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¿Puedo vacunarme de la COVID-19 si tengo alguna alergia?

Hablamos con una experta en alergología para que nos aclare si las personas con alergias pueden o no vacunarse para protegerse frente al nuevo coronavirus


Actualizado 10 de diciembre de 2020 - 21:07 CET

En el Reino Unido ya se ha empezado a vacunar a parte de la población con la vacuna de Pfizer y BioNTech. Y en su primera jornada de vacunación ya han saltado las alarmas. De hecho, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos de Salud de Reino Unido (MHRA, por sus siglas en inglés) ha recomendado no poner la vacuna contra la COVID-19 a aquellos que tengan antecedentes de reacciones graves a fármacos y/o alimentos. Este consejo surge a raíz del choque anafiláctico, una reacción alérgica adversa que puede acabar siendo mortal, que han sufrido dos sanitarios vacunados y que ya se encuentran bien. ¿Quiere decir esto que si tengo alergia a la penicilina o a la leche no me puedo vacunar?

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Las vacunas son seguras y generan inmunidad

Pese a la reticencia de algunos sectores y el miedo que puede suscitar esta medida preventiva contra la infección del coronavirus SARS-CoV-2, hay que recordar que esta vacuna, y todas las otras que se están investigando, ha pasado por unos controles y un ensayo clínico regulado y controlado que garantiza su seguridad, además de su eficacia.

Aunque existen diversas 'aproximaciones' a la vacuna, algunas cuentan con parte del virus y otras tratan de generar una vacuna con material genético del virus. La de Pfizer y BioNTech está compuesta por ARN mensajero o ARNm encapsulado por nanopartículas de lípidos (que son los que protegen este ARNm, un material muy sensible y frágil). La vacuna no contiene todo el material genético del virus, sino una parte, pero la suficiente para que nuestro cuerpo lo reconozca y sea capaz de generar anticuerpos. Estos nos servirán para que, en el futuro, si nos infectamos, "nuestro organismo ya conozca al virus para que este no pueda 'burlar' al sistema inmunológico. Además, debido a que ya ha generado anticuerpos, ha aprendido cómo debe defenderse y puede hacerlo rápidamente sin que nos cause ningún daño", nos explica la doctora Belén de la Hoz, alergóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

La respuesta inmunológica de esta vacuna, además, es buena, es decir, entre el 80 y el 95% de los individuos vacunados han generado los suficientes anticuerpos para que nuestro organismo se defienda si se produce una infección real. Lo que no se sabe es cuánto tiempo va a durar esta inmunidad y si van a ser necesarias más dosis además de la segunda o 'de recuerdo', que ya se ha comprobado que sí es necesaria. "Hay otros virus, como el de la gripe, que han aprendido a mutar y, debido a ello, es necesario vacunarse cada año. Si ocurrirá lo mismo con este nuevo coronavirus lo sabremos con el tiempo".

Y es que como nos aclara la especialista, tras la fase de comercialización de cualquier fármaco, que previamente ha recogido suficiente evidencia de su seguridad y eficacia en el ensayo clínico, se sigue controlando y analizando la respuesta y los efectos adversos del medicamento o de la vacuna, y se siguen dando recomendaciones.

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¿Puedo vacunarme aunque tenga alergias?

La especialista en alergología recuerda que la anafilaxia es uno de los efectos secundarios que se recogieron en el ensayo clínico de esta vacuna. Sin embargo, se observó en un porcentaje tan bajo que se consideró una reacción adversa infrecuente y rara. Tal como nos explica la especialista y según se desprende del ensayo clínico, se han dado un caso de anafilaxia y otra reacción de hipersensibilidad, es decir, reacción alérgica en 18.801 pacientes vacunados. En los ensayos clínicos, se consideran muy raras las reacciones que ocurren en menos de 1 caso por 10.000 vacunados. Y el caso de la anafilaxia ha sido aún menor, ya que solo se ha dado un caso en 18.801 paciente. "Tampoco disponemos de información suficiente para conocer cuál ha sido el efecto que han sufrido estos dos sanitarios. Sin embargo, es algo que se tendrá en cuenta".

Por tanto, ante la pregunta de si una persona con alergia se puede vacunar, la respuesta es sí, aunque pueden existir excepciones en el caso de pacientes que hayan sufrido una reacción alérgica en el pasado que pueda estar vinculada a algún componente de la vacuna y sus excipientes. Por ello, insiste en que "no hay que generalizar y seguir las recomendaciones del médico".

Asimismo, la doctora acude a las aclaraciones y recomendaciones de la junta directiva de la SEAIC en relación con la petición de las autoridades británicas de evitar la vacuna de Pfizer en pacientes con historial alérgico grave.

Recomendaciones de la SEAIC en relación a los pacientes alérgicos

No se puede generalizar la evitación de la de vacuna a todas aquellas personas que han tenido reacciones graves con medicamentos y/o alimentos.

