Si nunca has experimentado la molesta sensación de tener pitidos o ruidos extraños en los oídos es probable que no te interese saber la causa, pero si los sufres a menudo o a diario querrás saber a qué se debe, ya que a veces puede convertirse en una tortura. Según la OMS un 8% de la población padece tinnitus, una enfermedad que afecta al nervio auditivo e impide escuchar el silencio, 80% de los cuales sufren además pérdida de audición en diferentes grados.
Los síntomas del tinnitus, o acúfenos, se presentan como ruidos, zumbidos o silbidos en el oído, sobre todo en ambientes silenciosos. En ocasiones puede resultar tan molesto que afecta a la calidad de vida del paciente. Aunque se desconocen las causas que producen los acúfenos, sí se ha demostrado que la exposición a ruidos, el estrés, las infecciones del oído medio, la edad, el tabaco y el alcohol pueden estar relacionados con la aparición y desarrollo de los síntomas. Mientras que para algunas personas es ocasional, para otras puede ser constante y tener un gran impacto en su día a día, llegando a producir estrés, ansiedad y trastornos del sueño, entre otros problemas.
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La respuesta podría estar en tus genes
A pesar de que no se conoce la causa exacta de los tinnutis, la investigación avanza para encontrar una posible explicación que conduzca al desarrollo de terapias eficaces contra este trastorno. En este sentido, un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA), ha descubierto los primeros genes asociados al ruido en los oídos o acúfenos.
El acúfeno severo tiene un componente hereditario que se ha demostrado en estudios de agregación familiar y de concordancia entre gemelos. En este trabajo, que publica la revista Ebiomedicine, los investigadores han identificado un exceso de mutaciones raras en los genes ANK2 y TSC2 en pacientes con enfermedad de Menière y acúfeno severo. La enfermedad de Menière es un trastorno del oído interno que presenta perdida de audición, episodios de vértigo y acúfenos. Estos resultados se han validado en un segundo grupo de pacientes suecos con acúfenos y no se encontraron en una tercera cohorte de pacientes con epilepsia.
“Nuestros hallazgos indican que las proteínas que producen estos genes estarían implicadas en la reorganización de las conexiones entre las neuronas que causan los ruidos. El gen ANK2 se ha relacionado con el autismo, un trastorno del desarrollo que también cursa con aumento de la sensibilidad al ruido”, explica el autor principal de este trabajo, José Antonio López Escámez, del departamento de Cirugía y sus especialidades de la UGR.
Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Sana Amanat, estudiante predoctoral del Programa de Biomedicina de la Universidad de Granada y la European School for Interdisciplinary Research on Tinnitus (https://esit.tinnitusresearch.net), y ha sido realizado en colaboración con diversos centros de España, Suecia, Reino Unido y Luxemburgo.
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Debido a que no hay cura para los acúfenos y, aunque muchos pacientes eligen simplemente convivir con su condición asumiendo que no existe una solución a su problema, sí existen distintas formas de controlarlo y reducir su impacto en la vida cotidiana, como por ejemplo la terapia sonora, explica José Luis Blanco, jefe de audiología de Oticon España, empresa que ha desarrollado tecnología de última generación que permite reproducir diversos sonidos que pueden contribuir a distraer la atención del afectado mediante pequeños audífonos que son inapreciables por los demás.
La periodista y escritora Carme Chaparro forma parte de este porcentaje de la población que padece tinnitus, un trastorno que, como ella misma señala, le afecta en su día a día. "Cuando hay ruido, cuando hay cosas que pasan a tu alrededor, logras olvidarlo casi siempre. Pero está ahí, y te aguarda cada segundo de tu vida. Me gusta escuchar las cosas a volumen bajo, el ruido me molesta mucho, pero por la noche, cuando todo está en silencio, tengo que subir el volumen de la televisión. Además, tengo pérdida de audición en el oído derecho, y me cuesta entender a la gente en lugares ruidosos, leo los labios o me acerco mucho a la otra persona con mi oído izquierdo”, explica.
Sin embargo, quiere dar un mensaje de optimismo y esperanza a las personas que padecen acúfenos y animar a que, como ella, acudan al especialista para que les pueda dar un diagnóstico y tratamiento personalizado. Chaparro ha comenzado a seguir una terapia que aplica tonos musicales que ayudan a aliviar el acúfeno. Además, como ha explicado en su perfil de Instagram, ha incorporado en su vida el audífono que, como ella dice, le hace la vida más fácil.
La terapia que sigue se basa en la repetición de tonos, nunca iguales, que producen un efecto tranquilizador y una sensación de bienestar y de relajación en el usuario, ya que inciden directamente en el sistema límbico encargado de controlar las emociones del individuo y minimizan los efectos producidos por los acúfenos. Según explica Julio Sánchez, audioprotesista de los Centros Auditivos Aural Widex, "se aplica un tratamiento inicial y personalizado de cinco semanas que combina sesiones de asesoramiento, de amplificación (en caso de que exista pérdida auditiva) y estimulación a través de tonos Zen y ejercicios de relajación. Es una terapia clínicamente probada, que reduce las molestias al 86% de los pacientes”.