El dolor lumbar o cervical es uno de los más comunes en la población. De hecho, hasta el 80% de nosotros hemos sufrido este tipo de malestar en alguna ocasión, un dolor que puede ser leve o, incluso, incapacitante. En general, no responde a una enfermedad seria. Sin embargo, algunos síntomas o señales del dolor en la parte alta o baja de la espalda nos deben poner sobre aviso, ya que nos están alertando de un problema grave de salud. Así lo recuerda el doctor Jesús Merino, neurocirujano de Vithas Castellón, especialista en patología cerebral y en patología de columna, que advierte de la importancia que tiene el seguimiento de algunas enfermedades que, debido a las circunstancias actuales de la COVID-19, su diagnóstico queda demorado.
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El dolor cervical o lumbar asociados a una patología grave
El especialista apunta a unos síntomas que no deben ser ignorados cuando sufrimos dolor cervical o lumbar. “Si bien es cierto que en la mayoría de los casos son procesos de desgaste degenerativos de columna que están relacionados con artrosis o hernias discales, hay que recordar que alguna sintomatología específica puede estar relacionada con otras enfermedades como tumores o infecciones que pueden llegar a ser potencialmente graves para el paciente", subraya el doctor Merino. Así que, ante un proceso de dolor que no cede, que no se ataja correctamente a nivel cervical, dorsal, lumbar y sobre todo, si va acompañado de unos síntomas determinados, se debe acudir al médico con premura para el diagnóstico correcto.
Signos de alarma ante dolor lumbar
• Dolor que no mejora o disminuye con el uso de medicación
• Dolor en reposo o que despierta durante el sueño
• Dolor que impide la movilidad
• Dolor acompañado de fiebre
• Alteraciones de la sensibilidad
• Sensación de acorchamiento u hormigueo.
• Disminución de la sensibilidad (hipoestesia), o la abolición de la sensibilidad (anestesia)
• Disminución de la fuerza
• Pérdida progresiva de peso que no se explica por otras razones, se puede considerar como un signo de alarma.
Signos de alarma ante dolor cervical
• Pérdida de fuerza o sensibilidad en los brazos y las piernas
• Fiebre
• Sudoración nocturna o repentina
• Dificultad para respirar.
• Molestias torácicas
• Dolor de cabeza (cefaleas)
• Letargo o confusión
• Dificultad o dolor al tragar
• Dolor intenso que no cesa con medicación
Normalmente, el dolor lumbar suele considerarse benigno y puede ser manejado en atención primaria. Sin embargo, en algunos pacientes, el lumbago es la manifestación inicial de una patología más grave, como el cáncer, la fractura vertebral, la infección o el síndrome de la cola de caballo, que ocurre cuando las raíces nerviosas de la base de la columna se comprimen.
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Dolor lumbar o cervical por malas posturas
No hay que olvidar, sin embargo, que la mayor parte de las veces, este tipo de dolor se debe a las malas posturas y al sedentarismo, algo que se ha visto intensificado por el teletrabajo. En este sentido, pasar varias horas sentado sin combinarlo con ningún tipo de actividad física también podría provocar que se cargue innecesariamente la zona lumbar. A esto se une también la inadecuada ergonomía del lugar de trabajo: sillas incómodas, mesas con escaso espacio, realizar las tareas laborales sentados en el sofá o tumbados en la cama, el ordenador en mala posición, mala iluminación… Todos estos elementos provocan malas posturas que pueden derivar en dolores musculares y contracturas.
Para reducir estos 'efectos secundarios' de pasar muchas horas frente al ordenador, María Sánchez, e-Health Medical Manager de Cigna España, recuerda que mesa y silla deben tener la altura adecuada. Para saber que esta premisa se cumple, se deben poder apoyar los antebrazos en los reposabrazos y que los codos dibujen un ángulo recto. También es importante que el borde superior de la pantalla del ordenador esté a la altura de los ojos, que exista una iluminación adecuada (fundamental para evitar la fatiga del músculo ciliar del ojo) y que los pies estén bien apoyados en el suelo, procurando, en este sentido, evitar ciertas posturas como cruzar las piernas, ya que puede entorpecer el retorno venoso, es decir, la circulación sanguínea desde las piernas hacia el corazón.
Por otro lado, cada hora y media o dos horas conviene levantarse y caminar un poco, o bien realizar ejercicios para destensar la musculatura: sentadillas, estiramientos de brazos, cuello, espalda y piernas… Estos últimos son especialmente beneficiosos porque contribuyen a la eliminación de toxinas, fortalecimiento de los músculos e, incluso, disminución de la tensión y el estrés, facilitando un aporte de energía extra, señalan desde Cigna.
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Las clínicas, hospitales y centros de salud son lugares seguros
Si con estos consejos y con ejercicio físico o tratamiento sintomático no se mejora, hay que pedir cita, aunque se tenga miedo a ir al hospital. Y es que, como ya han advertido los expertos, muchos pacientes aquejados de enfermedades graves, incluso, ictus o infartos, los pasan en sus casas por medio a ir al hospital y contagiarse de la COVID-19. En este sentido, hay que recordar que los centros médicos son lugares seguros, y que se activan protocolos especialmente diseñados para evitar que los usuarios y pacientes estén en riesgo. Por ejemplo, toma de temperatura, mascarillas y geles hidroalcohólicos, distancia física, ventilación así como circuitos diferenciados para personas con síntomas compatibles con la infección por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y el resto de pacientes.