El término “adicción a la comida”, nos cuentan las nutricionistas Andrea Báguena y Andrea Hernangómez, de Nutritienda.com quienes nos han asesorado en este artículo, apareció por primera vez en la literatura científica en 1956, pero no fue hasta 2009 cuando aparecieron muchas más publicaciones sobre el tema.
El concepto de “adicción a la comida” no está establecido y no es propio considerarlo todavía como una patología, aunque la evidencia sugiere que algunos alimentos, especialmente los ultraprocesados, tienen mayor potencial adictivo.
El placer por la comida, sobre todo el que produce la menos sana, puede suponer un problema cuando se convierte en un potencial adictivo. Para entender cómo llegamos a esta situación tenemos que diferenciar algo muy importante: el hambre emocional es aquella que nos hace comer por ansiedad, estrés o por una fuerte apetencia mental a ciertos alimentos por su atractivo. Por ello, las adicciones son cuestiones psicológicas que debe tratar un especialista en estos términos.
¿Se producen cambios en el cerebro?
Debemos mencionar que existen algunas investigaciones que apuntan a que la comida puede llegar a crear dependencia en nuestro cerebro porque se producen una serie de cambios biológicos. Los alimentos con alto contenido calórico y ricos en grasas o azúcares pueden llegar a activar el sistema límbico, una parte en el cerebro encargada del placer, que si se sobrecarga puede llegar a crear una necesidad. Los alimentos muy sabrosos, que contienen sustancias químicas artificiales para potenciar el sabor serán capaces de activar este sistema antes que otros, ¡y por supuesto nos gustarán más!
Además, el consumo excesivo de alimentos provoca cambios en nuestra sensación de saciedad, haciendo que cada vez seamos capaces de consumir más cantidad de alimentos sin sentirnos saciados.
¿Cuáles son las señales que nos alertan de que sufrimos una adicción a la comida?
Algunos de los síntomas que pueden desencadenar un consumo excesivo y continuado de ciertos alimentos puede ser:
- Dejarse llevar siempre por determinados antojos.
- No sentirse nunca saciado.
- Comer mucho más de lo que tenías previsto
- Recurrir siempre a opciones ultra procesadas etc.
Los perfiles de las personas con tendencias a las adicciones o incluso, a los trastornos del comportamiento alimentario, deben ser analizados por los especialistas correspondientes.
A nivel nutricional, podemos decir que educarnos desde pequeños con unos hábitos de estilo de vida saludables es vital para asentar de por vida una alimentación adecuada, equilibrada y por consecuencia, una relación estable y sana con la comida
¿Somos más adictos a ciertos alimentos siempre o en épocas de estrés?
En épocas de estrés y ansiedad, algunas personas tienden a canalizar sus sentimientos y a lidiar con sus emociones a través de la comida, es lo que se conoce como “hambre emocional”. El hambre emocional suele relacionarse con el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares. Sin embargo, se trata de un problema de comportamiento (no del alimento elegido) por lo que habrá personas que sean más propensas a padecer este problema mientras que otras, no.
¿Qué alimentos son más adictivos?
Hay muy pocas pruebas que aclaren qué alimentos son más adictivos, sin embargo algunos estudios indican que los alimentos con alto contenido en azúcares y grasas (alimentos procesados) se asocian con mayor frecuencia a comportamientos adictivos que los alimentos naturales (verduras, frutas, hortalizas, cereales…).
No están claras las razones por las cuáles los alimentos procesados pueden resultar más adictivos que otros. Una de las posibles causas podría explicarse por la alta concentración de azúcar que contienen estos alimentos. Esta alta concentración produce picos de glucemia en sangre que producen la activación de regiones cerebrales relacionadas con la recompensa (es decir, cada vez necesitan dosis más altas para sentirse satisfechos).
En ocasiones, ese “enganche” que sentimos hacía algún alimento, esa sensación de no poder parar de consumirlo, viene provocada precisamente por esto: no podemos dejar de dar bocados a la pizza o parar de comer snacks fritos hasta que no se acaban porque nuestro cerebro nos pide más cada vez.
Otra causa que puede explicar este fenómeno es que la grasa ayuda a mejorar el sabor de los alimentos y su consumo parece activar regiones cerebrales relacionadas con el placer (como sucede con el consumo de drogas).
Algunos de los alimentos estudiados que parecen ser más problemáticos son la pizza, el chocolate, las patatas, las galletas, el helado o la hamburguesa.
¿Hay alimentos sanos que provocan adicción?
Como hemos comentado, los alimentos que se relacionan con más frecuencia con comportamientos adictivos son los alimentos procesados, por lo que desde el punto de vista nutricional no son recomendables ni saludables.
Por otro lado, cuando una persona se vuelve dependiente a un alimento para sentirse satisfecho o incluso feliz (incluyendo los alimentos sanos desde el punto de vista nutricional, por ejemplo, el cacao o, incluso, la fruta o la verdura) es cuando empieza a convertirse en un comportamiento peligroso que debe ser tratado. Las adicciones a alimentos saludables también pueden desembocar en trastornos del comportamiento alimentario como la ortorexia o la anorexia nerviosa, si no son tratados a tiempo.
Por último, recordar que no hay que confundir la adicción con el hambre emocional o la ansiedad por la comida, por eso ante cualquier problema alimentario de origen psicológico es recomendable acudir a un profesional de la salud que nos ayude a mejorar nuestra relación con la comida, concluyen Andrea Báguena y Andrea Hernangómez, nutricionistas de Nutritienda.com.