Más allá de plantearnos si realmente somos lo que comemos, lo cierto es que hay un dato incuestionable: la alimentación es un pilar fundamental dentro de una estrategia de prevención del cáncer. Tanto es así que, según datos de un informe de la Fundación Cris Contra el Cáncer, publicados con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer, el 70% de los españoles tiene que mejorar su alimentación para disminuir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Un dato que es muy llamativo. ¿Tan mal comemos? “Sin duda es llamativo, pero sobre todo es preocupante. Los resultados de nuestro primer informe del Oncosaludómetro de #CRISTeCuida (un cuestionario online de 10 preguntas relacionadas con las claves de estilo de vida que nos protegen frente al cáncer), coinciden con los resultados de las diferentes encuestas nacionales en las que se asegura que una de cada 3 personas tiene su salud comprometida a causa de la alimentación”, nos cuenta la doctora Emilia Gómez Pardo, asesora científica de CRIS contra el cáncer para temas de prevención y nutrición.
La experta confirma, además, que a la vista de los resultados de dicha encuesta, se puede extrapolar que no son muchos los que de verdad saben en qué consiste una alimentación protectora de la salud, que va mucho más allá de consumir unos alimentos concretos o eliminar otros. “De hecho, de las 5 variables que hemos analizado la que presenta más oportunidad de mejora es la alimentación. Solamente un 30%, 791 participantes, podría decirse que llevan un patrón de alimentación sano y, por tanto, presentan una fuerte protección contra todos aquellos tipos de cánceres relacionados con un patrón de alimentación inadecuado”, puntualiza.
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El papel de la alimentación
Lo cierto es que siempre relacionamos una alimentación equilibrada con la salud, pero ¿hasta qué punto influye lo que comemos en el desarrollo de un cáncer? “Cuando hablamos de aumentar o minimizar el riesgo de padecer un cáncer, el papel de la alimentación está fuera de toda duda. De todos los cánceres humanos, solo un pequeño porcentaje puede atribuirse a factores puramente genéticos. El resto tiene que ver con factores externos y, sobre todo, con la alimentación. La ciencia ha demostrado que uno de cada 3 tumores se podría evitar con una buena alimentación, una vida activa y manteniendo un peso saludable”, nos detalla la experta.
“Está claro que la mayoría de las personas no saben que la alimentación es el principal factor de riesgo modificable, incluso por delante del tabaco, de las enfermedades no trasmisibles, entre las que se encuentra el cáncer. Este grupo de enfermedades supuso en el año 2017 la muerte de 11 millones de personas y más de 200 millones de enfermos crónicos. Estamos hablando de la gran epidemia del siglo XXI y está originada por un factor controlable”, nos explica la doctora.
Cambiar de hábitos
Por eso, nos planteamos qué debemos hacer, a rasgos generales y en relación con nuestra alimentación, para intentar prevenir el cáncer. “Desde CRIS contra el cáncer recomendamos seguir un patrón de alimentación sano que incluya alimentos que protegen, cuidan y reparan nuestra salud y, desde luego, excluir todos aquellos que son dañinos y la ponen en riesgo”, anticipa la especialista, que define un patrón sano como un plan de alimentación basado en el consumo mayoritario de alimentos procedentes del mundo vegetal: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, especias y semillas y en la que otros alimentos, como los procedentes del mundo animal, se consumen en cantidades más pequeñas, con una proporción destacable de pescados y mariscos frente al de carne y de carne blanca y huevos frente al de carne roja, y que por supuesto excluye el alcohol.
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¿Hay alimentos que previenen el cáncer?
Teniendo todo lo anterior en cuenta, surge la duda de si podríamos incluso afirmar que hay alimentos que previenen el cáncer o no es así realmente y es más una cuestión de hábitos. “Sin duda es una cuestión de hábitos. Ningún alimento concreto sirve para prevenir o combatir el cáncer. No existen premisas milagrosas ni inmediatas, ni suplemento o alimento mágico que actúe por sí solo, pero sí ciertos principios generales para el mantenimiento de una buena salud. Desde #CRISTeCuida mantenemos que incorporar y mantener un buen estilo de vida debe de ser nuestra primera elección. La Ciencia ha demostrado que las personas que llevan una dieta sana, hacen ejercicio con regularidad, llevan una vida alejada del sedentarismo, mantienen un peso corporal saludable, no beben alcohol y no fuman, viven más de una década que aquellos que no lo hacen, y lo que es más importante, viven mejor”, nos explica.
