A la pregunta de qué hacer si tienes alergia a la picadura de algún insecto, sobre todo, si se trata de abejas o avispas, la resta es clara: prudencia y llevar siempre tu kit. Y es que cuando suben las temperaturas, pasamos más tiempo en el exterior y estamos más expuestas a sufrir picaduras de insectos que, en algunas personas, pueden ocasionar reacciones alérgicas. Estas episodios pueden ser graves y, de no contralarse, podrían desencadenar en un choque analifáctico. Por eso, vamos a explicarte cuáles son las picaduras más susceptibles de causar una alergia en determinados individuos con predisposición y qué debes hacer para evitar correr riesgos.
Y es que la alergia a los insectos es cada dia más frecuente, sobre todo, si tenemos en cuenta los dos tipos de alergia que estos invertebrados pueden producir en la especie humana. Por un lado, la alergia de reacción general producida por contacto o inhalación, como la que se presenta en la alergia a los ácaros o las orugas procesionarias, y por otro, la alergia con manifestaciones locales o generales a las picaduras o al veneno de diferentes insectos, como arañas, tábanos, mosquitos, avispas, abejas o abejorros. En ambas situaciones, este tipo de reacciones alérgicas previsibles pueden ser evitadas con medidas de prevención en los lugares, las estaciones y las situaciones que favorezcan el contacto con los agentes causantes de la alergia.
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Alergia a los ácaros
Los ácaros son insectos de la familia de los arácnidos, de tamaño microscópico (0,2-0,4 mm) invisibles para el ojo humano, que provocan alergia por inhalación de sus restos y deyecciones acumuladas en el polvo domestico localizado en cortinas, alfombras, ropa de cama, peluches, moquetas, etc.
Su desarrollo biológico depende de la humedad y de la temperatura ambiente, siendo de los 20º a los 30ºC y con humedad alta, del 70-80% el entorno más favorable.
La alergia a los ácaros se manifiesta como una alergia por inhalación, con picor nasal, rinitis, estornudos, conjuntivitis, secreción nasal y tos. Esta situación progresa a través de las vías respiratorias y puede dar lugar a bronco espasmo, atrapamiento del aire en bronquios, edema de las mucosas y dificultad respiratoria de naturaleza asmática.
El diagnostico se realiza a través de una prueba denominada prick cutáneo, en la que se aplica sobre la piel del antebrazo con una lanceta, una pequeña cantidad de alérgeno de ácaro. Se realiza un control visual a los 15 minutos y según el tamaño de la reacción se valora la intensidad de la alergia.
El tratamiento más eficaz es evitar el contacto con el alérgeno que desencadena el cuadro. Una vez instaurado, los antihistamínicos y los corticoides inhalados son medicaciones muy eficaces para el control de los síntomas.
Los tratamientos desensibilizantes con vacunas fabricadas para tal fin (inmunoterapia) consiguen tras inyección de dosis mínimas repetidas, elevar la inmunidad y controlar la alergia.
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Medidas de prevención
La prevención se fundamenta en medidas medioambientales, de higiene, limpieza, ventilación y lavado.
- Eliminar del domicilio todos los objetos que acumulen polvo (cortinas, moquetas, peluches, alfombras, etc).
- Ventilar la habitación a diario y exponer objetos de dormitorio al sol.
- Utilizar fundas anti ácaros en almohada y colchón.
- Pasar la aspiradora a diario y lavar con agua caliente (+ 60ºC) una vez por semana.
- El uso de aire acondicionado manteniendo el clima interior fresco y con poca humedad es muy beneficioso.
Alergia a la procesionaria
La procesionaria es un lepidóptero, en fase de oruga o larva, que parasita el pino y se la conoce como oruga del pino u oruga procesionaria, por su costumbre de desplazarse siempre en grupo, en formación de fila o procesión.
