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Averigua si eres una persona impulsiva con este test

Si realizas este test y averiguas que eres una persona impulsiva que tiene dificultad para controlar sus pensamientos o acciones y reacciones, sigue estos consejos para aprender a esperar


Actualizado 18 de febrero de 2021 - 16:25 CET

Antes de conocer las características de una personalidad impulsiva, o si eres una persona a la que le cuesta controlar sus impulsos, así como qué hacer para superarlo ya que puede acarrearte problemas en tu vida personal, social y laboral, haz este test para averiguarlo. Recuerda responder a las preguntas con sinceridad. Debes contestar sí o no.

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Test para averiguar si sabes controlar tus impulsos

  1. Cuando tienes que tomar una decisión, ¿la meditas?
  2. ¿Dices cosas de las que te arrepientes?
  3. Cuando estás enfadada por algo, ¿lo pagas con el primero que está a tu lado?
  4. ¿Sueles tener explosiones de mal genio?
  5. ¿Haces cosas que no te agradan pero que no puedes controlar?
  6. Si te enfadas con alguien por lo que ha hecho, ¿tienes paciencia para hablar de ello en el momento más oportuno?
  7. ¿A veces tienes comportamientos violentos (verbales o físicos) que a ti misma te sorprenden?
  8. Cuando estás inquieta o preocupada por algo, ¿eres capaz de escuchar lo que te dicen los demás?
  9. En general, ¿eres una persona impaciente?
  10. Si te enfadas con alguien, ¿te alteras tanto que te cuesta recuperar la compostura?
  11. ¿Te pones violenta si bebes más de la cuenta?
  12. ¿Sueles jugar a menudo a la lotería incluso cuando deberías ahorrar dinero?
  13. ¿Tienes pensamientos muy negativos hacia otras personas? Tanto que incluso podrían encarcelarte si los pensamientos estuvieran penados.
  14. Si una persona se dirige a ti con agresividad, ¿reaccionas de la misma manera o más todavía?
  15. Cuando algo te gusta mucho, aunque sea caro, y aunque no llegues a fin de mes, ¿lo compras?
  16. ¿Has cogido el coche y te has puesto a correr sobrepasando los límites sin saber por qué?
  17. ¿Controlas adecuadamente tu sexualidad?
  18. ¿Comes o bebes, a veces, de forma descontrolada?
  19. ¿Te has visto envuelta en situaciones de riesgo?
  20. ¿Sientes arrebatos repentinos de 'cariñitis aguda' hacia algunas personas sin que venga a cuento?

Solución:

Suma todas las respuestas afirmativas

Más de 10 puntos:

Eres excesivamente impulsiva. Es algo que debes aprender a controlar puesto que es muy probable que tengas problemas que podráis evitar.

Entre 5 y 10 puntos:

Eres algo impulsiva. Debes intentar controlarte más, así no harás cosas de las que te puedas arrepentir.

Menos de 5 puntos

Controlas tus impulsos adecuadamente, lo cuál es un signo de madurez psicológica.

(Test basado en 'El gran libro de los test' (ed. Temas de Hoy)

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¿Qué es la personalidad impulsiva?

Todos podemos actuar de forma impulsiva alguna vez en nuestra vida. Sin embargo, hay personas que cuentan con ese rasgo de personalidad. Y la mayoría de sus acciones las llevan a cabo impulsivamente. En muchas ocasiones, de hecho, son incapaces de controlar sus impulsos. ¿Qué es la impulsividad? ¿Por qué ocurre? ¿Es algo que se puede cambiar o es una característica innata y tan grabada en nuestro ADN que es imposible de modificar? El carácter impulsivo se podría definir como "la necesidad de liberar rápidamente una energía, deseo, tensión interior o un pensamiento a través de una conducta", señala Rafael San Román, psicólogo de iFeel. La RAE lo define como el "deseo o motivo afectivo que induce a hacer algo de manera súbita, sin reflexionar”. Ese matiz de la falta de reflexión es importante, y tiene que ver con la rapidez con que se genera esa energía que se desea liberar y también con la urgencia con que se necesita liberar.

"No obstante, es importante aclarar que, en personas sanas, o psicológicamente normales, la mayor parte de los impulsos se controlan o se encauzan de una manera más o menos adecuada, y solo un pequeño porcentaje no se controlan y acaban aflorando", añade el especialista en psicología.

Por tanto, al definir los impulsos lo importante es eso, la idea de la no reflexión, de no fijarnos y hacer o decir lo primero que nos ha venido a la cabeza o lo primero que hemos deseado hacer, sin fijarnos en las consecuencias y sin ser capaces de esperar.

