Mens sana in corpore sano. Seguro que has escuchado muchas veces esta expresión latina que no hace sino reafirmar que es vital tener tanto un bienestar físico como emocional. Mantenerse activos es fundamental para gozar también de una buena salud mental. Tanto es así, que cuando nuestra vida se vuelve más sedentaria, lo notamos a todos los niveles, no solo en el físico.
¿Hasta qué punto afecta el hecho de no hacer ejercicio físico a nuestra salud mental? “El ejercicio físico regular permite mejorar la capacidad funcional, aumentar la autonomía y mejorar la autoestima. El ejercicio se asocia a una mayor síntesis y liberación de neurotransmisores, y factores neurotróficos, y estos aumentos la investigación refiere que podrían estar asociados a neurogénesis, angiogénesis y neuroplasticidad, lo que significa que el ejercicio físico regular se asocia a una mejora del bienestar general y de la calidad de vida”, comienza detallando la doctora Lourdes Estrella, psicóloga y miembro de Doctoralia, que hace mención a investigaciones referentes al impacto del ejercicio en la salud mental que describen mejoras en síntomas de ansiedad y depresión, aumentando el bienestar generalizado en las personas que lo hacen de manera regular.
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El ejercicio físico también favorece desde el punto de vista psicológico
La doctora nos detalla algunos de los beneficios de hacer ejercicio físico regular, entre los que destaca:
-Mejora de la condición física general, disminuyendo la probabilidad de sufrir estrés, ansiedad y otros trastornos.
-Reducción del consumo de fármacos al considerar que al hacer ejercicio se liberan las mismas sustancias que se segregan al administrar ciertos fármacos.
-Mejora de la estimulacion sensorial, destreza motora, comunicación inter e intrapersonal (ayuda a conocerse mejor).
-Fortalece la autoestima.
-Estimula la inteligencia emocional, habilidades sociales y la autoeficacia personal.
Además, investigaciones sobre deportes como la natación, refieren mejoras a nivel de salud mental, cognición y coordinación motora en adolescentes diagnósticados con trastorno de déficit de atención por hiperactividad (TDHA). Así mismo, tras el desarrollo de un programa de ejercicios acuáticos, se demostró una mejora en síntomas de depresión, estrés, flexibilidad cognitiva, atención selectiva, coordinación de lateralidad, flexibilidad y resistencia abdominal.
El ejercicio diario mantiene en forma nuestro cerebro
Le preguntamos si, por lo tanto, piensa que el ejercicio diario nos puede ayudar a mantener nuestro cerebro en forma. “Sí, porque al practicar ejercicio diario, nuestro cerebro libera ciertas sustancias que generan bienestar”, nos cuenta, y nos explica cuáles son:
-La práctica de deporte promueve liberación de serotonina, que implica la superación de retos y fortalece el sentimiento de formar parte de un colectivo con el que nos identificamos. Las personas con depresión y ansiedad presentan niveles muy bajos de esta hormona.
-Se liberan también endorfinas, que propician un estado de relajación protegiéndonos frente al estrés y la ansiedad.
-También dopamina, que genera placer, y que se genera a partir de superar retos, o recibir refuerzo social, algo que implica la búsqueda de seguir practicando el ejercicio físico.
-Y, por último, oxitocina, relacionada con los vínculos personales y el afecto, permite mejorar los mismos.
Por eso, si no realizamos actividad física estemos ayudando a que nuestro cerebro se atrofie. “Aunque todavía no hay evidencias científicas suficientes que permitan explican el poder del ejercicio frente a la patología mental, según una investigación de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid de 2015, al evaluar solo la actividad física en el tiempo libre se observó que el riesgo de padecer enfermedades mentales en los individuos suficientemente activos (los que se situaban en niveles altos o moderados de ejercicio), se reducía más de un 50 por ciento cuando se comparaba con los insuficientemente activos”, nos detalla la especialista.
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Buen aliado contra el estrés y de nuestro descanso
El ejercicio es, además, una buena forma de canalizar el estrés. “Mejora la condición física general, lo que disminuye la probabilidad de sufrir estrés, ansiedad y otros trastornos”, nos cuenta la doctora, que añade que, además, en relación con el sueño, tiene también un papel destacado. “El sedentarismo es uno de esos aspectos que pueden afectar al sueño, así como el cortisol, hormona que se genera por estrés . Por tanto, sedentarismo y estrés desordenan nuestros tiempos, el reloj biológico, el sueño, los horarios de las comidas. El ejercicio físico sirve como factor regulador del sueño al reducir el sedentarismo y los niveles de cortisol”, añade.
¿Más tendencia a la depresión?
Teniendo todo lo anterior en cuenta, no es extraño plantearse que tal vez tienen más tendencia a la depresión las personas que no se mueven. “La actividad física es una importante herramienta de salud pública utilizada en el tratamiento de diversas enfermedades físicas, así como el tratamiento de algunas enfermedades psiquiátricas como los trastornos depresivos y la ansiedad. Las investigaciones refieren que las personas que realizan deporte con bastante frecuencia o frecuencia moderada tienen una mejor salud mental, y mejor que la de aquellos que realizan un nivel bajo de actividad física”, afirma la psicóloga.
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Una situación compleja como la que vivimos
Todo esto se incrementa en una situación como la actual, provocada por la pandemia de la COVID-19, que nos ha llevado a trabajar en casa, a reducir nuestra actividad, aunque en el otro extremo haya personas que han comenzado a hacer más deporte. “El estudio PSY-Covid-19, que se está realizando en el mundo para conocer los efectos psicológicos de la pandemia, ya mostró algunos resultados en Colombia. En este país, la Universidad Javeriana de Cali, la Universidad de Barcelona (UBAT) y el Colegio Colombiano de Psicólogos participaron en el estudio. El 9% dijo tener algún trastorno de salud mental desde antes de la pandemia. Los resultados mostraron que un 29% de la población consultada presentaba síntomas de ansiedad y un 35% de depresión. Las investigaciones mencionadas permiten concluir que la pandemia sí está afectando la salud mental de las personas y que la ansiedad y la depresión son dos de las enfermedades que más se han manifestado durante los primeros seis meses de la pandemia”, nos detalla.