El cáncer de colon y recto es una de las formas más mortíferas de cáncer, y en los últimos años ha afectado a un número creciente de jóvenes. El cáncer colorrectal se desarrolla cuando unas células del colon o del recto empiezan a crecer de forma incontrolada. El colon es el intestino grueso y la parte final se llama recto. Todavía no se conoce la causa de la mayoría de los cánceres colorrectales. Lo que sí se conoce es que hay varios factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer colorrectal. Algunos de estos factores de riesgo son la edad, más frecuente a partir de los 50 años; fumar y beber alcohol; ser una persona sedentaria; llevar una dieta pobre en fibra, rica en grasas y alimentos procesados; la obesidad, enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, antecedentes familiares de cáncer de colon y síndromes hereditarios como el síndrome de Lynch o la poliposis adenomatosa familiar.
Otro de los factores de riesgo de sufrir cáncer de colon es la presencia de pólipos. Pero no solo los que puede padecer el paciente, sino también, la aparición de este grupo de células en el intestino de parientes cercanos. Así lo indica el mayor estudio realizado hasta la fecha. En este trabajo, investigadores del Karolinska Institutet de Suecia y de la Universidad de Harvard de EE.UU. han demostrado una posible conexión entre los pólipos colorrectales de los parientes cercanos y el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. El estudio, que se publica en la revista 'British Medical Journal', podría introducir nuevos métodos de cribado para combatir esta enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud, es la segunda que más fallecimientos causa en todo el mundo.
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Tener familiares con pólipos puede aumentar el riesgo de cáncer
En este estudio participaron 68.060 pacientes con cáncer colorrectal y 333.753 controles sanos emparejados por parámetros como la edad y el sexo. Los datos sobre cáncer colorrectal y pólipos procedían de la cohorte 'ESPRESSO' (Epidemiology Strengthened by Histopathology Reports in Sweden). Todos los demás datos de los pacientes procedían de los registros sanitarios suecos. Los investigadores también tuvieron en cuenta la heredabilidad del cáncer colorrectal.
Descubrieron que aproximadamente el 8,4 por ciento de los participantes con cáncer colorrectal tenían un hermano o padre con pólipos colorrectales, frente al 5,7 por ciento del grupo de control. Los resultados muestran que la herencia de los pólipos colorrectales suponía un 40 por ciento más de riesgo de cáncer colorrectal. Los investigadores encontraron lo que parecen ser varias relaciones de riesgo hereditario.
"El riesgo se duplicaba en las personas con al menos dos familiares de primer grado con pólipos o con un familiar de primer grado al que se le hubiera diagnosticado un pólipo colorrectal antes de los 60 años", afirma el primer autor del estudio, Mingyang Song, investigador de la Universidad de Harvard.
Tal como han afirmado los autores del trabajo, "si otros estudios revelan una relación entre los antecedentes familiares de pólipos y el riesgo de cáncer colorrectal, es algo que debe tenerse en cuenta en las recomendaciones de cribado, especialmente para los adultos más jóvenes".
Y es que, pese a que la mayoría de las personas a las que se les diagnostica la enfermedad tienen más de 65 años, en un número creciente de países está aumentando la proporción de jóvenes afectados. El cribado en estos casos podría disminuir la mortalidad, ya que el cáncer colorrectal local puede tratarse con un buen pronóstico; sin embargo, las perspectivas son mucho peores para los pacientes con metástasis.
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Síntomas del cáncer de colon
Existen algunos síntomas que pueden hacernos sospechar que padecemos cáncer colorrectal, por ejemplo, cambios en la forma de defecar, dolor abdominal asociado a pérdida de peso, cansancio, etc. De todas maneras, el síntoma por el que suele detectarse el cáncer de recto -y colon izquierdo- es la sangre en las heces. En el caso del colon derecho, se detecta por anemia en una analítica o sangre oculta en heces.
Para prevenir el cáncer de color o realizar un diagnóstico precoz del mismo, a partir de los 50 años se deben realizar pruebas de detección precoz. La prueba que permite diagnosticar el tumor de forma más precoz, y además prevenirlo, es la colonoscopia. Mediante esta prueba se pueden detectar y extraer los pólipos antes de que se conviertan en un tumor. La prueba de sangre oculta en heces permite descubrir el tumor en una etapa más temprana.
Una vez diagnosticada la patología, se valorará el tratamiento de forma individual. Como explican los expertos de Quirúrgica Cirujanos Asociados, en los pacientes con cáncer de colon y sin metástasis a distancia la cirugía es el tratamiento más efectivo para su curación. La vía de abordaje puede ser la cirugía convencional (abierta) o la cirugía laparoscópica, que se realiza con pequeñas incisiones y es menos invasiva. En la mayoría de pacientes tras resecar el intestino afecto se puede volver a unir el intestino y los pacientes no deben llevar “una bolsa” para hacer las heces, es decir una colostomía. Una vez se obtiene el resultado de la biopsia, se decide si el paciente debe realizar tratamiento con quimioterapia.
En los pacientes con metástasis a distancia en el momento del diagnóstico se individualiza el tratamiento a seguir, aunque lo más frecuente es realizar inicialmente la quimioterapia y posteriormente cirugía en los casos que es posible. En el cáncer de recto, si el tumor es incipiente se realiza cirugía inicialmente, pero en los casos más avanzados localmente el tratamiento se inicia con radioterapia y quimioterapia y posteriormente la cirugía; al igual que en el cáncer de colon se puede realizar por cirugía abierta o laparoscopia y se une el colon con el recto preservando el ano. Solo los tumores más próximos al ano obligan a una resección del mismo y llevar una colostomía toda la vida.
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Cómo prevenir el cáncer de colon
Se puede reducir el riesgo de padecer esta enfermedad. En este sentido, la alimentación puede ayudar. Una dieta rica en frutas, verduras y una cantidad moderada de pescado ofrece una mayor protección delante el desarrollo de un cáncer colorrectal. Los alimentos que contienen altas cantidades de fibra se han relacionado con una disminución del riesgo de cáncer de colon. Una razón podría ser que el consumo de fibra tiende a dar volumen al sistema digestivo, reduciendo la cantidad de tiempo que los desechos viajan a través del colon. Como estos residuos a menudo contienen carcinógenos, una alta cantidad de fibra disminuye la oportunidad de que los carcinógenos puedan afectar a las células intestinales.
Por el contrario, la carne roja o procesada puede asociarse a un mayor riesgo de padecer cáncer colorrectal. Asimismo, dejar de fumar, hacer ejercicio físico y evitar el sobrepeso también son factores que ayudan a reducir el riesgo.
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