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Psicología

Test de personalidad: ¿sufres alodoxafobia o miedo a expresar tu opinión?

La falta de confianza, de autoestima o no sentirte valorada por los demás puede provocar este miedo. Contesta a estas preguntas para averiguar si lo padeces


Actualizado 4 de mayo de 2021 - 20:36 CEST

Las personas somos muy diferentes. A unas les gusta hablar y otras prefieren escuchar. Unas disfrutan hablando en público y otras a las que les cuesta más exponer sus ideas ante una multitud. Todos conocemos a alguien que no deja de opinar. Y a otros que son tan diplomáticos que prefieren dar su parecer solo cuando es estrictamente necesario. Lo normal es que la mayoría de nosotros nos situemos en el término medio. Pero hay personas que se encuentran en los extremos y experimentan verdaderas dificultades debido a su personalidad. Es el caso de aquellas que sufren alodoxafobia, es decir, la fobia o el miedo intenso a comunicar las propias opiniones.  Averigua si lo sufres realizando este test de personalidad. Si es así, sigue leyendo porque la psicóloga Sandra Machado de Mundopsicologos.com te explicara por qué es tan importante que expreses lo que sientes o piensas y te dará unos 'tips' para trabajar y perfeccionar en el día a día nuestra comunicación.

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Test de personalidad para saber si sufres miedo a hacerte escuchar

La psicóloga Sandra Machado ha elaborado este test rápido compuesto por ocho preguntas referentes al miedo a hacerse escuchar y a expresar nuestra opinión. Si se responden más de cuatro preguntas afirmativamente, hay indicios de que se puede estar sufriendo este miedo y los problemas relacionados con ello:

  1. ¿Considero que no es importante que los demás me presten atención cuando tengo algo que decir, porque mi opinión no tiene tanto valor como la de los demás?
  2. ¿Pienso que la mayoría de las veces no tengo nada interesante que decir y prefiero callarme por no ser capaz de aportar algo relevante a las conversaciones con los demás?
  3. ¿Creo que mis opiniones personales y aportaciones están equivocadas muchas veces y que los demás van a señalar esos errores?
  4. ¿Siento que haré el ridículo al expresarme y que los demás se reirán de mí o pensarán cosas negativas sobre mi persona?
  5. ¿Me pongo muy nervioso/a cada vez que tengo que expresar una opinión o hacer que los demás me escuchen, hasta tal punto de que supone un sobreesfuerzo y un proceso demasiado desagradable para mí?
  6. ¿Me quedo con la mente en blanco cuando intento expresar mis ideas, o experimento otros síntomas como temblores en las manos, tics nerviosos, sudoraciones o molestias de estómago?
  7. ¿Pienso que la mayoría de las veces el hecho de expresar mi opinión va a causar algún tipo de discusión o conflicto, y que por eso a veces es mejor evitarlo?
  8. ¿Me siento triste y decepcionado/a cuando no he podido expresar una opinión por esas sensaciones desagradables, o pienso de forma repetitiva en todo lo que podría haber dicho y no dije?

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Por qué hay personalidades que experimentan alodoxafobia

Hacerse escuchar depende de una serie de habilidades comunicativas que se pueden fomentar desde la infancia, explica Machado. Al igual que otras habilidades cognitivas, el poder comunicarse con éxito y de forma adaptativa se puede trabajar y perfeccionar en el día a día. Las personas que desde una edad temprana cultivan estas habilidades y que las fomentan durante el desarrollo, tienen más facilidad a la hora de hacerse escuchar. Estas son las habilidades que facilitan que facilitan que no tenamos miedo a hacernos escuchar

  • Escucha activa, es decir, la escucha con atención plena.
  • Empatía, que nos permitirá adoptar la perspectiva del otro y entender lo que está experimentado.
  • Capacidad para negociar también influye, debido a que permite la resolución de los conflictos en cualquier tipo de relación.
  • El lenguaje no verbal es determinante, sobre todo cuando se trata del contacto visual y de la postura corporal.
  • Lenguaje verbal también tiene mucho peso en la comunicación, debido a que es necesario mantener una coherencia entre la emoción y el mensaje que estamos transmitiendo, considerando el tono de voz, los tiempos y la vocalización.
  • La asertividad forma parte de estas habilidades comunicativas, ya que nos permite equilibrar lo que queremos decir y considerar los intereses de la otra persona de forma respetuosa.

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Cuáles son los caracteres más predispuestos a convertirse en oradores

Como nos explica la psicóloga de MundoPsicólogos, principalmente, personas que posean o trabajen las habilidades comunicativas comentadas. Aunque hay toda una serie de características y rasgos que se pueden asociar a una persona oradora. Una de las más importantes es la confianza en uno mismo y una buena autoestima, porque con estas herramientas se puede afrontar el miedo a comunicar, la timidez o la ansiedad. Y es que el control de esa ansiedad es clave para que la comunicación sea más eficaz.

El hecho de tener confianza en uno mismo permite que la persona emplee el resto de los recursos cognitivos en centrarse en el otro y en el mensaje continúa Machado. Otro rasgo es la sensibilidad para captar lo que la otra persona necesita y el contexto en el que discurre la comunicación, algo completamente necesario para que el proceso sea eficaz y que depende de la atención y la percepción. Ser capaz de persuadir con los mensajes que damos es clave para poder negociar y solucionar los conflictos, un rasgo asociado también con la credibilidad. Es decir, las personas que muestran credibilidad en lo que dicen, generan confianza en los demás.

