La retroversión uterina, también conocida como útero ladeado o útero invertido, es una variante de la anatomía pélvica femenina en la que la posición del útero se encuentra alterada, tal y como explican los expertos de Intimina. Es decir, su orientación en la cavidad pélvica es diferente a la del resto de las mujeres: apunta hacia la espalda en lugar de hacia adelante. Así nos lo confirma la doctora M. Izquierdo, especialista en Obstetricia y Ginecología y Directora de la Unidad de Diagnóstico prenatal del Hospital Vithas 9 de Octubre, que detalla que “habitualmente el cuerpo uterino está flexionado hacia delante, hacia el hueso del pubis (o la vejiga). En algunas mujeres ocurre lo contrario, el fondo uterino se dirige hacia atrás, hacia el recto”, nos detalla la doctora, que cuenta que el útero tiene unos ligamentos a nivel de la parte inferior (cérvix) y otros en la parte superior (ligamentos redondos) pero no es una estructura “inamovible”, y con un poco de presión lo podemos desplazar de la posición.
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“Aproximadamente el 15% de las mujeres tienen el útero inclinado o retrovertido, pero en realidad, su útero puede acomodarse en varias posiciones y moverse con el paso del tiempo. De hecho, muchas mujeres pueden tener el útero inclinado y ni siquiera darse cuenta”, afirma la Dra. Shree Datta, ginecóloga y obstetra, colaboradora de Intimina.
¿Hay factores que predisponen a que tengamos el útero invertido?
La especialista en Obstetricia y Ginecología de Vithas nos explica que es simplemente una posición como hemo dicho. “El útero puede haber estado así desde siempre sin más problema o haber modificado su posición por la presencia de agentes externos que traccionen de él, como podrían ser adherencias a otros órganos (debidas a intervenciones previas), por presentar miomas (que pueden modificar su forma y tamaño global), etcétera”, nos cuenta la experta.
Como decíamos, puede ser una alteración congénita o adquirida, o bien puede surgir en ocasiones transitorias como el embarazo, pero volver a la posición habitual después del tercer trimestre por la posición normal del feto; también puede deberse a una etapa del postparto, fruto de la distensión de los ligamentos del suelo pélvico.
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Le preguntamos si hay síntomas que nos pueden indicar que padecemos este problema. “Suele ser un hallazgo casual en una exploración ecográfica o tacto ginecológico bimanual, es decir, que no haya dado nunca ninguna molestia, aunque en ocasiones esta posición puede determinar disconfor en algunas posiciones al tener relaciones sexuales o en relación a la defecación (sobre todo si existieran adherencias como hemos comentado)”, nos explica.
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Posibles síntomas
Aunque suele ser asintomático, los expertos de Intimina explican que puede también manifestarse de diferentes maneras:
- Dolor en las relaciones sexuales.
- Síntomas menstruales más intensos.
- Dolor al evacuar por la presión del útero sobre el recto o estreñimiento crónico.
- Incontinencia urinaria o retención de líquidos, por la interferencia del útero con la vejiga.
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¿Influye en la fertilidad?
Una de las preguntas que se hacen las mujeres es si puede ser un obstáculo para conseguir un embarazo, si puede llegar a afectar a la fertilidad. “En principio no tiene por qué afectar a la reproducción, aunque, como he destacado anteriormente, es posible que existan patologías asociadas que si tengan relevancia: endometriosis, antecedentes de enfermedad inflamatoria pélvica, adherencias etc. Habitualmente, al pasar el primer trimestre y adquirir el útero un volumen doble del habitual el útero se 'endereza' en la cavidad pélvica”, nos explica la doctora Izquierdo, que añade que lo que conocemos como útero invertido no precisa realmente de ningún tratamiento.
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