Alimentos que no deben faltar en tu cesta de la compra
La doctora Pardo insiste en que no hay evidencia concreta con respecto a factores dietéticos o alimentos determinados que por sí solos aumenten o disminuyan el riesgo. Eso sí, como nos decía antes, lo que está demostrado es el papel protector de una dieta basada mayoritariamente en alimentos integrales de origen vegetal. "No se trata de una alimentación vegetariana, pero la evidencia científica sugiere que cuantos más alimentos de origen vegetal, mejor”, nos cuenta. Y aprovecha para recomendarnos una lista de alimentos que no deberían faltar en nuestra lista de la compra:
-Brécol (crucíferas: coliflor, repollo, coles de Bruselas)
-Espinacas (hoja verde: acelgas, grelos, kale)
-Pimiento rojo (o vegetales ricos en carotenoides: zanahorias, calabaza, boniato)
-Uvas (frutos rojos: cerezas, fresas..)
-Kiwi (cítricos: naranja, mandarinas..)
-Manzana.
-Tomate.
-Setas.
-Aceite de oliva.
-Garbanzos (legumbres: lentejas, guisantes, soja..).
-Avena (cereales integrales: arroz..).
-Nueces (frutos secos: almendras, anacardos, pipas de girasol).
-Té verde (bebidas no azucaradas: agua, café, infusiones).
-Lino.
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¿Qué tipos de cáncer tienen más relación con nuestra alimentación?
La doctora Emilia Gómez Pardo nos cuenta que es importante tener en cuenta que no solo hablamos de tipos de cáncer del sistema digestivo, más directamente relacionados con alimentos concretos o carencias concretas de nutrientes, como por ejemplo la relación entre el colorrectal y bajo consumo de fibra, sino que dada la relación entre la mala alimentación y el sobrepeso sabemos que están directamente relacionados con la alimentación los 12 tipos de cáncer consecuencia directa del sobrepeso. Entre estos 12, se encuentran los más prevalentes, mama postmenopáusico, próstata, colorrectal, ovario, etc.
¿Comemos bien?
Llega el momento de hacer el examen, con ayuda de la doctora. ¿Considera que en España llevamos una alimentación saludable? ¿En qué necesitamos mejorar? “España ha sufrido una transformación nutricional en los últimos años muy preocupante, y los datos de exceso de peso y prevalencia de enfermedades asociadas al estila de vida son una indudable manifestación de que tenemos una clara oportunidad de mejora. Hemos bajado considerablemente el consumo de frutas y verduras (un 40%) y de legumbres (un 60%). Hemos cambiado, por tanto, nuestro patrón tradicional y lo hemos sustituido por el llamado patrón occidental (por contraposición al término geográfico de mediterráneo), en el que mayoritariamente se consumen productos cárnicos y procesados.
Comer más fruta y verdura es, por lo tanto, una de nuestras asignaturas pendientes, aunque vemos que tenemos también ‘aprobados raspados’ con otros alimentos. “En alimentación los datos son bastante preocupantes, y sin duda todos los aspectos de nuestra alimentación deben de ser mejorados. El consumo de frutas y verduras ha bajado un 40% en los últimos 50 años y el de legumbres ha disminuido 60%; se consume una media aproximada de 100 gramos de azúcar al día y, al año entre 80-90 k de ultraprocesados; solo un porcentaje pequeño, el 3%, cumple con las recomendaciones de fibra. La media de ingesta de sal supera los 9 gramos cuando las recomendaciones son de 5gm, el consumo de carne roja es de media 300grm al día cuando las recomendaciones son 200 gramos a la semana”, nos detalla la doctora. Y es que añade que cuando hacen un análisis detallado de la población encuestada ven que todos los aspectos de la alimentación son mejorables, pero de forma muy marcada el consumo de frutas y verduras. “El 73 % de participantes tiene un importante recorrido para alcanzar el objetivo de mínimo recomendado por la OMS, pero es que dentro de este grupo hay un 10% (casi 300 personas) que NO consumen nada de fruta ni verdura a diario, lo que se traduce en una posición de riesgo importante. Sorprende mucho este dato, teniendo en cuenta que la campaña de '5 al día' lleva implementada muchos años en nuestro país”, nos cuenta.
