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Pareja

¿Es posible salir de una relación de pareja tóxica?

A veces, puede ir de la mano de casos de violencia de género


22 de junio de 2021 - 16:58 CEST
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No siempre es sencillo asumir que vivimos una relación de pareja tóxica. Una situación compleja que puede desembocar en problemas aún mayores, con casos incluso de maltrato -físico o psicológico-. Algo que preocupa, y mucho, teniendo en cuenta que llevamos meses complicados en relación con la violencia de género en nuestro país. “Hay varias claves que nos hacen ser conscientes de que estamos viviendo en estado de toxicidad en nuestra relación. Estas claves son cuando tu pareja te dice o muestra con frecuencia todo lo que ve mal en ti, pidiendo o exigiendo que cambies todo, y te hace minar tu autoestima pensando que no  eres lo suficiente buena o bueno para la otra persona. Esa 'no aceptación' puede significar que estés en una relación de pareja tóxica. En realidad, las relaciones, tanto sean de pareja (como cualquier otra), cuando te aportan más sufrimiento que felicidad, es cuando son tóxicas y lo único que hacen es dañarte”, nos cuenta Kande Díaz, de Mundopsicologos.com.  

 

Hay, además, muchas personas embarcadas en una relación que se podría calificar de tóxica, pero que no se dan cuenta. ¿Por qué motivos sucede esto, que lo ve antes incluso el entorno que la propia afectada? “Esto, en realidad, tiene una explicación muy sencilla. Las personas tenemos un cerebro increíble, diseñado para la supervivencia. Ya lo decía Darwin, no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta. Y así ocurre en el ser humano. La mayoría de las personas tienen una capacidad de adaptación muy importante. En este proceso, tenemos un diálogo interior muy potente, donde restamos importancia a muchas cosas, o pensamos que somos nosotros los que realmente hemos hecho algo mal y que lo podemos cambiar, o bien, que la otra persona está en un mal momento.

 

Todo esto provoca que nos vayamos encerrando y adaptando a situaciones complejas y de sufrimiento progresivo que no somos capaces de ver. E incluso cuando lo vemos y somos conscientes de que tenemos que cambiar esa tendencia, ambos integrantes de la relación (o uno en particular el que está sufriendo) se ven sometidos a un desgaste emocional muy importante donde tratan de convencerse a ellos mismos de que pueden salvar esa unión. Y es ahí donde no se le pone freno, y el malestar solo se incrementa sin solución, convirtiéndose en relaciones destructivas”, nos detalla la experta.  

 

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Presta atención a estas señales

Hay varios signos que son muy importantes para darnos cuenta de que no estamos en una relación equilibrada y madura, tal y como nos detalla la psicóloga, que matiza que, eso sí, no tienen por qué darse todas):  

-La rutina son el conflicto y las discusiones.

- Te has olvidado de ti misma/o para enfocarte sólo en las necesidades de la otra persona, o que no se enfade o te haga reproches.  

-No te sientes amada/o tal y como eres.

- Vives en la descalificación constante (directa o indirectamente).

- No se tienen en cuenta tus gustos, aficiones, necesidades…  

-Sientes que tienes que estar demostrando constantemente lo que vales, y aun así nunca llegas a conseguir una buena valoración, no pudiendo ser tú misma/o.  

-Te sientes sola/o aun cuando estás acompañada/o por esa persona.

-Has perdido por completo la ilusión.  

-Te vas aislando del mundo.

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Cuando desemboca en maltrato

El problema puede hacerse aún más grande y la pequeña bola de nieve se va haciendo cada vez más grande. Tanto, que una relación de pareja tóxica acabar desembocando en un caso de maltrato -verbal o físico- hacia la mujer. “Efectivamente, así es, sobre todo, cuando tu pareja te culpa de todo lo que sucede, no asume ninguna responsabilidad y tienes claro que no va a cambiar. Porque las discusiones se terminan convirtiendo en la base del maltrato verbal, en el momento que hay descalificaciones, humillaciones, vejaciones, se te ningunea, critica y termina alejándote de todo y todos”, explica la psicóloga, que cuenta que depende mucho de cada caso y de cada persona, pero también puede derivar en maltrato físico cuando la tensión es continua y las discusiones son la norma.

 

“En estos casos, si no hay una correcta gestión emocional y autocontrol, puede derivar en un maltrato. Y lo que un día fue cogerte fuerte del brazo, puede convertirse en algo mucho más grave y generarse en un hábito continuo. Hay que estar muy alerta en estos casos para evitar que se repitan ciertas situaciones permitiendo que se conviertan en una forma de vida”, concluye.  

