Una crisis de epilepsia no avisa. O, al menos, no lo hace de forma clara para que el paciente o las personas alrededor puedan evitar las consecuencias de esta: caídas, golpes, desvanecimientos, sucesos que pueden acarrear accidentes graves que pongan en riesgo la intregridad física de la persona, más allá de la propia enfermedad. Pues bien, en la lucha por mejorar la calidad de vida de su hija epiléptica, David Blánquez, CEO de una start-up española, mjn-neuro, y padre de Marina, que padece epilepsia desde que tenía dos años, ha ideado unos auriculares que permiten anunciar con varios minutos de antelación el advenimiento de una crisis y así poder proteger a la paciente.
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Este dispositivo sanitario, el primero que predice una crisis de epilepsia, consiste en un auricular desde donde se registra la actividad eléctrica del cerebro, se procesa la información y se envía una señal de aviso al teléfono móvil del paciente de 1 a 3 minutos antes de que se produzca. El hecho de advertir de la crisis con este tiempo de antelación permite a la persona tomar medidas de seguridad y avisar a quienes le rodean. Este avance, está especialmente indicado para aquellos pacientes farmacorresistentes, que son los que sufren un mayor número de crisis y representan el 30 % del total.
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Un auricular con inteligencia artificial
mjn-SERAS es un auricular -parecido a un audífono- que, a través de unos sensores, registra la actividad eléctrica del cerebro en tiempo real a través del canal auditivo. Esta información se analiza por medio de algoritmos de inteligencia artificial personalizados que determinan el riesgo de crisis de epilepsia. Cuando el riesgo es elevado, el producto, que está conectado mediante una app al teléfono móvil del paciente, lanza una señal de aviso, tanto a él como a sus contactos de confianza.
Alerta de 1 a 3 minutos antes de la crisis epiléptica
El paciente recibe la alerta en este intervalo de tiempo de media antes de que se produzca la crisis, lo que le permite tomar medidas de seguridad, como sentarse o tumbarse en el suelo, así como avisar a las personas de su alrededor. “Esta funcionalidad de prevención fue el principal objetivo con el que creamos el dispositivo, ya que durante las crisis la persona puede sufrir accidentes, como caídas y golpes, algunas veces, de gravedad”, explica David Blánquez. Como explica Marina, sus crisis condicionaban su calidad de vida, incluso durmiendo en casa de una amiga tuvo una crisis por la que se golpeó la cabeza y casi perdió la consciencia.
Contar con un dispositivo así no solo previene este tipo de accidentes, también reduce el riesgo de depresión o ansiedad. Y es que el hecho de que los pacientes con epilepsia no puedan saber cuándo tendrán una crisis provoca un impacto emocional negativo en gran parte de ellos. Así, el 54 % de las personas con esta enfermedad padece ansiedad y un 32 %, depresión. “Este producto sanitario reducirá esta incertidumbre y, con ello, los sentimientos negativos que conlleva, que empeoran las crisis y disminuyen la calidad de vida”, señala el CEO de mjn-neuro. “También aumentará la seguridad en uno mismo, aportará tranquilidad a los cuidadores y fomentará las relaciones sociales”, añade.
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Pacientes farmacorresistentes con elevada tasa de crisis
El dispositivo está especialmente indicado para pacientes con epilepsia refractaria, que son aquellos en los que el tratamiento farmacológico no controla la totalidad de las crisis, y representan el 30 % del total. Estos pacientes tienen ataques de manera frecuente y, algunas veces, severos. “En 2006, con solo 4 años de edad, llegué a sufrir de 10 a 15 crisis epilépticas diarias, cuyas consecuencias conllevaron que tuviera que estar ingresada en el hospital durante un largo periodo de tiempo”, explica Marina. Los datos derivados de las crisis recurrentes que tienen las personas con epilepsia farmacorresistente son los que se han utilizado para crear algoritmos de inteligencia artificial personalizados para cada caso y que son los que permiten prever los ataques. “Si un paciente toma medicación que le funciona y está estable no tiene que llevar el dispositivo porque si, por ejemplo, tuviera solo una crisis al año sería necesario un largo periodo de tiempo para crearle su algoritmo”, indica David Blánquez.
Según el doctor Ángel Aledo, neurólogo especialista en epilepsia del Hospital Ruber Internacional y la Clínica Corachan de Barcelona, que junto al Centro de Neurología Avanzada de Sevilla han participado en el ensayo clínico, "la monitorización de las crisis de epilepsia puede ser de gran utilidad para el médico, especialmente, cuando estas resultan difíciles de controlar con tratamiento y la persona y su entorno tienen que convivir con ellas”.