Agosto llega a su fin. Y aunque algunas preparan sus vacaciones de septiembre, a la mayoría le toca volver a la oficina. Y el regreso puede que no nos siente muy bien. Lo normal es que en dos días ya nos adaptemos, pero para algunos se convierte en un reto mayor. De ahí que en estas fechas hablemos del síndrome postvacacional. Pero es esto lo que te ocurre o necesitas cambiar de trabajo. Veamos antes por qué sufrimos esta estado de nerviosismo o apatía cuando tenemos que reincorporarnos o si hemos caído presas de la rutina en nuestro puesto de empleo.
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Test para averiguar si sufres síndrome postvacacional o necesitas cambiar de trabajo
¿Qué es el síndrome postvacacional?
Tristeza, irritabilidad, cansancio, ansiedad… son algunos de los síntomas que provoca este síndrome, que se calcula afecta aproximadamente a un 65% de la población. Aída Rubio, de TherapyChat nos da algunos consejos para superarlo:
Normalizar la situación. Cuando ponemos apelativos de “síndrome” a las cosas les damos una entidad importante. Es absolutamente normal necesitar un tiempo de adaptación en la reincorporación tras las vacaciones, a unos les costará más que a otros según sus circunstancias laborales y vitales. La vida tiene momentos incómodos y lo mejor es aceptarlos, navegar en ellos hasta que las aguas se calmen. Si luchamos contra estos sentimientos sólo nos agotaremos.
Relativizar y comprender que el trabajo es solo un aspecto de la vida, y llenar el resto de áreas de momentos positivos y de calidad. Debemos focalizarnos en los aspectos del trabajo que nos aportan satisfacción.
Apóyate en el uso de técnicas de relajación para los momentos más críticos. Por ejemplo, la respiración profunda o la visualización de lugares de calma con todo detalle. Un psicólogo podrá enseñarte bien a utilizar estas herramientas.
No olvides la importancia de llevar una vida ordenada, más cuando venimos de un período vacacional. Tener unas rutinas, un tiempo para el ejercicio, una alimentación sana y un adecuado descanso pondrá a nuestro cerebro en predisposición de tener una mirada más positiva hacia lo que vivimos.
Si a pesar de todo te sientes desbordado y no logras manejar la situación, lo conveniente es acudir a un profesional para ver qué está fallando en tu caso: si es un problema de autoestima en el trabajo, si es una crisis vital, si los problemas de otras áreas de tu vida se están manifestando de esta manera, o si se trata de una falta de habilidades de entendimiento y gestión emocional.
Aprender a resolver los obstáculos psicológicos
Para Los psicólogos Jesús Jiménez Cascallana y María Ibáñez Goicoechea autores del libro Aprende a resolver lo que te hace sufrir (La Esfera de los Libros), a veces no basta con seguir estos consejos generales, sino que hay que ahondar más para encontrar el origen de nuestro malestar y aprender a resolverlo. "Es necesario entender esos obstáculos, tanto en su vertiente afectiva (emociones), como en la cognitiva (racional), para lograr que las cosas cambien. No basta con desear que cambien o soñar que cambian, o pensar que uno se merece que cambien. Eso, además de no funcionar, genera después frustración y más sufrimiento".
Una vez descubiertas las causas reales del conflicto, hay que aprender a resolverlas, incluidos los obstáculos psicológicos que impiden cambiar la situación. Por ejemplo, el temor a decir que no, a ser firme, a ceder, al juicio de los demás, al menosprecio, a cambiar de trabajo, etc. Todo ello siempre con compasión hacia uno mismo, sin exigirse ni juzgarse, con ánimo constante de aprender.
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¿Te sientes un profesional quemado?
Por ejemplo, puede que te estés aburriendo y que sufras el llamado síndrome del profesional quemado o Boreout. Rafael San Román, psicólogo de ifeel nos explica cuáles son las causas de este síndrome.