 

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Indicios de maltrato

¿Qué señales nos pueden indicar que estamos ante un caso de maltrato en una relación?  Hay muchos signos que nos dan indicio que estamos ante un caso de maltrato. En concreto, en la web de Ministerio de Igualdad, se dan algunas pautas muy importantes para reconocerlo, y que están disponibles para toda la población, entre ellos destacan los siguientes como primeros signos del maltrato: 

- Ignora o desprecia tus sentimientos con frecuencia.  

- Ridiculiza, insulta o desprecia a las mujeres en general.

- Te humilla, grita o insulta en privado o en público.

- Amenaza con hacerte daño a ti o a tu familia.  

- Te ha agredido alguna vez físicamente.  

- Te aísla de familiares y/o amistades.

- Te ha forzado a mantener relaciones sexuales en contra de tu voluntad.  

- Te controla el dinero y toma las decisiones por ti.

- No te permite trabajar. 

- Amenaza con quitarte a tus hijas e hijos en caso de dejarlo.

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Cómo salir de esta situación

Llegados a ese caso, ¿cómo puede salir una mujer de una relación de pareja así de complicada?  “Si tienes claro que esto es lo que está sucediendo en tu relación, por mucho dolor y miedo que te genere, es importante tener claro que ha llegado el momento de hacer algo. Y aquí, se unen varias posibilidades:  

- Pedir ayuda a círculo cercano de confianza.

- Poner fin a la relación, separarte y dejar atrás esa relación que sólo te hace daño. 

- Si la pareja también es consciente de la situación y ambos quieren cambiar, pueden pedir ayuda a través de mediación y convertir esa relación tóxica en una relación equilibrada. “Particularmente, trabajo con muchas parejas y los resultados son increíbles”, nos dice.  

- Si la situación es grave, y no hay ninguna posibilidad de cambio, no hay que dudar ni lo más  mínimo, en recurrir a todas las posibilidades que se nos ofrecen para solicitar ayuda como es a través del 016, o cualquier otra vía oficial para poner una solución inmediata.

 

¿Qué estrategias tiene a su alcance para conseguirlo?

“La estrategia más importante es aceptar que todos, sin excepción, podemos estar débiles en algún momento de nuestra vida. Estar débil o vulnerable no es un signo de pérdida de valor o capacidad. Todo lo contrario, es un signo de valentía. A todos nos puede ocurrir, que nos veamos envueltos en una relación tóxica, y no por eso debemos avergonzarnos. Por tanto, la mayor estrategia es analizar nuestra relación, aceptar que el sufrimiento no es una forma de vivir y que debemos poner una solución al respecto”, recomienda.

 

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Cómo ayudar a quien se encuentra en esta situación

¿Cómo podemos ayudar a una mujer que está en medio de una relación tóxica con problemas incluso de violencia de género? ¿Qué debemos decirle y cómo debemos actuar? Porque lo cierto es que está  muy extendida la creencia de que en los problemas de pareja es mejor no 'interferir'.

 

“Efectivamente, en las relaciones de pareja está muy difundida la creencia de que cada pareja es un mundo y que no se debe opinar ni interferir. Sin embargo, desde el momento que hay un sufrimiento, y somos conscientes de ello (o incluso hemos presenciado situaciones de maltrato), lo más importante es apoyar a esta persona. Hacerle saber que no está sola y que tiene una serie de personas en su vida que la van a apoyar de forma incondicional, sin juicios de valor innecesarios.

 

También es importante respetar sus tiempos, hasta que ella no esté preparada para dar el paso, nada de lo que le digamos va a ayudar, no podemos obligar a una mujer a hacer aquello que no quiere. Al final, intentar influenciar hasta ese punto solo hará que se aísle más y viva sola con la  persona que la maltrata (salvo que entendamos que su vida puede llegar a estar en peligro, o presenciemos una situación grave)”, cuenta Kande Díaz, que añade que la clave, en definitiva, es acompañar, estar atento, promover con respeto una acción de ayuda, bien sea a través de las ayudas oficiales o acudiendo a terapia individual para exponer su situación y que reciba una ayuda profesional.  

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Dependencia emocional

En estos casos, además, suele estar muy implicada la dependencia emocional con respecto a nuestra pareja. “La dependencia emocional en psicología es la dependencia afectiva que consiste en una serie de comportamientos adictivos que se dan en una relación donde existe una asimetría en el rol que asume cada persona. Es decir, un desequilibrio constante, donde la necesidad de cariño se transforma en una serie de conductas (verbales y no verbales) que desplegamos de forma  desproporcionada sólo buscando ese afecto que no recibimos (o no lo recibimos de la forma que  queremos). 

 

Por tanto, en una relación de pareja, hay una dependencia emocional cuando uno de los integrantes, (o incluso ambos), muestran un patrón persistente de necesidad afectiva extrema, de tal forma que la persona dependiente necesita al otro, de una forma muy similar a la forma en la que se desarrollan las adicciones”, nos cuenta la psicóloga.

