Estar en paro no es una situación fácil. Por un lado, mina la autoestima. También es agotador, puesto que estar constantemente buscando un empleo cansa. Y si no se consigue trabajo, frustra, desespera y, en el peor de los casos produce angustia, ansiedad y depresión. De ahí que haya que cuidar la salud mental mientras dura el desempleo o, incluso, en un trabajo precario, itinerante o en un ERTE, nos recomiendan los psicólogos de iFeel.
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Precisamente, los ERTE han sido uno de los protagonistas de la pandemia a nivel laboral. Aunque las personas que se encuentran en esta situación no hayan perdido su empleo, no trabajar, una actividad que no solo mantiene un cierto nivel económico, sino que también ayuda a la persona a sentirse útil y activa, sumada a la incertidumbre de qué pasará con su empresa, no evita que su bienestar psicológico se vea perjudicado. Los psicólogos son claros: no hay que tomarse a la ligera los posibles síntomas de tristeza, apatía, nerviosismo y estrés que aparezcan y buscar ayuda si uno no se siente capaz de afrontarlo.
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Las señales de que el paro afecta a tu salud mental
Cuando nos encontramos desempleados nuestras emociones se ven muy afectadas y podemos atravesar múltiples fases y matices según va avanzando la situación de desempleo.
- Puedes sentirte como en una montaña rusa emocional. Es muy probable que experimentemos, incluso dentro de un mismo día, diferentes emociones. Momentos de alta motivación, confianza en sus propias posibilidades, reposo respecto a los aspectos negativos de su pasada vida laboral, ilusión por una nueva etapa laboral que está por llegar y, desde ahí, una sensación de creatividad y entusiasmo para reformular su propio proyecto profesional.
- Habrá momentos en los que sientas desesperación. Experimentaremos estados de desesperanza hacia el futuro, ansiedad, inquietud, miedo, vergüenza, frustración, abatimiento, irritabilidad o, por supuesto, indefensión aprendida: cuanto más tiempo pasa sin encontrar empleo, más se afianza la sensación de que no importa lo que la persona haga, ya que no tiene ningún control sobre su situación y, por tanto, nada de lo que haga por su propia iniciativa puede modificarla.
- Tu autoestima se puede ver afectada. La sensación de haber fracasado en el proyecto personal, de no ver satisfechas las expectativas y esfuerzos depositados en el mismo y la percepción de tener poca valía, es decir, no ser lo suficientemente bueno ni como trabajador ni como buscador activo de empleo, pueden llegar a tener una presencia muy perjudicial en el mundo psíquico de la persona.
- Puedes experimentar una crisis de identidad. El deterioro de la autoestima se puede llegar a desembocar en una crisis de la identidad de la persona en paro: quién soy ahora que no trabajo, cómo definirme, cómo presentarme ante los demás, hacia dónde encaminar a partir de ahora lo que quiero ser (en cuanto a lo profesional), qué va a ser de mí dadas mis condiciones, etc.
- Los tipos de pruebas más frecuentes en una entrevista de trabajo
Cómo evitar las consecuencias psicológicas del desempleo
Mientras se está en paro o en una situación de parón laboral no buscada, el individuo tiene una serie de necesidades psicológicas que, si no son adecuadamente satisfechas, pueden poner en riesgo su bienestar. Estas son las claves para cuidarte mientras no encuentres trabajo:
- No estás 'en paro' si te avergüenza. Estás buscando trabajo. Es probable que utilizar “estoy en paro” como tarjeta de presentación te incomode. Si es el caso, prueba con fórmulas del tipo “ahora mismo no estoy trabajando”, “estoy buscando trabajo”, “estuve trabajando hasta hace unos meses pero ahora estoy buscando otra cosa”. No te centres solo en el posible estigma que pueda tener la etiqueta de “parado”, recondúcela hacia tu papel actual como buscador activo de empleo, abierto a las sugerencias que puedan hacerte, válido y disponible para un nuevo trabajo que pueda surgir.
- Intenta mirar hacia delante con realismo pero también con optimismo. Durante la búsqueda de empleo hay momentos en que es difícil confiar en un final cercano y satisfactorio para la situación de paro, pero abandonarse a los pensamientos catastróficos no contribuye a la solución. Busca espacios para la esperanza realista y toma conciencia de cómo los pensamientos del tipo “esta situación no acabará nunca”, “jamás encontraré un trabajo adecuado para mí” o “nunca podré reengancharme al mundo de la empresa y tendré que aceptar trabajos horribles” son afirmaciones sobre un futuro hipotético que no ha sucedido y que no tiene por qué suceder.