- Teletrabajo 100% o cultura de presentismo laboral. Este síndrome puede ser una consecuencia de una cultura empresarial instalada en el afán de comparecer físicamente en la oficina independientemente de si hay tarea o no. Es lo que llamamos, de manera peyorativa “calentar la silla”, que obliga a los empleados a permanecer en su puesto incluso cuando no hay nada que hacer y, sobre todo, sin que nadie admita que no hay nada que hacer. En el otro lado tenemos el teletrabajo, tan instaurado en los últimos tiempos debido a la pandemia. El aislamiento que produce incidir negativamente sobre todo para aquellas personas acostumbradas al movimiento, al ambiente social de las oficinas y centros de trabajo. Lo ideal es contar con un modelo híbrido que permita conciliar manteniendo rutinas y que absorba lo mejor de cada sistema laboral.
- Mal diseño de la asignación de tareas/funciones respecto al perfil profesional, a veces por sobrecualificación del empleado y otras ocasiones por asignar lo motivante siempre a unos y lo aburrido siempre a otros.
- Mala supervisión del desempeño y coordinación del equipo de trabajo. Ausencia de espacios de confianza para revisar el funcionamiento general del equipo y en particular el de cada empleado, y poder valorar su nivel de rendimiento y su nivel de motivación, así como sus posibles sugerencias de mejora.
- Mala adjudicación de las tareas: independientemente de si son adecuadas o no para el perfil profesional, son escasas para la cantidad de tiempo que se les asigna.
- Incorrecta organización por parte del empleado. No ser conscientes del nivel de profundidad y empeño que requiere una tarea y quedarse en la superficie, no tener en cuenta ciertos aspectos de las tareas que deben ser llevados a cabo (y que requerirían tiempo, energía y atención), no ser capaz de responsabilizarse adecuadamente de sus funciones y abandonarse a una actitud de desidia que retroalimenta su desmotivación.
En este caso, si no puedes cambiar de trabajo, sí puedes hacer un cambio en tu manera de relacionarte con él. Así nos lo cuenta el experto de ifeel.
- Cambia de actitud. Es importante que, al margen de las causas del Boreout que sean ajenas a nosotros, tomemos responsabilidad sobre nuestro estado psicológico al trabajar y hagamos lo posible por mejorar nuestra actitud. Al fin y al cabo, es el trabajador en primera persona quien sufre el síndrome de Boreout y el afrontamiento tiene que partir también de él. No hay soluciones mágicas que alguien pueda poner en marcha para acabar con un profundo estado de aburrimiento laboral, pero poco a poco es posible cambiar de actitud: observar el trabajo de una manera realista y no exigirle a la tarea más de lo que la esta puede dar, asegurarme de poner toda la energía, esfuerzo y atención necesarios en la tarea (no conformarme con resultados superficiales solo porque esté realizando tareas “de poca importancia”), tratar de aprovechar el excedente de tiempo, si lo tengo, en algo productivo, especialmente si es en asuntos que tengan que ver con el trabajo, ir adelantando tarea si es posible, ofrecerme a ayudar a otros compañeros con sus tareas, etc.
- Pon en conocimiento de tu superior tu situación. La empresa deberá hacer un análisis crítico de la metodología de trabajo que el equipo está llevando, en qué cultura empresarial se basa, qué inercias nocivas la están manteniendo y el grado en que dicha metodología se adapta a las necesidades de la organización en el momento presente. En general, bastaría con conocer las causas que hemos mencionado y hacer lo contrario, por ejemplo: tener flexibilidad y capacidad innovadora a la hora de diseñar horarios, distribuir y revisar de manera eficaz y autocrítica las tareas, funciones y responsabilidades entre los diferentes miembros del equipo y prever medidas de rotación en la realización de las tareas más tediosas o repetitivas, para repartir esa carga y poder contar con diversidad de participantes en las diferentes partes del proceso de producción.
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