obsesión por comer sano
Por último, otro trastorno de la alimentación que, a priori, podría parecer saludable pero que, sin embargo, no lo es ya que se trata de una obsesión, a la que le acompañan pensamientos negativos si no cumplimos la dieta; esta se acaba convirtiendo en el ‘tema’ principal; nos lleva a modificar conductas, relaciones y ocio y puede llegar a ser fuente de malestar psicológico, como nos advierte Rafael San Román, psicólogo de iFeel. Hablamos de la ortorexia o la obsesión por comer sano.
Esforzarse por comer bien no es un problema. Pero sí puede llegar a serlo cuando somos demasiado rígidos con nuestro plan de alimentación o cuando saltarnos la dieta se convierte en un conflicto. Como nos recuerda San Román, las personas que sufren esta obsesión por la comida están constantemente pensando en ella y los alimentos no son una fuente de nutrición pero también de placer, sino un deber que hay que cumplir de una manera estrictamente establecida.
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Pide ayuda
Si sospechas que tu relación con la comida no es saludable, acude al médico. Desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recuerdan que son trastornos de origen multifactorial (biológico, psicológico, familiar y sociocultural). La pauta para que sean considerados como tal es que se trate de un comportamiento prolongado en el tiempo, que cause un daño significativo a la salud y/o capacidad física y que repercuta, además, en las relaciones sociales de la persona que lo padece.
El tratamiento de estos trastornos debe ser multidisciplinar debido a la complejidad del tratamiento. Además, es necesario que se realice un seguimiento a largo plazo de cada caso.