Caerse puede quedar en un susto, una conmoción o un sobresalto y, en la mayoría de la ocasiones, afortunadamente, así sucede. Pero también puede ser algo más grave, si ocurre, sobre todo, a determinadas edades, y marcar una antes y un después en la vida de una persona.
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Aunque los niños menores de 14 años y los adultos con trabajos de riesgo son grupos de población con una alta incidencia de caídas, son las personas mayores las que representan el mayor número y el mayor peligro por la cantidad de secuelas, discapacidades y fallecimientos causados directa o indirectamente por las caídas.
Quien se ha caído una vez experimenta miedo a que tal accidente suceda de nuevo, por lo tanto, disminuye su actividad y, en consecuencia, empeora su calidad de vida.
En edades avanzadas de la vida, estos incidentes son, tras los accidentes de tráfico y circulación, la segunda causa de mortalidad accidental. Además, se calcula que cada año se producen en el mundo occidental unos 37 millones de caídas que requieren atención médica. Conozcamos por qué se producen y si se pueden prevenir.
¿Cómo se pueden evitar?
Para ello sería muy conveniente:
- Mejorar la salud , la forma física y la vitalidad de las personas mayores.
- Tratamiento adecuado de las enfermedades crónicas, regulando la dosificación de la medicación y controlando los hábitos de vida perjudiciales.
- Examinar y controlar el domicilio y el entorno para detectar riesgos.
- Prescripción de dispositivos asistenciales, como alarmas, andadores, barras, pasamanos...para paliar problemas físicos y sensoriales, vista y oído.
- Evitar la soledad con la cercanía de un cuidador o un familiar.
- Saber que este grupo de la población necesita cariño, proximidad y ayuda .
¿Por qué las caídas son tan frecuentes en personas mayores?
Existen varios factores que explican los motivos que hacen que las personas de avanzada edad se encuentren en el grupo de mayor riesgo, y se podrían resumir en tres grupos.
Factores inherentes a la edad
- Disminución progresiva de las facultades motrices y sensoriales.
- Pérdida de las facultades visuales y auditivas.
- Falta de fuerza muscular, pérdida de reflejos y capacidad de reacción.
- Alteraciones neurológicas involutivas.
Factores predisponentes
- Enfermedades como el párkinson , cataratas, osteoporosis, vértigos y déficits neurológicos.
- El uso de fármacos: hipotensores, diuréticos, sedantes, antidepresivos.
- Encamamiento prolongado, consumo de alcohol o sustancias.
Factores del entorno
- Nivel socioeconómico bajo.
- Soledad, producida por la ausencia de compañía y de ayuda.
- Calzado incómodo y ropa que no es adecuada.
- Iluminación deficiente, suelo resbaladizo y obstáculos, como las alfombras y los cables.
- Escaleras peligrosas sin pasamanos.
- Ausencia de superficies antideslizantes en el baño o de barras de agarre.
Consecuencias
Debemos tener muy presente que una caída puede dar lugar a una intervención quirúrgica, con un postoperatorio y encamamiento prolongados y una rehabilitación posterior, y que estas situaciones pueden ser muy duras y difíciles de sobrellevar para una persona de edad avanzada. Sabiendo, además, que el accidente y sus consecuencias pueden condicionar su corto futuro y que puede desencadenar múltiples complicaciones vitales y de subsistencia.
Las fracturas de cadera, tobillo, codo y muñeca son las más frecuentes. Los efectos pueden durar un periodo largo de tiempo, pues quien se ha caído una vez experimenta miedo a que tal accidente suceda de nuevo, por lo tanto, disminuye su actividad y, en consecuencia, empeora su calidad de vida.