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La alimentación en pacientes oncológicos
Hemos hablado de la importancia de la dieta en la prevención del cáncer. Pero en el caso de que un paciente se enfrente a un diagnóstico de cáncer, no nos cabe duda de que debe prestar especial atención a su alimentación. “Así como la relación entre alimentación y la génesis o prevención de un cáncer está fuera de toda duda, en la relación entre la alimentación y la progresión de un cáncer hay cada día más evidencias a favor, aunque faltan investigaciones con resultados contundentes aplicables a cada tipo de cáncer y a cada etapa de desarrollo de la enfermedad. Por el momento, y con la evidencia en las manos, se alienta a los diagnosticados de cáncer, siempre que sea posible, a seguir los mismos consejos generales que para la prevención del cáncer”, afirma la doctora.
¿Comemos peor que las anteriores generaciones?
Partimos, tal y como nos explica la doctora, de que hoy en día encontramos en el mercado más variedad de alimentos, y muchos de buena calidad. Además, ha aumentado la seguridad alimentaria gracias a legislaciones y controles de calidad. “Luego, tenemos más oportunidad que generaciones anteriores para llevar una alimentación más sana y más nutritiva. Sin embargo, hacemos peores elecciones. Probablemente por el estilo de vida actual con muy poco tiempo para planificar como consecuencia de las largas jornadas laborales. Pero también influye el desconocimiento de la importancia que tienen nuestras decisiones lo que sumado al aumento de la disponibilidad de productos de baja calidad nutricional y la tendencia a las comidas rápidas se traduce, finalmente, en patrones de alimentación insanos”, añade.
Y nos da su opinión sobre esos superalimentos que parecen surgir cada año. “Mi opinión es que no existe tal concepto. O sí, si en este grupo incluimos el global de los alimentos procedentes del mundo vegetal. Lo que funciona, y la ciencia no lo puede decir más alto y claro, es un patrón alimenticio que incluye frutas y verduras, cereales preferentemente integrales, legumbres, frutos secos y además pescados, carnes magras, y huevos y limita alimentos altos ultraprocesados ricos en calorías, azúcar o grasa y poco nutritivos; las bebidas azucaradas y el alcohol, la carne roja y alimentos con alto contenido de sal”, afirma.
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Ultraprocesados y carne roja
Cita la doctora los ultraprocesados, sin duda productos muy pobres en nutrientes, normalmente altos en calorías y además con cantidades muy relevantes de sal, azúcar, harinas refinadas y grasas no siempre saludables. “La razón para disminuir su consumo es que estos productos procesados contribuyen a la ganancia de peso y tienen además una estrecha relación con las enfermedades cardiovasculares y, desde luego, con el cáncer. La ciencia ha puesto encima de la mesa resultados que no podemos obviar: el incremento en su consumo es proporcional al incremento de padecer un cáncer de forma general y muy concretamente de mama”, nos explica. Y da un dato para la reflexión: el 35 % de los alimentos que consumen los españoles procede de ultraprocesados, lo que inevitablemente lleva aparejado un bajo consume de frutas, verduras y demás productos del mundo vegetal, lo que sitúa a la población en una posición de riesgo por bajo nivel de fibra y escasez de nutrientes.
¿Y la carne roja? “España es el país de la UE que más carne consume. Según los últimos datos disponibles de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en España estamos consumiendo más de 100 kg de carne por persona y año cerca de 275 gramos de carne al día, cuando la comunidad científica internacional recomienda unos 200 gramos a la semana. No cumplimos con los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud, organización que pivota desde el 2015 una campaña de disminución de carne roja basada en su demostrado potencial cancerígeno cuando se consume en exceso”, apunta la experta.
Aprender a comer desde la infancia
Nos queda, parece claro, tarea por delante. Debemos, vistos los datos, mejorar la educación en una alimentación sana desde la infancia si queremos prevenir enfermedades como el cáncer. “Niños sanos, adultos sanos. Es importante saber que el cáncer es una enfermedad de largo recorrido y, por tanto, cuanto antes se instauren hábitos saludables mejor. Lo más importante para educar a los niños es practicar con el ejemplo, los niños aprenden por mimetismo, no tiene ningún sentido dar discursos si los padres no llevan un patrón de alimentación saludable. Es verdad que cada vez es mayor la conciencia respecto a la necesidad de mantener un estilo de vida sano y sin embargo la prevalencia de factores de riesgo no hace sino aumentar paralelamente a nuestra preocupación. Luego algo no debemos de estar haciendo bien. La mayor parte de la población desconoce el impacto real que tienen en la salud unos malos hábitos de vida y desde luego desconocen como un buen estilo de vida -buena nutrición y la actividad física-, puede protegernos de una manera muy importante no solo frente al cáncer sino también nos protege de padecer sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, de mentales, respiratorias, diabetes, etc”, concluye la experta.
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