 

“Es muy importante entender que la relación de pareja es una relación completamente libre. Elegimos amar, y también podemos elegir dejar de amar. Es una relación basada en la aceptación y el respeto mutuo, donde estando juntos son felices y se pueden mostrar y ser tal y como son. Donde hay un proyecto en común y confianza. También es cierto que la cultura y la sociedad han generado el concepto de dependencia emocional más en las mujeres que en los hombres, porque se apoya en los tópicos y creencias del  amor romántico donde se muestra un intercambio de afecto desequilibrado y disfuncional, donde se idealiza al otro miembro de la pareja y a la relación en sí misma. Y, en este caso, la responsabilidad cae más en la mujer”, apunta.  

 

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¿Se puede superar?

Ante una situación tan compleja, cuesta avanzar. Y nos planteamos si una mujer logra superar una situación tan complicada o la huella queda para siempre. “Una cosa está clara, el amor no es sufrimiento, ni dependencia, ni miedo, es vivir sintiéndote libre. Todas las personas pueden superar situaciones de sufrimiento, pero sí es clave entender que no deben exigirse superar todo de una manera rápida y por sí mismas. Es fundamental buscar ayuda profesional, tener apoyo, entender por qué ha sucedido, evaluar su autoestima, creencias, valores, qué le ha llevado a vivir una relación así y mantenerla en el tiempo. No somos responsables de cómo son los demás, pero sí de cómo actuamos y somos nosotros mismos.

 

Tenemos la capacidad de resiliencia, y por encima de todo, tenemos el derecho de vivir en mayúscula, de disfrutar de la vida, de tener una relación de pareja con armonía, donde lo bueno sume más que lo malo. Pero para disfrutar de ese derecho, debemos tener también la capacidad de dar y disfrutar de esa armonía. Por tanto, es importante autoevaluarnos y no subestimar nuestra capacidad de desarrollo”, nos cuenta la psicóloga. Por eso, es normal que una mujer que ha experimentado una relación traumática y complicada tenga reparos en volver a comenzar una relación de pareja. “Es completamente normal y asumible. Cuando se genera un trauma, es importante superarlo antes de iniciar otra relación, porque podremos confundir situaciones, evaluar mal lo que nos pasa, culpabilizar y llevar al extremo, en base a nuestros miedos e inseguridades, acontecimientos y sentimientos”, matiza.  

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Recuperar la confianza poco a poco

Sin duda, el primer paso para salir de ese círculo en el que se entra en una relación tóxica es que recupere la confianza, que entienda que no tiene por qué volver a sucederle. “Es fundamental no generalizar. No pensar en términos de hombres y mujeres, sino en términos de personas. Tanto hombres como mujeres pueden ser tóxicos y maltratar. Por tanto, ayuda mucho buscar en los demás cualidades y valores afines a nosotros, buscar equilibrio emocional, tolerancia, perdón y respeto. Estos factores son claves para una relación sana. Al fin y al cabo, conseguir una relación de pareja sana y feliz es posible”, añade la psicóloga, que cuenta que en las sesiones de mediación de parejas en las que trabaja, es muy habitual encontrar una serie de nexos comunes que llevan al malestar y al deseo de la disolución de la pareja. Sin embargo, siempre es posible recuperar la confianza y avanzar hacia la consecución de una relación de pareja feliz, teniendo en cuenta que:
 

1. No existen las relaciones perfectas.

2. Tú existes y debes tener un espacio fuera de tu pareja. 

3. Es importante definir y tener claro la relación que realmente quieres, qué estás dispuesto a dar y  qué esperas (siempre desde una forma lógica y realista).

4. Debemos comunicarnos de una forma correcta y constante. 

5. Perdonar y que nos perdonen. 

6. Aceptar las diferencias.

7. Nada es excusa para no encontrar un tiempo de calidad e intimidad. 

8. Y, muy importante, confiar en el otro y en nosotros mismos. Si no hay motivos para no hacerlo,  tampoco hay motivos para vivir con desconfianza. Exígelo del mismo modo para ti. Si ambas partes respetan los acuerdos de la relación, pueden vivir y dejar vivir. 

 

“Por tanto, como conclusión, una relación no tóxica es aquella en la que hay una relación sana, donde el respeto, el equilibrio y la confianza están presentes. Siempre habrá problemas, se trata de solucionarlos juntos y, de ayudarse el uno al otro, por encima de todo. Nunca permitas maltrato físico o emocional, abusos de cualquier tipo, faltas de respeto ni conductas controladoras. Las parejas son la suma de dos personas con identidad propia, que aunque compartan muchas cosas, deben seguir respetando sus roles individuales que no atenten al bienestar de la misma, y donde cada uno pueda seguir desarrollándose y teniendo su espacio”, concluye.   

 

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