Hay personas que son líderes natos. Toman decisiones, llevan la voz cantante y su personalidad tiene ese carisma y esa fuerza que hacen que los demás le sigan casi con los ojos cerrados. Pero también hay personas que asumen ese rol porque la empresa o las circunstancias se lo imponen. Y aunque no buscan ejercer de líder, sí pueden cumplir bien ese cometido. Otras, sin embargo, tienen una personalidad más sumisa, insegura, tal vez, que les complica ese trabajo si es que les toca llevarlo a cabo. ¿En qué grupo te encuentras tú? Te ayudamos a saberlo con este test de personalidad.
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Test de personalidad
Si quieres averiguar si tienes esa capacidad de tomar decisiones, dirigir y hacer que te obdezcan o si, por el contrario, no tienes capacidad de liderazgo, haz este test basado el las preguntas de la psicóloga María Dueñas.
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Consejos para ser un buen líder
Tanto si te ha tocado dirigir, como si ya tienes este rasgo de personalidad, tienes que sacarle el mejor partido. “El liderazgo es la pieza clave para la supervivencia de cualquier empresa”, explica Óscar Fuente, Director y Fundador de IEBS. “Cuantas más personas se comprometan para la realización de una actividad o para la puesta en marcha de un proyecto, mejores serán los resultados y mayor será el impacto. Un líder debe adquirir o desarrollar una serie de habilidades que le ayudarán a guiar a los miembros del equipo hacia la consecución de los objetivos”, añade. Estas son las características de un buen líder:
- Forman y potencian las virtudes. Impulsar las virtudes y capacidades de los distintos miembros del equipo, así como cuidar su continua formación, es una de las características más importantes de un buen líder. Deben tratar de potenciar ese crecimiento lo máximo posible con el objetivo de conseguir que esa persona esté más motivada y, por lo tanto, sea mucho más productiva.
- Sentido de pertenencia. El sentimiento de pertenencia a un equipo o a una organización no solo mejora el clima laboral, sino que también impacta positivamente en las relaciones e impulsa el trabajo en equipo. Además, también afecta a la motivación de los miembros, a su retención, a su compromiso y al desempeño.
- Empatía. Los líderes empáticos tienen la necesidad de entender y valorar el punto de vista del personal. Aceptan las opiniones sin juzgarlas, aunque no las compartan, y tienen en cuenta sus sentimientos. Esto genera confianza en el equipo y crea un entorno de trabajo más colaborativo. También, lo más importante, sienta las bases para que los empleados puedan tener éxito.
- Capacidad resolutiva. Un buen líder también debe destacar por su capacidad resolutiva. Hay que tener las habilidades necesarias para dar solución a los problemas que puedan surgir dentro de la organización. Debe ser firme a la hora de tomar decisiones y destaca por hacerlo con determinación y buen ánimo.
- Liderazgo situacional. Todo equipo de trabajo necesita un líder que les guíe en el camino a conseguir los objetivos, pero también que sepa adaptarse dependiendo de la situación. Es decir, no existe un arquetipo de líder, este tendrá que actuar según lo que necesite la empresa, desde más diplomático a más autoritario. Tiene que ser flexible.
- Involucra al equipo en la toma de decisiones. La toma de decisiones definirá el éxito o el fracaso de cualquier organización. Los responsables no tienen porqué ser infalibles. La participación de los empleados en la toma de decisiones puede mejorar la calidad y la aceptación de estas. Además, fomenta la motivación y la autoestima de los trabajadores y mejora las relaciones interpersonales.
- Organización. La estructura y el orden son habilidades que debe dominar cualquier líder. Esto ayudará en la proactividad, en la priorización de tareas y sobre todo en identificar aquellas que pueden ser delegadas. Una mala organización en la gestión de un equipo puede tener consecuencias muy negativas, los empleados sentirán la falta de comunicación e ineficacia por parte de su líder, lo que se traducirá en una falta de motivación.
- Enfoque a objetivos. Poner objetivos, ya sean semanales, mensuales o anuales ayudará al equipo a saber hacia dónde remar. Estos deben ser claros, entendibles y específicos para que todos pongan el foco en el mismo punto y vayan hacia la misma dirección. El líder deberá diseñarlos en equipo y enfocar todas las acciones y esfuerzos a cumplirlos.
- Buen comunicador: La comunicación es una habilidad fundamental para los líderes, especialmente a la hora de transmitir la estrategia y la visión de la empresa. Una buena comunicación interna entre el líder y los miembros del equipo tiene que ser clara, simple y sencilla. Esto evitará los conflictos y problemas a causa del mal entendimiento.
- Responsabilidad. Un líder responsable deberá perseguir sus objetivos con perseverancia y ambición, pero siempre teniendo en cuenta las consecuencias del proceso. Siempre velan por los intereses del equipo, ya que se ha depositado la confianza en ellos y será quien dé la cara ante cualquier problema que surja. Un líder comprometido sacará adelante cualquier proyecto con pasión.
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