Estas orugas poseen un mecanismo defensivo muy curioso, cuando se ven molestadas, y que consiste en la emisión a distancia de unas estructuras pilosas denominadas “tricomas” que contienen venenos o tóxicos y al clavarse en la piel o conjuntivas da lugar a reacciones alérgicas en los humanos muy llamativas, caracterizadas por la aparición de urticaria y/o conjuntivitis.
En primavera y comienzos del verano, que es la época de mayor actividad de estas orugas, se dan casos frecuentes de reacciones alérgicas, caracterizadas por lesiones máculo-papulosas que hacen relieve de color rojo, muy pruriginosas y que se localizan en zonas de contacto o de cercanía con la procesionaria.
El tratamiento se realiza a base de antihistamínicos y corticoides orales. La prevención, es evitar el contacto con los nidos y las orugas.
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Alergia a las arañas
Las picaduras de araña son menos frecuentes en nuestro entorno y de menor gravedad que las de otros insectos, y aunque en otros países hay arañas muy venenosas (viuda negra), en la mayoría de las especies locales sus colmillos son demasiado frágiles y cortos para atravesar la piel humana.
La reacción local a la picadura se manifiesta por hinchazón, dolor, enrojecimiento e intenso picor. Se tratara con lavado de agua y jabón y compresas húmedas en el lugar de la lesión. Los medicamentos antihistamínicos y los corticoides, a veces son necesarios.
Alergia a los insectos
Muchos insectos, mosquitos, avispas, abejas, abejorros, a través de su aguijón, pueden trasmitir al hombre sustancias venenosas que producen en la mayoría de los casos, dolor, malestar y picazón local. Pero existen otros en que, de manera inicial o que ya estaban sensibilizados, pueden dar lugar a graves reacciones alérgicas, caracterizadas por “choque anafiláctico” que precisan de tratamiento médico urgente.
La mayoría de las picaduras en personas no alérgicas dan lugar a hinchazón, dolor y picor local que se beneficia del uso de amoniaco local o con pomadas antihistamínicas, con calamina, o con corticoides a baja concentración.
Pero es importante recordar que las personas alérgicas a las picaduras de estos insectos pueden desencadenar un cuadro clínico grave conocido como “reacción anafiláctica” o shock. Esta urgencia médica se caracteriza por la presencia súbita de:
- Disminución de la presión arterial o hipotensión.
- Síncope o desmayo, en ocasiones con pérdida de conciencia.
- Hinchazón de cara, labios, lengua, con riesgo de edema de glotis.
- Dificultad respiratoria aguda.
Las personas que tengan alergia a las picaduras de estos insectos deben llevar siempre consigo, en situaciones de riesgo (estancia al aire libre, campo o playa en verano y comienzo del otoño) un kit o estuche con equipo y medicación adecuada (cortisona, adrenalina, broncodilatador) para el tratamiento urgente de esta situación.
La prevención es la mejor terapéutica para estos accidentes. El uso de mosquiteras, rejillas en las ventanas, ropa adecuada, repelentes cutáneos o insecticidas en aerosol, son todos ellos útiles para evitarlos.
Las terapias de “desensibilizacion” en las personas alérgicas, con inyecciones repetidas de cantidades progresivamente crecientes del veneno de estos insectos, suelen ser efectivas para el control futuro, en la mayoría de los casos.
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Cuidado con las medusas
Las medusas poseen tentáculos con gran cantidad de células urticariantes que, al ponerse en contacto con la piel humana, dan lugar a picor intenso, escozor, sensación de quemazón y dolor con reacción inflamatoria posterior y aparición de lesiones vesiculosas.
Qué debe hacer ante una picadura de medusa:
- Salir del agua lo antes posible.
- No frotar con toalla ni rascar la zona afectada.
- Retirar los tentáculos visibles con pinzas y guantes de goma.
- Lavar las lesiones con agua salada, nunca con agua dulce.
- Aplicar hielo en bolsa de goma o plástico.
- Tratamiento con antihistamínicos, antisépticos o corticoides, siempre bajo control médico o sanitario.