Las reacciones alérgicas que pueden aparecer tras la administración de una vacuna dependerán de la composición de la misma (del principio activo y los excipientes que las conforman). Los excipientes se utilizan para dar estabilidad al principio activo, mantener su esterilidad o dar sabor, en el caso de los jarabes, etc.).

En general, las vacunas frente a los virus pueden variar en su composición tanto en el principio activo, como en sus excipientes.

  • Como principio activo, la mayoría están formadas por virus atenuados o fragmentos proteicos, y otras como la del coronavirus de Pfizer, por ARN del virus vehiculada en nanopartículas lipídicas de polietilenglicol.
  • Como excipientes, algunas, como por ejemplo la triple vírica o la de la gripe, pueden contener trazas de proteínas de huevo y algunos antibióticos. En el caso concreto de la vacuna del COVID, contiene POLIETILENGLICOL o PEG y no contiene sin embargo trazas de huevo ni antibióticos.

La vacuna de Pfizer frente al COVID-19 no presenta, por lo tanto, más contraindicaciones en los pacientes alérgicos que cualquier otra persona de la población general. Como indicación principal, no se recomiendan en aquellos que han sufrido reacciones alérgicas previas a sus componentes.

Un aspecto muy importante relacionado con la seguridad de todas las vacunas en general, es conocer las precauciones y contraindicaciones de cada una de ellas, con la finalidad de evitar situaciones que puedan poner en riesgo al paciente; estas instrucciones vienen descritas en la ficha técnica de cada vacuna. Por otra parte, el profesional que administra las vacunas debe conocer tanto las contraindicaciones como las precauciones necesarias para su administración, así como disponer de los medios adecuados para el tratamiento de un eventual efecto adverso, ya sea una reacción alérgica o de otro tipo.

En general no se aconseja administrar vacunas en:

  1. Personas con inmunosupresión, u otras alteraciones de la inmunidad, ya que pueden producir una respuesta inadecuada en dichos sujetos.
  2. Tratamiento anticoagulante o cualquier otro desorden sanguíneo que contraindique la administración intramuscular de un fármaco.
  3. Enfermedad moderada o grave descompensada, como pudiera ser crisis de asma, GE (gastroenteritis eosinofílica), descompensación de la diabetes. Una vez estabilizada la situación podrían recibir la vacuna.
  4. Pacientes con edad menor de la que figure en ficha técnica. La edad recomendada de administración, en el caso de la vacuna del COVID, es a partir de los 16 años, básicamente porque no se han realizado estudios suficientes en población con edades menores de esa edad.

Sin embargo, hay que resaltar que presentar una alergia a penicilina, a analgésicos o a pólenes o alimentos vegetales o seguir un tratamiento con corticoides tópicos o inhalados por ejemplo, no tiene por qué contraindicar la administración de una vacuna.

Polietilenglicol, el causante de la reacción adversa

Las autoridades británicas han atribuido en un primer momento la causa de las reacciones alérgicas a un excipiente de la vacuna del COVID, el polietilenglicol. El polietilenglicol o macrogol es una sustancia presente en algunos medicamentos, como laxantes, antibióticos, analgésicos, antiagregantes, corticoides y antihipertensivos. También está presente en productos de la vida diaria formando parte de la cosmética, como gel, jabones, etc. Las reacciones a esta sustancia, sin embargo, son extremadamente infrecuentes. Están descritas reacciones anafilácticas al macrogol, y reactividad cruzada a Tween80/ polisorbato 80, pero dentro de lo poco frecuente que es la presentación de alergia a esta sustancia, sí que se ha descrito algunos cuadros de dermatitis de contacto que afortunadamente no entrañan reacciones graves.

Las reacciones descritas con más frecuencia tras la administración de la vacuna del COVID-19 (alrededor de 1 de cada 10 personas que la reciben) son leves y consisten en dolor en el punto de inyección, cansancio, fiebre y dolores musculares. Las reacciones alérgicas son poco frecuentes, por lo que también se tendría que conocer el número de personas a las que se les ha administrado la vacuna, para valorar si esta reacción ha sucedido de forma excepcional o no.

Cualquier persona alérgica debe informar a su médico de su alergia antes de la administración de cualquier fármaco, para que se pueda valorar la necesidad de remitir a un alergólogo.

Por todo lo anterior, la SEAIC concluye que:

  • Es necesario realizar un estudio alergológico a los sujetos que refieran reacciones alérgicas en general y a las vacunas contra el COVID-19 en particular para poder identificar las sustancias desencadenantes de la reacción
  • No es necesario realizar de forma sistemática un estudio alergológico previo a la administración de la vacuna a todos los sujetos con reacciones graves a fármacos y/o alimentos.

Por último, la doctora Belén de la Hoz insiste en la importancia del lugar físico donde se administre, y que sea un centro que cuente con el personal médico y demás sanitarios, así como las medidas necesarias para estar preparados en el caso de que se produzca una reacción adversa a la vacuna.

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