Son uno de los remedios caseros más utilizados. Y es que ¿quién no ha recurrido en alguna ocasión a los beneficios de una planta medicinal? Pero hay que hacer un buen uso de las mismas, por lo que hemos preguntado a una experta en estos remedios caseros, la farmacéutica Mar Sieira, para que nos ayude a sacarles más partido de forma segura. "Si no tienes la suerte de poder cultivarlas en casa (ya sabes que es muy sencillo, y que la mayoría de estas plantas no son demasiado exigentes en cuanto a cuidados), te recomendamos que las adquieras en viveros especializados si lo que quieres es la planta fresca", nos cuenta.
Lee también: Las 9 plantas medicinales en las que más confían las farmacéuticas
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Siempre en tiendas de confianza
"Si quieres obtener planta seca para elaborar infusiones u otros preparados de uso por ejemplo tópico, es preferible que adquieras estas plantas en farmacias o e herbolarios de confianza, aunque hay muchas marcas que ya tienen preparados que puedes adquirir también en supermercados o grandes superficies", añade la farmacéutica, que nos cuenta que la actual legislación española impide que las plantas medicinales se vendan a granel en los puntos de venta ambulantes. "No te recomiendo que las compres en mercadillos de donde no puedes asegurar su procedencia. Al adquirirlas en centros especializados, además de poder revisar su etiquetado donde encontrarás su procedencia, fecha de caducidad, número de registro alimentario, composición e indicaciones, podrás contar con el asesoramiento experto que te recomendará su mejor uso e indicación según tus necesidades", añade.
En forma de tisana
Hay que tener también en cuenta las formas de administración más habituales de las plantas medicinales. Una de las más comunes es en forma líquida, en infusión. "Constituyen probablemente la forma de administración líquida más simple y popular de preparar las plantas medicinales. Son el resultado de la acción del agua sobre las diferentes partes que utilicemos de las plantas", nos cuenta Mar Sieira, que añade que suelen realizarse mediante infusión, decocción y maceración, siendo la infusión la forma más conocida y extendida de utilizar las plantas medicinales por vía oral, junto con las cápsulas.
Para preparar la infusión hay que verter la planta (1 cucharada sopera por taza de infusión generalmente de sus hojas o flores) en agua caliente a 100ºC, tapando y dejando en maceración durante unos 3-5 minutos. Después se cuela y la solución resultante se consume enseguida, preferiblemente caliente.
Lee también: ¿Hay infusiones que te ayudan a llevar mejor los efectos de la menopausia?
Sólidas: Cápsulas o comprimidos
Se utilizan para administrar las plantas medicinales en forma de polvo, lo que permite aprovechar al máximo los principios activos de la planta, especialmente cuando se trata de partes duras (raíces, cortezas, semillas) o cuando se trata de principios activos difíciles de extraer en frío e inestables al calor. "La forma más comúnmente utilizada es la cápsula, que para que pueda alojar en su interior suficiente dosis de planta, han de ser de mayor tamaño que las convencionales. Es recomendable administrar las cápsulas acompañadas de suficiente cantidad de líquido y, generalmente se suelen tomar entre las comidas o media hora antes", nos cuenta.
Volátiles: Aceites esenciales o esencias
La experta nos cuenta que son productos muy volátiles, y de olor intenso, que se extraen de las plantas aromáticas mediante diversos procedimientos. Los puedes encontrar en frascos topacio, para protegerlos de la luz, y han de estar herméticamente cerrados. "La gran mayoría de los aceites esenciales se utilizan por inhalación, ya que por vía tópica suelen ser bastante irritantes para la piel, y para evitar esta irritación suelen mezclarse con otros aceites vegetales (no esenciales) como el de jojoba, almendras dulces, girasol u oliva", añade.
Y también se pueden usar de forma tópica, como aceites vegetales. Se extraen, en general, por presión de los frutos de diferentes árboles y tienen un contenido altísimo en ácidos grasos y oligoelementos, que suavizan e hidratan la piel aportándoles además elementos antioxidantes y propiedades diferentes en función del árbol o planta del que se han extraído.
Lee también: Te contamos cómo sacar partido a estos 10 aceites esenciales
¿Son inocuas?
Es una creencia muy extendida pensar que las infusiones no hacen mal nunca. “Muchas plantas medicinales presentan un margen terapéutico estrecho, lo que quiere decir que han de utilizarse en concentraciones muy exactas, ya que por debajo o por encima de esa concentración, o no hacen efecto, o se convierten en plantas tóxicas”, añade Mar Sieira, que nos cuenta que a pesar de la falsa creencia de que las plantas medicinales son inocuas y no producen reacciones adversas, se ha demostrado que su uso puede ocasionar algunos problemas, como intoxicaciones provocadas por una identificación errónea de la planta o casos de contaminación por metales pesados, pesticidas, o microorganismos patógenos, de ahí que insistamos tanto en que compruebes su procedencia cuando las adquieras.
Su interacción con otros medicamentos
Además, las plantas medicinales pueden interaccionar con medicamentos, alimentos u otras plantas medicinales. Es posible prever que el consumo de plantas que tengan la misma actividad terapéutica que un medicamento potenciarán los efectos del mismo, por eso por ejemplo, si estás utilizando alguna medicación para conciliar el sueño, es preferible que te abstengas de utilizar adicionalmente plantas con efecto sedante como la valeriana. “La precaución debe ser máxima cuando estas interacciones pueden afectar a anticoagulantes orales como la Warfarina o la aspirina, cardiotónicos como la digoxina, o fármacos inmunosupresores como la ciclosporina. La farmacéutica nos resume algunos ejemplos:
-El uso de manzanilla (camomila) junto con anticoagulantes puede aumentar el riesgo de hemorragia, así como intensificar o prolongar los efectos de los sedantes.
-Al estimular el sistema inmunitario, la equinácea puede anular sus efectos de los fármacos inmunodepresores.
-El jengibre tomado junto con anticoagulantes puede aumentar el riesgo de hemorragia.
-El cardo mariano puede intensificar los efectos de los antidiabéticos orales, provocando un descenso de los niveles de glucosa en sangre.
-La valeriana puede intensificar o prolongar los efectos de los sedantes, causando sedación excesiva.
-El té verde puede provocar que la warfarina sea menos eficaz.
-El regaliz puede aumentar el riesgo de arritmia cardíaca, por lo que el tratamiento antiarrítmico puede ser menos eficaz.
Lee también: Jengibre, tila, té verde... ¿sabes cuándo está contraindicado tomar estas infusiones?