La idea de la que parte todo es sencilla: si cuando tenemos un problema de salud acudimos al médico o cuando queremos mejorar la salud física nos apuntamos a un gimnasio, ¿por qué no nos planteamos entrenar la mente y las emociones para vivir una vida satisfactoria? Así lo resume Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional, quien nos explica su método de trabajo a través de esta sencilla metáfora. "La Inteligencia Emocional es el arte de entender y gestionar tus emociones, sentimientos y relaciones. Es una habilidad que se puede aprender a cualquier edad y no es necesario que te pase nada (siempre nos pasa algo) para empezar un proceso de coaching. Con que tengas metas y aspiraciones, con que estés vivo, te pueden venir bien estas herramientas", aclara Ixi Ávila. “Si el viernes es una fiesta y el lunes es un funeral, hay algo que mirar. Mi misión principal es ayudar a las personas a que dejen de vivir esperando a que llegue ese fin de semana. La idea es pasar de tener una vida estresante a una vida en la que reine la satisfacción”, explica la coach.
Vivimos, además, una situación especialmente compleja, debido a la crisis que, en todos los ámbitos, ha desencadenado la pandemia del coronavirus. ¿Es en estos momentos de incertidumbre más necesario que nunca el coaching emocional? “Desde luego, en estos momentos de crisis donde todo ha cambiado de la noche a la mañana, y aún estamos en el proceso de adaptarnos y reinventar la nueva normalidad, el coaching puede ser una guía que dé dirección y sentido al camino individual que queremos tomar a partir de este momento. Gracias al coaching podemos aprender a alinear nuestras acciones con nuestros valores para sentirnos mucho mejor con las decisiones que tomemos”, nos cuenta la experta, que añade que también podemos aprender a gestionar las emociones que puedan estar apareciendo como causa de esta incertidumbre mundial, y mantener el foco de atención en lo que queremos y la calma en momentos en los que nuestra vida se tambalea.
Claves para trabajar las emociones en un año complicado
¿Cuáles serían, en su opinión, las claves para trabajar nuestras emociones con el objetivo de vencer el estrés y la ansiedad de este año complejo que nos ha tocado vivir? “El primer paso es aprender a identificar nuestras emociones y ponerle nombre a lo que nos pasa. En segundo lugar, identificar los pensamientos que están generando esa sensación de estrés y ansiedad y desde ahí elaborar un plan para el día a día que nos permita desestresarnos y convertir este plan en una práctica diaria. Esa práctica podría incluir ejercicios para transformar nuestro diálogo interno, hacernos conscientes de cuál es nuestra postura y cómo movemos y tratamos a nuestro cuerpo (donde habitan las emociones), ejercicios de respiración, meditación, momentos de conexión con personas queridas, permitirse llorar, desahogarse a través de la expresión creativa (pintura, escritura, baile…)”, sugiere.
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Objetivo: conseguir el bienestar
¿Por qué es importante cuidar y entrenar nuestra mente y nuestras emociones? “Si algo tenemos en común todos los seres humanos es que queremos sentirnos bien y ser felices. Nuestros sentimientos dependen en gran parte de cómo interpretamos nuestra realidad, de la historia que nos contamos acerca de lo que nos pasa”, nos cuenta Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional. Así, la experta nos explica que cuando hablamos de bienestar a menudo se nos olvida tener en cuenta el bienestar mental y emocional y nos quedamos simplemente en la búsqueda del bienestar físico. Error. “Si no te duele nada físicamente o te encuentras bien pero estás triste o en un constante estado de frustración, estrés o enfado, no te vas a sentir bien. Es importante cuidar y entrenar nuestra mente y nuestras emociones para realmente poder sentir bienestar completo”, afirma. Y nos da evidencias para comprobarlo: en un estudio de Sonja Lyubomirsky se comprobó que aproximadamente el 50% de nuestra felicidad depende de los genes, sólo un 10% depende de las circunstancias externas y un 40% está en nuestras manos, ya que depende de nuestros pensamientos y acciones. “Con el entrenamiento mental y emocional podemos trabajar ese 40% que es mucho y así podemos transformar inmensamente cómo nos sentimos y qué acciones decidimos tomar. No es lo que nos pasa, es cómo gestionamos lo que nos pasa lo que realmente importa”, añade.
¿Entrenar o controlar nuestras emociones?
