Una de las dolencias más comunes en traumatología es el dolor cervical. Debido en gran medida al sedentarismo, la dolencia se ha extendido a todas aquellas profesiones que implican trabajo de oficina, sobre todo si es necesario el uso de un ordenador. El Dr. Francisco Kovacs, primer autor de un estudio y desarrollo de una aplicación informática que permite conocer la evolución de dolor en las cervicales señala que “el dolor de cuello es una de las cuatro principales causas de discapacidad en el mundo". Kovacs, que también ostenta el cargo de director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE), afirma que esta investigación hace posible predecir de manera fiable la evolución de cada paciente y anticipar cómo se va a modificar ésta en función del tratamiento que se aplique. Eso permite también al paciente participar activamente, junto con los médicos o fisioterapeutas que le atienden, en las decisiones clínicas que le afectan, al hacer posible que coteje los riesgos y molestias de cada tratamiento con la mejoría del pronóstico que va a conllevar en su caso concreto".
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Por qué aparece el dolor cervical
El dolor cervical puede originarse en cualquier estructura del cuello, incluyendo músculos y nervios al igual que vértebras de la columna y los discos amortiguadores entre ellas. También puede provenir de otras áreas del cuerpo cercanas al cuello, como los hombros, la mandíbula y la parte superior de los brazos. Cuando el cuello presenta dolor, es posible que haya dificultad para moverlo, especialmente hacia un lado, lo cual es descrito por muchas personas como cuello rígido o tortícolis. Si el dolor en el cuello compromete los nervios (por ejemplo, espasmos musculares significativos que comprimen un nervio o un disco desplazado que presiona un nervio), se puede sentir entumecimiento, hormigueo o debilidad en el brazo, la mano o en otra parte.
Las causas son variadas
- Traumatismo: como la columna cervical es tan flexible y soporta el peso de la cabeza, es muy vulnerable a los traumatismos. Los accidentes de circulación o buceo, los deportes de contacto y heridas pueden ocasionar lesiones cervicales. Los traumatismos graves con fractura o luxación pueden dañar la médula espinal y causar parálisis (Tetraplejia).
- Estrés: la tensión nerviosa producida por una periodo de estrés y ansiedad pueden producir sobrecarga muscular en la zona del cuello
- Malas posturas: al utilizar el ordenador, al dormir, al ver la televisión tumbados forzando el cuello, al coger las bolsas pesadas de las compras, ...
- Mal gesto: al torcer y girar el cuello con brusquedad y con sacudidas cuando se hace ejercicio, se baila o en cualquier otro momento de la vida cotidiana puede producirse una tensión o distensión muscular que acabe produciendo dolor de cuello.
- Otras causas: existen algunas alteraciones orgánicas como la hernia discal, fibromialgia (síndrome de dolor en todo el cuerpo) y artritis (reumatoidea u osteoartritis) que pueden producir dolor cervical. La meningitis, aunque mucho menos común, también causa rigidez cervical significativa. Otras causas de dolor cervical son tumores, infecciones o anomalías congénitas de las vértebras.
No hay que que ignorar este tipo de dolor, puesto que si no le prestamos atención, con el tiempo puede aparecer una artrosis cervical que afecte al hueso. En estos casos, el dolor se cronifica, no disminuye con el reposo y todo ello afecta a la calidad de vida así como a las actividades del día a día. Cosas tan sencillas como conducir o desempeñar las tareas laborales, pueden convertirse en un tormento. Por ello, conviene ponerse en manos de un especialista lo antes posible quién además podrá saber gracias a una aplicación informática cómo va a evolucionar tu dolor cervical.
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La inteligencia artificial al servicio de tus cervicales
Este estudio científico español identifica los factores que permiten predecir la evolución del dolor cervical, permitiendo además calcular la probabilidad de mejoría individual de cada paciente según sus características personales (demográficas, sociales, clínicas y radiológicas) y el tratamiento que se le aplique. Es el estudio más amplio realizado en el mundo en este campo y el único basado en datos de pacientes atendidos en la práctica clínica habitual, y no en un ámbito experimental.
El análisis se ha centrado en el cálculo de la probabilidad de que, 3 meses después de ser atendido por dolor cervical, los tres aspectos más importantes de esta dolencia hayan mejorado significativamente o desaparecido. Estos aspectos son la intensidad del dolor del cuello, la intensidad del eventual dolor irradiado al brazo, y el grado de restricción que conllevan en las actividades cotidianas ("discapacidad"). Además se ha desarrollado una aplicación informática, basada en los resultados de este estudio y única en este campo, que automatiza el cálculo del pronóstico individual de cada paciente y permite anticipar cómo se modificará su evolución en función del tratamiento que se aplique en su caso concreto.
La aplicación, de uso libre y gratuito, está disponible en www.pronosticodolorcervical.es. El usuario, ya sea médico, fisioterapeuta o paciente, sólo tiene que introducir los datos solicitados para que la aplicación le muestre la probabilidad de que, en un plazo de tres meses, el dolor del cuello, el eventual dolor irradiado al brazo y el grado de discapacidad, hayan mejorado significativamente o hayan desaparecido. Modificar los datos (por ejemplo, relativos al tratamiento que se plantea), también permite cuantificar el impacto que tendrá el tratamiento en cuestión en la probabilidad de mejoría en su caso concreto.
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Factores que influyen en la evolución del dolor
Según este estudio pionero, dos factores demostraron asociarse a una mejor evolución de los dos tipos de dolor y del grado de discapacidad: que el dolor durara menos de 90 días (en comparación a que fuera crónico y durara 90 o más días) y que el paciente fuera tratado con intervención neurorreflejoterápica. Además, el pronóstico del dolor del cuello fue mejor entre los pacientes en los que se debió a síndrome inespecífico (en vez de a hernia discal o estenosis espinal), no mostraron signos de degeneración discal, siguieron trabajando a pesar del dolor, y eran mujeres. Por su parte, el dolor irradiado al brazo evolucionó mejor entre los pacientes en los que el dolor se debía a síndrome inespecífico y no mostraron signos radiológicos de degeneración discal, mientras que el grado de discapacidad evolucionó mejor entre quienes siguieron trabajando a pesar del dolor, y no mostraron signos radiológicos de degeneración de la articulación facetaria.
Esta aplicación informática permitirá además calcular la probabilidad de mejoría individual de cada paciente según sus características personales (demográficas, sociales, clínicas y radiológicas) y el tratamiento que se le aplique. Es el estudio más amplio realizado en el mundo en este campo y el único basado en datos de pacientes atendidos en la práctica clínica habitual, y no en un ámbito experimental.
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