Compararnos con el resto de personas. Una y otra vez. Y entrar en una espiral de la que es complicado evadirse. Es algo que se lleva haciendo desde siempre, pero no nos cabe duda de que las redes sociales han incrementado, aún más, eso que algunos expertos han bautizado como comparanoia. Miramos el móvil constantemente, vemos qué es lo que está haciendo la gente a la que seguimos en nuestras cuentas y, en no pocas ocasiones, tendemos a compararnos con lo que los demás hacen. ¿Es mi vida peor? ¿Menos divertida o estilosa? ¿Son ellos más felices? Hay quien trata de poner solución y reacciona publicando también un contenido placentero, más aún en verano. "La idea de crear una persona de cara al ámbito social no es nueva. Con las redes sociales tenemos la oportunidad de mostrar a nuestra persona pública, o lo que es lo mismo, las partes de nosotras/os mismos que seleccionamos consciente o inconscientemente para mostrar al público, con la intención de caer bien o de dar buena impresión. Aparentar es más fácil que no hacerlo", explica Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional.
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'Efecto comparanoia'
Pero, ¿por qué se produce ese ‘efecto comparanoia’ y no podemos dejar de compararnos con los demás? La experta detalla que, bien sea con la intención de aparentar o no, la tendencia en las redes sociales es plasmar lo que consideramos que merece ser inmortalizado: todo aquello placentero, que nos agrada y lo que nos gustaría recordar. “¿Quién quiere recordar una ruptura, una discusión o una crisis? Sin embargo, ¿unas vacaciones paradisíacas o un aniversario? Por supuesto. ¿Cuál es el resultado o efecto del fenómeno redes sociales? Que inconscientemente es muy fácil acabar comparando tu día a día con sus más y sus menos. Tu detrás de las cámaras con lo que los demás te muestran. Al comparar constantemente quién eres con la persona pública del resto, te puedes empequeñecer”, detalla.
Y nos explica que el problema es que llegamos a un estado de comparanoia cuando nos desconectamos de nuestra vida y focalizamos toda nuestra atención y energía en compararnos con los demás. Tanto es así que incluso nos dejamos llevar por el miedo de lo que nos podamos estar perdiendo y limitamos las posibilidades de nuestra felicidad a un ideal perfecto que está alejado de cualquier realidad.
La importancia de relativizar
Por eso, es recomendable relativizar el mensaje de las redes. “Cuando sientas la tentación de compararte con otro, haz el ejercicio de imaginar cómo es su vida realmente, qué problemas tiene, qué sueños no ha cumplido, cuáles son sus inseguridades y con qué personajes de redes es posible que se compare y se sienta mal por ello. Es decir, humaniza a esa persona. No puedes comparar el exterior de alguien, o lo que quiere mostrar, con todo tu ser al completo (virtudes y defectos incluidos)”, apunta por su parte Aída Rubio, directora del Servicio de Psicología y Psicóloga Sanitaria en TherapyChat.
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Hacer un buen uso de las redes
Lo que está claro es que las redes sociales han llegado para quedarse, por lo que es recomendable seguir una serie de pautas para no desesperarse con su uso cayendo en esta comparación eterna.
1. Es importante que optes por seguir cuentas que te inspiren y te aporten. Y, además, deberías silenciar o dejar de seguir las cuentas que te resten. No es fácil, pues la experta confirma que una vez que hemos entrado en el bucle de la comparación seguimos viendo las cuentas con las que más tendemos a compararnos y dando cuerda a pensamientos que nos hacen daño.
2. Un respiro sin móvil. Da un margen de tiempo sin móvil antes de dormir y nada más levantarte. Lo último que hacemos antes de dormir influye en nuestro sueño, y lo primero que hacemos al despertar influye en nuestro día entero. Si quieres amigarte con las redes sociales es importante que empieces a ser tú quien decide cuando las usas.
3. Conecta contigo y escúchate antes de publicar. Hazte esta pregunta: "¿Estoy subiendo esto porque realmente me apetece y conecta con mi esencia o simplemente porque quiero aparentar o cumplir expectativas ajenas?" Sí, los algoritmos buscan que pasemos el mayor tiempo posible en las redes, por eso a menudo juegan con nuestras emociones, e incluso distribuyen las interacciones en periodos más largos de tiempo para que estemos pendientes todo el rato, etc. Por eso, es importante que seas tú quien manda, y que publiques cuando tú lo sientas, como lo sientas, no como creas que ha de ser.