A estas alturas, seguro que has oído hablar del ayuno, como aliado para mantener tu peso bajo control. Y es que no nos equivocaríamos si afirmamos que se “ha puesto de moda”. Así lo cree también la nutricionista Marta Lorenzo, con quien hemos hablado sobre las diferencias entre los tipos de ayuno, intermitente y prolongado, así como sobre su eficacia. “Es cierto que se han observado ciertos beneficios en el ayuno, pero desde mi punto de vista el problema viene más bien de la sobrealimentación a la que estamos acostumbrados, que mantiene nuestro organismo en constante digestión e inflamación. El ayuno consigue que nuestro organismo descanse durante unas horas, pero eso, unas horas. Lo importante es comer cuando tenemos hambre, manteniendo unos horarios y controlar la ingesta de comida, tanto en cantidad como en calidad”, comienza afirmando la experta.
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¿Es realmente un método eficaz para perder peso?
Es, no hay duda, una de las preguntas clave. “Depende de las horas de ayuno y de la persona. Hay personas que pueden mejorar su alimentación y empezar a controlar su ansiedad gracias al ayuno, y hay otras que les puede producir el efecto contrario. Desde mi punto de vista, puede ser un método eficaz para limpiarte y reducir los excesos y, en algunos casos, como consecuencia pueden bajar algo de peso”, nos explica Marta Lorenzo.
Ayuno intermitente vs. ayuno prolongado
¿Qué diferencias hay entre el ayuno prolongado y el intermitente? La fundamental es básicamente la duración. “El ayuno prolongado es aquel que se extiende a varios días o incluso semanas y el ayuno intermitente alterna periodos de ayuno con alimentación”, nos cuenta Marta Lorenzo, que nos cuenta que el ayuno prolongado puede ayudar a reducir la grasa corporal, pero se considera, según su opinión, que tiene cierto peligro para la salud.
Tal y como cuentan los expertos de MiAyuno, el ayuno prolongado o continuo es un periodo de tiempo no inferior a 4/5 días en el que la persona decide voluntariamente no ingerir alimentos sólidos, ni bebidas muy calóricas. El organismo de la persona fisiológicamente se ve en la necesidad de adaptarse a la restricción calórica y para ello activa los mecanismos fisiológicos que permiten utilizar la grasa de reserva como fuente de energía. Esto sucede también durante un ayuno intermitente, aunque de un modo más lento y progresivo (varias semanas o meses). En ambos casos es de vital importancia realizarlos con el asesoramiento de un especialista.
En opinión de Marta Lorenzo, el ayuno intermitente reduce la inflamación y la resistencia a la insulina, pero puede provocar que al estar tantas horas sin comer nada, no elijamos los alimentos más saludables cuando nos alimentemos por tener la necesidad de grasas y carbohidratos. “El ayuno resulta eficaz si los alimentos que elegimos después son saludables”, nos cuenta.
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Recomendaciones si estás pensando en probar
Le preguntamos a la experta cuáles serían tus recomendaciones para una persona que está planteándose seguir una dieta basada en el ayuno. “Le recomendaría que sólo lo hiciera bajo la supervisión de un profesional. Este le indicaría el mejor ayuno en su caso y una dieta saludable y equilibrada para complementarlo”, sugiere Marta Lorenzo, que añade que, además, es importante contar con esa opinión profesional teniendo en cuenta que está contraindicado, por ejemplo, en personas diabéticas de tipo 1, embarazadas o personas que se encuentran por debajo de tu peso. “En caso de sufrir alguna patología o enfermedad, siempre deben consultar con su médico”, nos cuenta.
¿Cuáles son las claves para sacar partido a este método?
Todo depende de cómo lo hagamos. “Desde mi punto de vista mantener un ayuno intermitente de 12 horas (cenar a las 20:00 y desayunar a las 8:00) que dejará que el organismo se "limpie" por la noche, reducirá inflamación y ayudará a bajar los niveles de azúcar en sangre. Y, sobre todo, que la alimentación durante el resto del día sea equilibrada, variada y sana, en la cual predominen las frutas y verduras”, nos cuenta la experta. Le preguntamos por último si puede provocar carencias alimentarias o falta de vitaminas. Una vez más, depende de las horas de ayuno. “Un ayuno intermitente de 12 horas (incluyendo las horas en las que dormimos) es hasta recomendado y si se mantiene una dieta equilibrada y sana, se puede conseguir aportar todos los nutrientes necesarios. Si el ayuno se alarga y se reduce a dos comidas al día, puede llegar a provocar alguna carencia nutricional dependiendo la persona”, concluye la experta.
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