En opinión de la experta, sin duda, entrenar. “No soy muy amiga del verbo "controlar". Cuanto más intento controlar las emociones más resistencia se genera. La necesidad de control proviene del miedo. El objetivo no es controlar las emociones, el objetivo es aprender a entrenarlas y a gestionarlas cuando aparezcan. La Emodiversidad o diversidad emocional es esencial, ya que todas las emociones tienen una función y son necesarias, no son ni buenas ni malas, nos dan información. Lo que importa es qué haces cuando sientes una emoción… Controlar normalmente nos lleva a reprimir, y eso agrava el problema”, nos cuenta.
¿Y qué podemos conseguir aprendiendo a entrenarlas y gestionarlas? Ixi Ávila nos los resume:
-Podemos reducir el estrés y la ansiedad.
-Incorporar una actitud que nos permita avanzar y tener muchas más posibilidades de conseguir los objetivos que verdaderamente nos importan.
-Tomar decisiones de forma más eficiente y efectiva.
-Incorporar hábitos positivos con mayor facilidad y eliminar aquellos que nos limitan
-Mejorar nuestras relaciones tanto personales como profesionales.
-Y, sobre todo, podemos transformar nuestro estado emocional y mental para acabar sintiendo calma y paz en todo tipo de circunstancias.
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Cambiar de hábitos, ¿tarea compleja?
Claro está que una vez que se tienen hábitos adquiridos, es más complicado conseguir cambios. “A nuestra mente le encanta estar en piloto automático. Los hábitos no son más que atajos mentales que se generan para actuar de forma más efectiva, gastando menos energía mental. Por eso, cuando queremos incorporar un nuevo cambio que no tenemos incorporado como hábito puede costarnos. Tanto como para eliminar hábitos que nos limiten como para incorporar nuevos hábitos que nos beneficien, necesitamos entender cómo funciona nuestra mente”, nos cuenta la coach, que añade que a la hora de incorporar un nuevo hábito al principio es más importante la constancia que la cantidad, empezar muy progresivamente e ir aumentando poquito a poco para que cuando te quieras dar cuenta eso que querías cambiar ya te salga de forma natural.
'Fitness' emocional
Ixi Ávila habla incluso de fitness emocional y le preguntamos cómo lo definiría para alguien escéptico frente a este concepto. “La razón por la que me gusta hablar de fitness o entrenamiento emocional es porque muchas veces el término ‘Inteligencia Emocional’ puede confundir. Cuando hablamos de ‘Inteligencia’ podemos llegar a pensar que es algo que se tiene o que no se tiene, mientras que el entrenamiento requiere de nuestro tiempo y atención para mantenerse. Muchas personas se creen que con hacer un curso de Inteligencia Emocional ya basta o se agarran al ‘Lo siento yo soy así, no soy inteligente a nivel emocional’ como si no hubiera nada que hacer, cuando en realidad las emociones y la mente se pueden entrenar a cualquier edad, y el entrenamiento nunca termina”, nos explica.
Por eso, a alguien escéptico que crea que no pueda cambiar la experta le diría, ante todo, que el fitness emocional no es magia. “Requiere que la persona ponga de su parte, al igual que pasa con el entrenamiento físico. Para que un proceso de entrenamiento emocional funcione es importante que la persona involucrada sea la que dé el paso y esté dispuesta a comprometerse con el proceso. Si no, estaremos perdiendo el tiempo. Es importante que tomemos responsabilidad de nuestros propios sentimientos”, añade.
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'Coach' versus psicólogo
Nos preguntamos para finalizar, en qué se diferencian los psicólogos de los coachs. “A mí me gusta hacer una comparación con nuestra forma de gestionar la salud física, algo con lo que ya estamos más familiarizados. Yo como coach de Inteligencia Emocional sería el equivalente de una entrenadora personal, pero de la mente y las emociones. Ayudo a las personas a ponerse en forma emocional y mentalmente para que se sientan preparadas ante los retos que presenta la vida”, nos explica. “El coaching es una disciplina práctica que parte de la base de que el conocimiento ya está dentro de cada persona. A través de preguntas y herramientas prácticas cada coach busca ayudar a la persona a maximizar su potencial y conseguir los objetivos que se proponga en alineación a sus valores. La psicología es una disciplina que requiere una formación más extensa, y dentro de la psicología hay diferentes ramas y diferentes tipos de terapia. Los psicólogos pueden, entre otros muchos aspectos, ayudar a sus pacientes a superar trastornos, patologías, depresiones, pensamientos suicidas, etc”, concluye.