Los aditivos han dado siempre mucho de qué hablar. ¿Son seguros, no lo son, podemos incluir alimentos que contengan aditivos en nuestra dieta? También hay mucha confusión, porque hay quienes piensan que todos los aditivos son malos. O que son todos ellos creados artificialmente. Pero no es así, por ejemplo, el ácido cítrico (el zumo de limón) también es un aditivo conservante que se añade a algunos alimentos.
Por tanto, no todos los aditivos son peligrosos. Pero sí conviene saber cuáles podemos comer con seguridad y de cuáles debemos prescindir si queremos que nuestra dieta sea sana. Para ello, hemos hablado con las nutricionistas Andrea Báguena y Andrea Hernangómez, de Nutritienda, que nos han contado todo lo que necesitamos saber sobre estas sustancias que se añaden a los alimentos para conservarlos o para alterar o potenciar su sabor.
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Aditivos: ¿buenos o malos?
Los aditivos son un tema de debate y desconocimiento en la alimentación que preocupa a muchos consumidores, sobre todo porque cada vez somos más conscientes de qué son los alimentos procesados y cuáles son menos sanos en nuestra alimentación.
De forma inconsciente, se teme a aquello que no se conoce o no se toma como natural. Los aditivos son esas sustancias que se esconden tras una complicada nomenclatura de letras y números, muchas veces ilegible por su pequeño tamaño en el etiquetado y que llevan a confusión.
Además, muchos de ellos se han demonizado por creer que son sustancias químicas artificiales, sin tener en cuenta su origen real ni su utilidad dentro del alimento.
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¿Son seguros?
Los aditivos alimentarios pueden obtenerse de distintas fuentes, tanto naturales como artificiales. Pueden proceder de las plantas, de los animales, de los minerales o de forma sintética, pero independientemente de su origen, todos deben pasar una exhaustiva evaluación tanto toxicológica como ensayos que aseguran su inocuidad dentro de la ingesta diaria admisible, que es la estimación de la cantidad que se puede ingerir de esa sustancia durante toda la vida sin que tenga ningún riesgo para la salud. Es decir, de cada aditivo se estudia la cantidad que se puede añadir a cada producto sin que produzca daños en la salud.
Este estricto control es realizado por las instituciones principales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) así como por los gobiernos nacionales y autonómicos, en este caso la EFSA es la encargada de evaluar su seguridad en la Unión Europea.
En resumen, todos los aditivos autorizados en España, al igual que en todos los países de la Unión Europea, han superado todos los controles necesarios para considerarse un aditivo alimentario seguro y por ello aparecen en una lista positiva de aditivos… Eso sí, siempre considerando unos niveles aceptables de su consumo y no en un consumo abusivo de ciertos productos.
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¿Cuáles son los más comunes?
Hablando de forma general, los aditivos se engloban en grupos, habitualmente conocemos más el grupo de los edulcorantes, conservantes o los potenciadores del sabor. Podemos destacar el glutamato monosódico (GMS) que elimina el sabor a los productos enlatados y potencia el sabor de muchos otros.
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Es preferible optar por alimentos 'reales'
Los nutricionistas, en general, recomendamos tomar alimentos más naturales, con menos etiquetado, pero sin duda, no es porque consideren peligrosos a los aditivos alimentarios. Como hemos comentado, muchos de estos aditivos se esconden bajo nomenclaturas difíciles y, sin embargo, son sustancias que se encuentran de forma natural en los alimentos, como puede ser el E330 o ácido cítrico, que procede de las frutas cítricas.
Por desgracia, en la actualidad los alimentos más procesados y menos saludables (debido a las grandes cantidades de azúcar, sal o grasa que contienen) vienen acompañados de muchos aditivos, y muchos de ellos potencian el sabor natural de los alimentos para hacerlos más atractivos al paladar… ¡esto hace que nos acostumbremos a sabores más potentes y artificiales, imposibles de encontrar de forma natural en un alimento que hacen menos atractiva a la comida real!
A rasgos generales, no es necesario reducir el consumo de ciertos aditivos que conservan los alimentos en buen estado sin embargo, si sería conveniente reducir aquellos que modifican el sabor natural del alimento o que se utilizan para potenciar sus características organolépticas, como por ejemplo el glutamato monosódico, más bien por una cuestión de alteraciones psicológicas o del comportamiento, que conllevan a encontrar más insípidos a los alimentos en su versión real o natural.
La clave es saber reconocerlos y revisar bien la composición completa del alimento. Aunque la mejor opción siempre será una alimentación real.
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¿Cómo distinguir los 'buenos' de los 'no tan buenos'?
Los aditivos utilizados hoy en día en la industria han pasado por rigurosos controles de seguridad.
Aun así, ante cualquier duda sobre la seguridad de cualquier aditivo que encontremos en el etiquetado de los productos que compramos o consumimos habitualmente, la Unión Europea pone a disposición del consumidor un listado de aditivos alimentarios autorizados y sus condiciones de uso sobre los alimentos. Esta lista puede consultarse en el Anexo II del Reglamento (CE) nº 1333/2008 sobre aditivos alimentarios.
Algunos de los aditivos alimentarios más seguros, debido a su bajo riesgo toxicológico son el carbonato de calcio (E 170), el ácido láctico (E 270), el ácido cítrico (E 330), las pectinas (E 440), los ácidos grasos (E 570) y el oxígeno (E 941).
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Entonces, ¿qué aditivos no deberíamos consumir?
Como ya hemos comentado anteriormente, deberíamos evitar especialmente aquellos aditivos que modifican o potencian el sabor de los alimentos naturales, como los edulcorantes o potenciadores del sabor, para evitar acostumbrar a nuestro paladar a sabores muy intensos y artificiales.
Esto puede hacer que desplacemos de nuestra alimentación productos frescos como frutas y hortalizas debido a que su sabor nos parecerá mucho más insípido.
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La opción saludable a los alimentos con más aditivos
Cuanto más procesado sea un producto, más aditivos contiene. Algunos de los productos que más aditivos contienen son:
- Los dulces y productos de confitería como los bollos de supermercado
- Los aperitivos salados como las patatas fritas o las galletas saladas.
- Los platos precocinados como pizzas.
- Las salsas procesadas tipo kétchup, barbacoa…
La alternativa saludable a estas opciones es preparar los alimentos o salsas en casa a partir de productos frescos como frutas, hortalizas, carnes, pescados… ya que en estos alimentos la presencia de aditivos es nula o está muy restringida.
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