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¿Por qué hay personas que tienen miedo a expresar abiertamente su opinión?

Tener miedo a expresar abiertamente una opinión personal puede deberse a una gran variedad de factores. Aunque la mayoría están relacionados con la falta de confianza en uno mismo y con la baja autoestima, ya que muchas personas tienden a pensar que lo que opinan no tiene el valor suficiente para ser escuchado o que se equivocan en ello.

Estos miedos y estos pensamientos pueden originarse en cualquier momento del desarrollo, cuando una persona no es valorada por lo que dice y piensa, y cuando normalmente no se le da crédito. Existe lo que se conoce como hiper exigencia patológica, a través de la cual la persona considera que, si no puede decir nada brillante, es mejor callarse por miedo a un juicio externo.

También se dan casos de personas que interpretan ese intercambio de opiniones como una puerta abierta al conflicto, por lo que intentan evitar crear discusiones al expresar sus ideas. Este miedo a expresar las opiniones también puede manifestarse a través de la alodoxafobia, es decir, la fobia o el miedo intenso a comunicar las propias opiniones y a escuchar las opiniones ajenas por el temor a los juicios por parte de los demás.

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Los cinco tipos de barreras comunicativas

Las barreras comunicativas son interferencias u obstáculos que interfieren en el modo en el que nos relacionamos. Estas interferencias pueden hacer que la comunicación no siempre sea un proceso fluido, distorsionando o deformando el mensaje que llega al receptor. Cuando esto ocurre decimos que están operando las barreras comunicativas. En concreto, nos explica Machado, hay cinco tipos de barreras comunicativas:

  • Semánticas. Tienen relación con el significado de las palabras. Explican que no entendamos una frase o un discurso.
  • Psicológicas. En este caso los estados emocionales pueden alterar el mensaje que se está transmitiendo. La simpatía, el rechazo o los prejuicios pueden influir en cómo vemos a los demás y en cómo nos llega su mensaje.
  • Fisiológicas. Se refieren a la alteración de los órganos de los sentidos. Por ejemplo, el hecho de estar ebrio afecta a los órganos de los sentidos y por lo tanto puede influir en la comunicación.
  • Físicas. Factores como el ruido, la luz, la gente a nuestro alrededor.
  • Administrativas. Se refieren a las estructuras organizacionales. La sobrecarga en el sistema, la falta de información o la comunicación impersonal pueden influir en la recepción del mensaje.
  • Administrativas. Por ejemplo en el trabajo, sobrecarga de información, distorsiones semánticas, ausencia de planificación, pérdida de información en la transmisión del mensaje.

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Sentise menospreciado agrava el miedo a expresar nuestra opiniones

Por otro lado, cómo se relaciona el entorno con nosotros también influye en nuestra salud mental y autoestima. Por ejemplo, que no nos tengan en cuenta puede acarrearnos problemas. "Las personas buscan sentirse aceptadas y queridas, valoradas por los demás y, sobre todo, por aquellos con los que tienen mayor relación. Que esas personas no tengan en cuenta sus opiniones y aquello que quieren expresar, se puede transmitir de múltiples maneras y casi todas negativas: generar frustración consigo mismo y con los demás por no cumplir las expectativas supuestamente impuestas; desarrollar miedo a los conflictos y por lo tanto, tener peores habilidades de resolución de los problemas; desacreditarse a uno mismo con la consecuencia de un daño continuado en la autoestima y en la expresión y gestión emocional, con el riesgo de desarrollar problemas de ansiedad y de depresión. Las personas que experimentan estas situaciones pueden llegar a acudir a terapia por trastornos del estado de ánimo (ansiedad y depresión), en cuya raíz se encuentra el no sentirse valorados por los demás y finalmente, por ellos mismos", alerta la experta en psicología.

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Tips para mejorar nuestra comunicación y hacer que nos escuchen

  1. Expresar nuestras ideas y opiniones sin rodeos y de forma clara. Para ello, es importante tener claro qué vamos a decir, estar tranquilos y confiar en nosotros mismos.
  2. Mantener siempre una buena educación nos puede abrir muchas puertas. Por ejemplo, mostrar interés al escuchar a la otra persona y respetar los turnos de palabra. Ser correcto siempre es bien recibido por la persona que nos está escuchando.
  3. No tenemos que tener miedo a defender nuestra postura con respeto, sin imposición ni agresividad.
  4. Asertividad. Es buena idea que al comunicar demos valor a nuestras palabras.
  5. Realizar pausas en el discurso e inflexiones en el tono de la voz, es decir, no mantener un tono plano que pueda aburrir al receptor. Estas habilidades se pueden desarrollar con práctica y con una mejora en la confianza en nosotros mismos.
  6. Tener paciencia con los demás, de modo que, si hay que explicar algo de nuevo, se pueda llevar a cabo con amabilidad.
  7. Acudir a un profesional. Finalmente, si se trata de un caso más grave en el que aparezcan muchas barreras comunicativas y además, la persona está experimentando ansiedad o depresión a causa de este problema, lo más adecuado sería acudir a un profesional con el que llevar a cabo una intervención psicológica que le ayude a superar esta problemática.