Aunque tener los pies fríos es normal en invierno, hay que tener mucha precaución si al abrigarlos correctamente no entran en calor o tenemos esa sensación todo el año porque pueden ser síntoma de varias enfermedades.
Desde el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) nos advierten de que tras esta sensación tan incómoda se pueden esconder patologías como padecer un problema neurológico. El más común es padecer una neuropatía diabética (falta de sensibilidad en los pies), pero también podría ser un problema neurológico hereditario y los síntomas suelen aparecer primero en los pies y, seguidamente, en la parte inferior de las pierna.
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No solo es por mala circulación
Un frío continuo puede esconder el llamado “Fenómeno de Reynaud”. En este caso, las arterias de los dedos de los pies reaccionan exageradamente a las diferentes temperaturas. Otra patología sería el lupus, que al ser una alteración del sistema inmune, ataca los tejidos y las células sanos del cuerpo. Esto ocasiona daño en las articulaciones, piel, riñones, pulmones, cerebro y vasos sanguíneos. La arterioesclerosis también puede provocar frío en los pies porque el colesterol que se encuentra en las arterias genera un estrechamiento de éstas y dificulta la llegada de la sangre a los mismos.
Junto a estas enfermedades, otras patologías que pueden estar detrás de esta sensación son la fibromialgia, anemia, problemas de circulación sanguínea o hipotiroidismo.
Pero si no tenemos ninguna de estas enfermedades, es posible que estemos cometiendo algunos errores o tengamos malas costumbres que hacen que se nos enfríen más los pies. Los expertos del ICOPV nos ofrecen algunas claves para que entren en calor.
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Fibras naturales
Utiliza calcetines de fibras naturales como la lana y un buen calzado que no apriete, ya que si lo hiciera dificultaría la circulación y que los pies se calienten. Las fibras naturales, además, permiten una buena transpiración. Sin embargo, las sintéticas pueden hacer que el pie sude, se acumule la humedad, y eso hará que el pie se note más frío, además de aumentar el riesgo de otros problemas dermatológicos.
Evita las fuentes de calor directa
Aunque te produzca placer y puede que no haya nada más reconfortante que acercar los pies al radiador, si tienes los pies muy fríos, el calor de fuentes directas o usar bolsas de agua caliente no se recomienda, ya que podría provocar la aparición de sabañones. Lo más recomendable es utilizar agua tibia.
Mantén los pies secos
La humedad del pie puede hacer que la sensación de frío sea mayor. En el caso de las personas que padecen un exceso de sudoración se aconseja cambiar los calcetines varias veces al día, utilizando preferentemente calcetines de materiales absorbentes como el algodón.
Activa tus pies
Pasar muchas horas sentada o de pie dificulta la circulación de las extremidades. También te perjudica cruzar las piernas o adoptar posturas que no permitan una buena circulación. Para evitarlo, mueve las piernas y los pies regularmente. Y si estás mucho rato sentada, coloca los pies sobre un taburete de manera que las piernas queden en ángulo recto.
La dieta también influye
En cuanto a la dieta, es bueno incluir alimentos ricos en magnesio, calcio, vitaminas E, K y C. Junto a éstos, los productos picantes como la cayena, curry, canela, pimienta pueden aumentar la frecuencia cardíaca de forma que fluya más sangre a los pies.
Bebe agua e infusiones
Es conveniente que se eviten los lácteos, ya que aumentan la sensación de frío, y la cafeína porque comprime los vasos sanguíneos.
Beber agua regularmente ayuda a mantener la temperatura, porque la deshidratación puede enfriar los pies.
Practica la hidroterapia
Antes de ir a dormir se pueden remojar los pies con agua tibia o realizar baños de contraste agua fría y luego caliente porque activan la circulación del pie. Si tienes la oportunidad de hacerlo antes de ponerte a trabajar, ayudará evitar que se te enfríen los pies.
Un masaje
Frotar los pies con cualquier crema hidratante logrará que los pies se calienten y ayudará a mantener la nutrición de la piel, mejorando la circulación.
Por último, otro mal hábito que podría influir en tener los pies siempre fríos es el tabaco. La nicotina difulta la circulación sanguínea.