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Consejos para superar una crisis de pareja y evitar que se rompa después del verano

La vuelta de vacaciones es una época complicada


30 de agosto de 2021 - 14:55 CEST
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Volver del verano, a la rutina del día a día, tras jornadas de intensa convivencia. Hay, de hecho, parejas que, con el fin del periodo de vacaciones deciden poner punto y final a su relación. Muchos y dispares son los motivos que pueden llevar a una pareja a romper, y la vuelta de estos días de descanso es una época especialmente complicada. “Mantener una pareja con éxito a pesar de la convivencia, los años, las crisis, los encuentros y desencuentros es trabajo arduo. Para mantener una estabilidad emocional hemos de poner toda nuestra imaginación al límite para buscar herramientas facilitadoras para nuestra relación”, explica la psicóloga clínica Pilar Guerra, que recopila una serie de consejos para tratar de evitar estas dolorosas rupturas tras los meses de verano.

 

Cuidar de nosotros mismos

Quererse más y cuidarse a uno mismo es primordial.  “Sin haber hecho consciente el concepto de cuidarnos a nosotros mismos, es muy difícil que reconozcamos el cuidado al otro. La prioridad a nosotros primero, lejos de ser un egoísmo mal entendido, es un acto de responsabilidad y de fidelidad a nuestro propio ser. Si bien estábamos acostumbrados a una serie de hábitos en nuestra vida antes de esta pandemia, ahora más que nunca, hemos de hacer de nuestra casa nuestro pequeño gran mundo, adaptar lo aprendido, y adoptar nuevas maneras de autocuidado”, nos detalla la experta.

 

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Hablar, hablar… y hablar

Hay que buscar el diálogo y la comunicación. Y es que la experta matiza que se trata de una comunicación más de allá de hablar y oír, es decir, la transmisión de señales, ideas y sentimientos al otro de manera consciente, de forma que para comunicarnos tengamos que tener la intención de hacerlo, y saber cómo hacerlo. “Defiendo mi teoría del 'invitado', en la que la idea principal es tratarnos a nosotros mismos como a un invitado especial todos y cada día de nuestra vida. El trato que nos demos ha de ser como el trato que damos a nuestros invitados. Si seguimos esta premisa, trataremos a nuestra pareja como si se tratase del mejor y más importante comensal a nuestra mesa. Tan solo hay que ponerlo en práctica. La convivencia roba la magia en las relaciones humanas. Empecemos por cambiar esta creencia, darle una vuelta de tuerca, y decidir que quizá esta idea sea para los demás, y probemos a ensayar la sensación de que el día a día en pareja, no sea un lastre, sino una oportunidad”, nos detalla.

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Compartir tiempo en pareja

Hay que tratar de hacer cosas juntos, compartir tiempo. La psicóloga explica que puede que, de manera inconsciente, hayamos apartado a nuestra pareja de nuestro foco. “Quizá estemos en una crisis donde el otro esté viviendo también su propio proceso. Crear una ‘burbuja’ dentro de esta situación, destinada a tener un tiempo para actividades en común, puede ayudar a protegernos de las crisis de convivencia. Un espacio creado ‘conscientemente’ para este fin, donde verbalicemos de manera sincera los sentimientos de cada uno, puede ayudar a vislumbrar que realmente se necesitan actividades sencillas en común, y a poner toda nuestra intención en que estos espacios sean prioritarios”, detalla.

 

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No hay un culpable

Que haya un problema en la pareja no tiene por qué ser culpa de uno o de otro. Hay que evitar buscar culpables. Es una cuestión incluso de lenguaje. Buscar responsables, en vez de culpables, es una de esas distinciones lingüísticas muy recomendables que hacen cambiar nuestra actitud tan solo con reflexionar sobre ella. “Pensar que hay ‘culpables’, nos acerca al concepto de culpa. Y la culpa es limitante, porque está aderezada con un sinfín de condicionamientos negativos. Buscar responsables, por el contrario, nos lleva de la mano de la responsabilidad, nos conecta con nuestra parte práctica, y nos ayuda en la búsqueda de soluciones”, matiza Pilar Guerra.

 

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Vivir el presente

No te anticipes a lo que puede suceder ni estés anclado en el futuro. “Centrarnos solo en el momento, en el instante, en el aquí y el ahora, nos da una perspectiva de la realidad y de la verdadera importancia en las prioridades que nos ‘compramos’ a la hora de interpretar las situaciones en general y en la convivencia de pareja en particular. Esta pandemia nos ha sacudido por fuera y por dentro. Es responsabilidad nuestra, acercarnos al lado de la facilitación de las cosas, ser conscientes de dar importancia a fluir, y no detenernos en nudos de conflicto. Si no nos forzamos en aprender verdaderamente de esto que está sucediendo, creo que es difícil que aprendamos ya. Minimizar los errores del otro y magnificar sus actitudes y aptitudes positivas puede ser una gran herramienta que ayude a relativizar. Es importante la generosidad en estos momentos, que no es otra cosa que atender selectivamente a lo positivo de cada día y no a lo negativo, actitud esta última que nos lleva a la oscuridad de la pareja y a nuestras propias sombras personales”, apunta.

