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Salud

Los abrazos que están por llegar

La necesidad afectiva en tiempos de la COVID-19


12 de febrero de 2021 - 9:22 CET

Debido a la situación sanitaria que estamos viviendo, uno de los actos más rutinarios y naturales de nuestra sociedad,  el poder abrazarse , se ha visto restringido por el riesgo al contagio. Aunque el hecho de poder tocar ha sido considerado como el menos trascendente de nuestros sentidos: vista, oído, olfato, gusto y, por último, el olvidado tacto, ahora hemos sentido lo importante que es para nuestro desarrollo. Y la verdad es que, si nos atenemos al disfrute cronológico de los sentidos, el tacto es el primero del que nos valemos para relacionarnos con el mundo al que llegamos.

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Los especialistas en neonatología, tras múltiples observaciones y trabajos clínicos, recomiendan, nada más producirse el nacimiento del bebé, el  contacto “piel con piel”  con la madre. Ponen al recién nacido desnudo sobre el pecho de la madre y lo mantienen ahí durante un tiempo prolongado. Esta técnica, que basa todos sus beneficios en el sentido del tacto, es a la que se acude para introducir al recién nacido en el mundo exterior. Además de mejorar en la madre la producción y la subida de la leche y en el bebé, la termorregulación, la disminución del estrés y su resistencia al dolor, tiene en ambos el efecto de la elevación de la  oxitocina  en sangre, lo que produce menor llanto, mayor tranquilidad y sueño más profundo. Reconocida como la hormona del bienestar, es la causante de la impregnación y el apego, condición que favorecerá de forma definitiva la interacción madre-hijo y será la causante del vínculo creado, el cual perdurará toda la vida.

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La importancia del contacto físico

Es una necesidad en nuestra vida. Aunque el tacto y el contacto están infravalorados en relación con los otros sentidos, sobre todo, la vista y el oído, no nos damos cuenta de su importancia hasta que los perdemos. Debemos recordar que esta interacción se realiza a través de las terminaciones nerviosas que existen en la piel, la cual, siendo nuestro órgano más extenso y sensible, además de defendernos de las agresiones exteriores, también nos relaciona con el exterior,y su capacidad de transmitir sensaciones y sentimientos es muy elevada.

El contacto físico es necesario para fortalecer las comunicaciones interpersonales, para mejorar la  salud física y psíquica, para expresar mejor las emociones, para aumentar la capacidad de relación y de persuasión, para ayudar a seducir e indispensable para fortalecer los vínculos sentimentales. Tocar y ser tocados es mucho más que una necesidad biológica,  es una necesidad vital. 

La reconocida “sed de piel o sed de contacto”, la necesidad de abrazar y ser abrazado, acariciar y ser acariciados, facilita la intimidad, estimula el cariño y es condición indispensable para el desarrollo. Su ausencia da lugar a diferentes patologías psíquicas, y por eso debe ser una práctica obligada a lo largo de la infancia, indispensable en la vejez y muy necesaria también a lo largo de toda la vida.

¿Cómo nos afecta esta situación?

  • El confinamiento es un plan de intervención comunitaria que conlleva permanecer encerrado un tiempo, bajo normas socialmente restrictivas.
  • El distanciamiento social implica la separación de las personas y el mantenimiento en la vida cotidiana de un espacio físico entre individuos.
  • La cuarentena se utiliza para aislar a una persona o a un grupo de personas que se sospecha que estén infectadas, durante un tiempo determinado.
  • El aislamiento se aplica cuando ya se ha confirmado el contagio y es necesario que dure hasta pasada la convalecencia y así evitar la diseminación de la enfermedad.

Todas estas situaciones están orientadas a evitar el contacto físico entre personas y así disminuir la posibilidad de diseminación y extensión de una enfermedad contagiosa.

Por lo tanto, en esta pandemia COVID-19, una de las características de control y tratamiento es fomentar y exigir la ausencia de contacto físico entre individuos, para así evitar la progresión de la enfermedad. Las repercusiones que esto pueda tener en la salud psíquica de las personas están todavía por ver y describir, pero seguro que tarde o temprano aparecerán y no serán nada halagüeñas.

Los grupos de riesgo más afectados serán, con seguridad, las personalidades inestables y lábiles, con temperamento sensible y dependiente; los niños, por estar en una época de la vida en la que el contacto físico es indispensable para un buen desarrollo afectivo y psicomotor; los ancianos, que lo necesitan para evitar su soledad y su tristeza y neutralizar su dependencia, y los pacientes con depresión  o con enfermedades mentales, para evitar su agravamiento.

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