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La urgencia determina los impulsos 

Según afirma San Román, "nos cuesta controlar algunos impulsos y otros no tanto. En general las personas, a no ser que tengamos alguna patología mental o alguna lesión cerebral, tenemos un control de impulsos suficiente para la convivencia", insiste.  

Esto no quiere decir que no se nos escapen cosas que no debemos, ya sea en lo que decimos o lo que hacemos, "porque en ese momento nos puede más el impulso o porque -sin tener ninguna patología ni problema orgánico- tenemos esa manera de ser, digamos más espontánea o menos reflexiva", aclara.

Y es que, por su propia naturaleza, por definición, "un impulso es un “movimiento” muy rápido de nuestro psiquismo, tanto que no siempre da lugar a la reflexión consciente sobre si es adecuado o no dejar que siga su trayectoria (insisto, hay veces que nos viene el impulso de hacer algo pero lo detectamos a tiempo y nos “sujetamos” o “nos mordemos la lengua”, incluso haciendo un gran esfuerzo, porque tener impulsos no es lo mismo que ser personas impulsivas, también tenemos autocontrol)", indica el especialista en psicología Rafael San Román.

Por supuesto, hay ciertas condiciones orgánicas (dejando a un lado la patología mental o el daño cerebral) que dificultan o impiden por completo el control de impulsos. En primer lugar, si tenemos mucha hambre, si tenemos mucho sueño, o alguna otra urgencia (fisiológica o no fisiológica) perdemos lucidez y es más probable que nos precipitemos en lo que decimos y en lo que hacemos, porque cuanta más urgencia tengamos más centrados estaremos en resolverla cuanto antes y menos concentrados estaremos en mantener la compostura total en la situación en la que estamos.

La otra circunstancia típica en la que nos volvemos impulsivos es cuando estamos bajo los efectos de alguna sustancia (alcohol u otras drogas) que, por definición, cortocircuitan la actividad de la corteza cerebral (pensamiento crítico, análisis, toma de decisiones…) generando en el individuo un grado desinhibición más o menos pronunciado.

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Hay trastornos que pueden provocarlo 

"Especialmente en ciertos trastornos mentales graves, como por ejemplo, en el trastorno límite de personalidad y otros trastornos de la misma familia puede darse este rasgo de personalidad impulsiva. De hecho la impulsividad (la incapacidad manifiesta para controlar los impulsos y actuar de manera reflexiva) es uno de sus síntomas definitorios", explica. De todos modos, hay personas que son más o menos impulsivas pero sin presentar ningún trastorno. 

Por otro lado, la gestión de nuestros impulsos también tiene que ver con el estilo educativo que hemos recibido. "Hay personas a las que se educa de una manera muy normativa, con muchos límites, entrenando más el control de los impulsos que la espontaneidad o la fluidez. En cambio, otras personas han recibido un estilo más abierto, más permisivo, donde no se coartan tantos deseos e impulsos y donde se ha fomentado que la persona se permita a sí misma expresar sus opiniones y deseos, improvisar, satisfacer inmediatamente cada necesidad o capricho que le surge (sin capacidad para esperar)", cuenta Rafael San Román, que aclara, a su vez, que ningún extremo es bueno, sino que tiene que haber una combinación de control y contención con espontaneidad y fluidez.

¿Qué impulsos nos resultan más difíciles de controlar?

Aquellos que tienen que ver con necesidades básicas que tienen que ser satisfechas dentro de un plazo muy concreto de tiempo (no podemos esperar indefinidamente a poder comer, beber, ir al baño, descansar, y cuanto más esperamos más impacientes nos ponemos y menos reflexivos…).

También cuando algo nos resulta muy evidente y a la vez importante, por ejemplo algo que nos indigna y simplemente sentimos que no podemos callarnos. O cuando algo nos gusta mucho o llama mucho nuestra atención y no podemos resistir la tentación de tocarlo, mirarlo, acercarnos a ello… Son solo algunos ejemplos.

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¿Qué podemos hacer para controlar nuestros impulsos?

Cuidar nuestro córtex cerebral, principalmente, nuestro lóbulo frontal (hay lesiones que no podemos evitar porque la vida no es perfecta, pero conviene recordar que hay que ponerse casco cuando vamos en moto y cinturón cuando vamos en coche, para prevenir daños en caso de accidente).

Limitar el consumo de alcohol y evitar otras drogas

Entrenar -esto ya hay que verlo persona por persona con un psicólogo- la capacidad para esperar, pensar, analizar, barajar consecuencias de nuestros actos a corto, medio y largo plazo, regular nuestra sintomatología física sin necesidad de hacer o decir lo primero que se nos ocurre.

Las personas que sufren alguna patología mental deberán recibir medicación.