 

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Prestar atención al momento en el que se da el 'feedback'

Hay que tener en cuenta también los tiempos. “El feedback es una herramienta basada en el concepto de retroalimentación, es decir, una forma y manera de 'alimentar' comunicando al otro no solo sus áreas de mejora, sino también sus fortalezas. Estamos muy mal acostumbrados a hablar a las personas fuera del tiempo oportuno. Generalmente, es inviable que nos paremos a pensar si es buen momento o no lo es, ya que de manera usual, abordamos al que tenemos al lado con nuestros discursos en el momento que nosotros decidimos hacerlo. Abogo por la teoría de ‘pedir permiso’ cuando queramos comunicar algo que se refiere a aspectos de nuestra pareja. No siempre puede que esté en disposición de escucha, y aunque lo estuviese, es un derecho humano el decidir cuando queremos escuchar lo que nos quieren decir acerca de nosotros mismos y cuándo no. El feed back ‘de mejora’ se da siempre en privado. Y desde luego nunca en presencia de los hijos”, nos cuenta.

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Sí, puede haber diferencias y desacuerdos

No siempre se tiene que estar de acuerdo en todo. Y la experta hace mención a una herramienta apenas conocida, que, en su opinión, también tendría que estar en nuestro libro de instrucciones de la vida en pareja. Se trata de la comunicación no violenta, creada por M. Rosenberg, la cual nos permite realmente dar un paso más profundo en el conocimiento del desarrollo personal. Pilar Guerra explica, que, en palabras del autor, la Comunicación no Violenta, (CNV), está basada en la idea de que “todos los seres humanos tienen la capacidad de compasión por los demás y de esta manera, si las personas pueden identificar sus necesidades y las necesidades de los otros, se puede llegar a la armonía en la comunicación”.

 

“Generalmente, observamos las diferencias que tenemos con nuestra pareja, desde un lenguaje cargado de juicios. Mantenemos la creencia errónea y limitante de que solo las almas gemelas fluyen en armonía, y no recordamos que también existe la frase ancestral de que los polos opuestos se atraen. El mundo de las diferencias es un reto continuo para nuestra disciplina en la relación de pareja, donde para llegar a entender las diferencias y los desacuerdos, es necesario que desarrollemos y ejercitemos tres áreas importantes: la auto empatía, para tener el compromiso de conocernos cada día más y mejor a nosotros mismos; la empatía, que nos permite entender las emociones del otro; y la autoexpresión honesta, que consiste en saber expresarse frente al otro de manera transparente, facilitando así el entendimiento hacia nuestra pareja”, nos dice.

 

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La importancia de los detalles

Cuando tenemos un detalle con nuestra pareja, lo que estamos haciendo es prestarle atención por medio del lenguaje y de las conductas. ¿El objetivo? Que perciba prioridad por nuestra parte y se sienta cuidado y atendida en sus necesidades, además de sorprendida. "El detalle hacia el otro es una manera de demostrarle valor, además de emplear tiempo para pensar en él. Es un acto de generosidad, un impulso de buenas intenciones hacia el otro, sin esperar nada a cambio. Aun así, un detalle exento de una base de amor y sinceridad, no tiene ningún sentido, se convierte en un estímulo hueco; las palabras de halago pueden sonar a falsas, las conductas hiper actuadas, y los objetos tan solo pueden ser percibidos como meros hechos materiales, carentes de afecto asociado. Puede suceder, sin embargo, que comenzar con detalles para salvar esta crisis de pareja en la que estamos inmersos ayude a generar una emoción de fondo distinta a la que arrastrábamos hasta entonces. El detalle puede tener la suerte de convertirse en un hecho 'provocador' de una situación mejor en nuestra relación", nos comenta la psicóloga.

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Saber escuchar al otro

Hay que hablar con la pareja y escucharla. "La comunicación es el arma más potente que tiene el ser humano, es el resultado de demostrar toda nuestra inteligencia tanto racional como emocional en el momento que se precisa que lo hagamos. No somos conscientes de las innumerables ventajas que tiene el ser humano al poder utilizar el lenguaje", explica Pilar Guerra que hace referencia al autor Rafael Echeverría en su libro La ontología del lenguaje, donde nos presenta tres de las más importantes que pueden salvar una conversación tensa. El derecho que tenemos como humanos a declarar un “sí”, a declarar un “no”, y la más importante, saber que podemos declarar un “no sé”.

 

"De esta manera nos sentimos libres ante el hecho de desconocer qué decir cuando no sabemos qué decir, de igual manera que aceptamos al otro cuando no sabe qué contestar. La conversación es un subconjunto dentro del conjunto de la comunicación. La conversación hay que aprender a diseñarla, como un traje genera nuevas realidades", precisa la psicóloga.

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Quitar el foco de lo negativo

Cuando estamos en una crisis de pareja nuestra atención se pone de manifiesto dirigiéndose seguramente a todos los aspectos negativos de la relación. En opinión de la experta, es como si tuviésemos un radar que atendiese solo a los peores aspectos de la otra persona. Estamos ante uno de los enemigos públicos más peligrosos para la convivencia, y se denomina Atención Selectiva, un sesgo que nos hace fijarnos justo en lo que menos nos conviene en esos momentos. Cuando estamos en medio de una crisis de relación nuestro estado de ánimo suele estar ansioso y deprimido, lo que nos hace interpretar al otro a la medida de las necesidades de nuestra pareja. La conversación aporta novedad, por lo tanto, nuevas conversaciones.

 

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