- Sé sincera sobre cómo te sientes y busca apoyo en tu entorno. Debes ser visto y reconocido en los esfuerzos que haces por salir de ella. No te aísles ni te limites a llevar a cabo tus acciones de búsqueda de empleo en silencio y en secreto. Comunícate con tu entorno, explica lo que haces, lo que intentas y lo que tienes en mente. Sobre todo si vives solo, es importante que actives tu red social de apoyo no solo para comunicarles que estás en paro sino para involucrarles en la medida de lo posible en tu búsqueda. Además, vas a necesitar que ellos te apoyen, te animen y sean tus cómplices en la búsqueda, mantén vivo el contacto con esas personas.
- Aunque no estés trabajando, debes premiarte por tus esfuerzos, porque lo estás intentando. El desempleo puede ser muy largo y, desde luego, aburrido y desquiciante. Por eso, más que nunca necesitas compensaciones que te sirvan no solo para distraerte, sino también para cuidar de tu bienestar psicológico. Es obvio que no vas a hacer grandes gastos económicos si no tienes trabajo pero, a no ser que tu situación económica sea realmente precaria, puedes tomar un café con alguien algún día, o ir al cine, o comprarte algo de ropa, o acudir a algún espectáculo que te apetezca. Son solo algunos ejemplos, busca la manera de que se adapten lo mejor posible a tu economía. Aunque estés en paro tienes que seguir disfrutando de la vida.
- Si puedes permitírtelo, no aceptes ofertas que no consideres adecuadas. A no ser que tu situación sea ya muy desesperada, tienes derecho a escuchar tu intuición y tus necesidades y decidir que no aceptarás un trabajo en concreto si sientes que no es adecuado para ti o que trabajar en eso te lo haría pasar muy mal. Quizá algunas personas no lo van a comprender, pero tú te conoces y sabes cómo te sientes. Si todavía tienes alternativa, es normal que necesites rechazar algún trabajo y seguir buscando, en lugar de sentir que tienes la obligación de asumir lo que alguien desde fuera quiera imponerte.
- Márcate la integración social como tarea: siéntete partícipe de la sociedad, relaciónate con normalidad con otras personas. Lo peor que le puede pasar a una persona desempleada es quedar aislada de su red social de apoyo ahora que la economía se resiente por perder el trabajo y que su integración en la dinámica social ya no es la que era porque está en su casa buscando trabajo y dosificando sus gastos. Relaciónate con tus amigos y familiares, apóyate en ellos, comunicarles cómo estás planteando tu búsqueda de empleo, recuerda que muy a menudo nuestro trabajo nos lo consigue alguien que nos conoce y nos sugiere una oferta o habla de nosotros a un tercero, y no tanto las ofertas publicadas en los portales de empleo.
- Asesórate sobre cómo llevar a cabo una búsqueda activa de empleo eficiente. Eso te dará la sensación de que, al margen de la incertidumbre inevitable, sigues una estrategia coherente en lugar de improvisar. Recuerda que buscar empleo activamente va mucho más allá de apuntarse a una oferta.
- Distribuye bien tus fuerzas y no te quemes a las pocas semanas. Durante la búsqueda activa de empleo hay días o semanas de mucha actividad (abundan las ofertas, las entrevistas, los contactos con tu red, etc.) y otros periodos son más tranquilos y, sencillamente, no hay mucho que hacer. Permite que haya esta alternancia y no te sientas culpable si un día no encuentras ninguna acción concreta que llevar a cabo durante tu búsqueda activa de empleo. Aprovecha esos días para otras cosas que te permitan despejarte y poner tu atención en otras facetas. Son tu tiempo libre.
- Selecciona bien la información a la que accedes para no “intoxicarte” con un exceso de malas noticias. Es obvio que conocer cómo está el panorama actual (medidas de apoyo para desempleados, evolución de las cifras de desempleo, etc.) puede resultarte útil, pero no pases todo el día leyendo periódicos y viendo telediarios que solo hablen de la cara negativa de lo que te ocurre, porque te va a angustiar innecesariamente y no necesariamente te está aportando datos útiles.
- Cuida de ti, no te abandones, estructura tus rutinas. Aunque sin las exigencias de una jornada laboral en la que hay que rendir cuentas de cuándo se entra, cuándo se sale y qué se hace mientras tanto, procura tener un horario más o menos ordenado. Eso te permitirá saber qué cantidad de tiempo dedicas cada día a la búsqueda estricta de empleo y también encajar en tu jornada el resto de tus actividades (porque, insistimos, debe haber más actividades que no sean solo ver la televisión). Desde la flexibilidad que da el no tener que fichar, procura tener hábitos de alimentación y sueño adecuados. Si el exceso de tiempo libre se te echa encima, recuerda que el desempleo es el momento de tener la casa impecable, pasear, leer y ver lo que tienes pendiente. Si recibes una prestación por desempleo infórmate de descuentos disponibles tanto en formaciones como en espectáculos.
- Claves para superar una entrevista de trabajo por teléfono