La vesícula es un órgano que se encuentra en la zona derecha del abdomen, justo debajo del hígado. Su función es la de almacenar la bilis que secreta el hígado. La bilis es la que se encarga de facilitar la digestión y la absorción de las grasas. También de excretar el exceso de colesterol, residuos que se producen por la toma de medicamentos y por la metabolización de la hemoglobina o la bilirrubina. Cuando se produce la digestión, la vesícula se estimula, expulsa la bilis, se digieren las grasas y se facilita el tránsito intestinal. En ocasiones, se producen cálculos biliares.
La colelitiasis (piedras en la vesícula) es una de las patologías más comunes del tubo digestivo, y es más frecuente en mujeres, por la exposición a estrógenos y progesterona y su prevalencia aumenta con la edad. Como señala el Dr. Antonio Barrasa, especialista en cirugía general y del aparato digestivo de Vithas Castellón y Vithas Valencia 9 de octubre "el embarazo, obesidad, y algunas patologías hereditarias como la talasemia o la anemia falciforme, entre otras, aumentan los riesgos de padecer esta patología. De hecho, en sociedades occidentales entre 10% y 30% de los habitantes padecen colelitiasis y cada año hay un millón de casos nuevos”. Pero la dieta también influye. Si es rica en grasas puede producir este tipo de cálculos en la vesícula. Por tanto, una de las principales vías para manejar este trastorno, siempre que no sea necesario intervenir quirúrgicamente, es apostar por una dieta saludable, variada y equilibrada.
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¿Son piedras en la vesícula?
Estos cálculos, que empiezan como pequeños cristales de colesterol o pigmentos de bilis, pueden no dar síntomas en mucho tiempo. De hecho, es habitual que se diagnostiquen de manera fortuita, en un control ecográfico por otra causa. El problema puede aparecer cuando hay muchos o son muy grandes o cuando uno de estos cálculos queda atrapado en el conducto de la vesícula biliar.
Según nos explica el especialista, los cálculos biliares suelen manifestarse con cuadros de dolor abdominal, generalmente relacionados con la ingesta. Pero, en ocasiones, las piedras pueden provocar infecciones de la vesícula y las vías biliares, o inflamación del páncreas, que si no son tratadas a tiempo pueden llegar a convertirse en patologías graves, por lo que la intervención quirúrgica sin demora excesiva es fundamental”. De hecho, continúa el Dr. Barrasa, “con los repetidos episodios de inflamación de la vesícula, la intervención se va haciendo cada vez más compleja y con ello se incrementa el riesgo de complicaciones”.
Como decíamos, llevar una dieta saludable es muy importante si te han diagnosticado piedras en la vesícula.
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Dieta para la vesícula
Una alimentación saludable no eliminará las piedras, pero sí mejorará la salud general y reducirá la aparición de síntomas. Según la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD), las recomendaciones nutricionales para pacientes con cálculos biliares varía en función de si se trata de una colelitiasis sintomática o sin síntomas.
Si no se sufren síntomas se puede comer de todo. Sin embargo, aconsejan no comer mucha cantidad de golpe de los siguientes alimentos. No están prohibidos, solo que se tienen que comer con moderación, apuntan desde la FEAD.
- Embutidos y carnes grasas (cordero, cerdo)
- Leche entera, mantequilla, margarina, nata, crema, flan, chocolate, pasteles
- Huevos
- Aceitunas, frutos secos (nueces, avellanas, almendras, cacahuetes, etc.)
- Aceite, sebo
- Comidas precocinadas
Si se sufren síntomas, la dieta debe estar encaminada a evitar la estimulación de la vesícula y evitar el dolor. Estos son los consejos de nutrición para una colelitiasis sintomática:
- Seguir una dieta saludable y variada, similar a la Pirámide de la Alimentación Saludable o plato de Harvard.
- Evitar las comidas abundantes. Comer poca cantidad y varias veces al día; lo ideal es repartir las comidas en 5-6 tomas (desayuno, media mañana, comida, merienda, cena y algo antes de acostarse).
- Comer despacio y en un ambiente tranquilo. Masticar bien.
- Reposar sentado hasta media hora después de las comidas principales.
- Tomar los líquidos y el agua en pequeñas cantidades (evite los zumos y las bebidas gaseosas), fuera de las comidas y en cantidad no inferior a 2 litros al día.
- Realizar cocinados sencillos (hervidos, en su jugo, plancha, vapor, horno) y evitar los fritos, rebozados, empanados, salsas, guisos y en general todas aquellas cocciones que lleven muchas grasa y aceite.
- Evitar alimentos estimulantes (café, refrescos de cola, alcohol).
- Evitar los alimentos que no se toleren bien de forma repetida
- Las legumbres pueden producir “gases”. Para evitarlo cambiar el agua de cocción una vez hayan hervido 10 minutos y pasarlas por el pasapurés para www.saludigestivo.es 3 mejorar su digestión. Si no se toleran los cereales integrales, sustituirlos por refinados.
- En caso de obesidad, procurar perder peso; para ello se debe consultar con el médico y nutricionista
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¿Cuándo es necesario operar la vesícula?
La mayoría de las veces, los cálculos biliares no causan ningún síntoma y no requieren tratamiento. Sin embargo, si un cálculo biliar queda atrapado en un conducto de la vesícula biliar, puede causar un dolor abdominal intenso y constante que es el llamado cólico biliar. Si el cálculo biliar bloquea el flujo de bilis, puede desencadenar una sintomatología acompañada no solo de dolor intenso, sino también de fiebre, diarrea, ictericia o falta de apetito. En ocasiones, será necesario optar por una intervención quirúrgica.
La mayoría de las extirpaciones de vesícula se realizan por laparoscopia con instrumentos que se colocan en pequeñas incisiones en el abdomen. Este tipo de intervención también está indicada en el tratamiento de otras enfermedades de vesícula, como las colecistitis calculosa, los pólipos de vesícula o la vesícula de porcelana.
Este tipo de intervención es poco invasiva, muy frecuente y muy bien tolerada que implica menos dolor y menos riesgo de infecciones, permitiendo que el paciente salga antes del hospital y se pueda incorporar más precozmente a sus actividades habituales. Según el profesional, “la cirugía dura menos de una hora. El paciente se levanta y come la misma tarde de la intervención y se va a casa al día siguiente reincorporándose a su actividad habitual en aproximadamente 15 días”.
Además, la laparoscopia permite que, mediante la ayuda de una cámara de vídeo, se reduzca el tamaño de las incisiones que se realizan para la cirugía. El doctor Barrasa hace especial hincapié en señalar que, “en un 90% de los casos se considera el método estándar, pero, cuando la inflamación o las complicaciones provocadas por las piedras impiden que se pueda realizar de forma segura, es necesario realizar una cirugía tradicional con una amplia incisión en el costado derecho”.
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