No es fácil, ni mucho menos, el momento que nos ha tocado vivir en este 2020 tan atípico. Ni a nivel individual, ni como sociedad. Tampoco es fácil para la pareja. "Si bien mantener una pareja con éxito a pesar de la convivencia, los años, las crisis, los encuentros y desencuentros es trabajo arduo, mantener una estabilidad con esta situación sanitaria añadida de restricciones y limitaciones de espacio y tiempo puede que haga que tengamos que poner toda nuestra imaginación al límite para buscar herramientas facilitadoras para nuestra relación", explica la psicóloga clínica Pilar Guerra. No es extraño que los expertos estén viviendo en sus consultas un aumento de las consultas de parejas en crisis. Pero hay que afrontar esas situaciones con optimismo y confianza, para conseguir sobreponernos, en momentos en los que se vive todo con mucha intensidad. Se trata de poner en práctica algunas estrategias que tenemos al alcance de nuestra mano para superar ese bache en el camino. ¡Claro que se puede!
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Comienza por cuidarte a ti mismo
Es complicado cuidar una relación de pareja cuando desatiendes tu propio cuidado. La psicóloga pone un ejemplo bastante claro: "Las azafatas de los aviones siempre recomiendan en caso de despresurización de la cabina, que los adultos se pongan primero la mascarilla de oxígeno a ellos mismos, y después, se la pongan a los niños. De igual manera ocurre con las prioridades en la vida. Sin haber hecho consciente el concepto de cuidarnos a nosotros mismos, es muy difícil que reconozcamos el cuidado al otro". Pese a que puede parecerlo, no es una cuestión de egoísmo cuando decidimos cuidarnos a nosotros primero, sino que podemos considerarlo como un acto de responsabilidad y de fidelidad a nuestro propio ser. "Si bien estábamos acostumbrados a una serie de hábitos en nuestra vida antes de esta pandemia, ahora más que nunca, hemos de hacer de nuestra casa nuestro pequeño gran mundo, adaptar lo aprendido, y adoptar nuevas maneras de autocuidado", añade la psicóloga.
La importancia de hacer actividades juntos
Lo queramos o no, esta situación tan atípica que nos ha tocado vivir, nos ha hecho replegarnos en nosotros mismos y, de manera tal vez inconsciente, apartar a nuestra pareja de nuestro foco. Y eso puede pasarle a las dos mitades de la pareja. Por eso, la experta recomienda crear una “burbuja” dentro de esta situación, destinada a tener un tiempo para actividades en común. Siguiendo este sencillo consejo, podemos protegernos de las crisis de convivencia. No hay duda: la pareja necesita hacer actividades sencillas en común.
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El diálogo y la comunicación, vitales
Si no hay comunicación, todo se complica. Sabemos que son momentos complejos, en los que tal vez lo único que te apetece es permanecer en silencio. Pero hay que hablar con la pareja. "Se trata de una comunicación más de allá de hablar y oír, es decir, la transmisión de señales, ideas y sentimientos al otro de manera consciente, de forma que para comunicarnos tengamos que tener la intención de hacerlo, y saber cómo hacerlo. Defiendo mi teoría del “invitado”, en la que la idea principal es tratarnos a nosotros mismos como a un invitado especial todos y cada día de nuestra vida. El trato que nos demos ha de ser como el trato que damos a nuestros invitados. Si seguimos esta premisa, trataremos a nuestra pareja como si se tratase del mejor y más importante comensal a nuestra mesa. Tan solo hay que ponerlo en práctica", nos cuenta la experta.
No es cuestión de buscar un culpable
No hay buenos y malos. No es cuestión de ponerse a echar la culpa al otro. "En la vida en pareja, y más en esta situación tan extrema a la que actualmente estamos sometidos, tendría que existir un decálogo de “distinciones” a la hora de emplear las palabras. Buscar responsables, en vez de culpables, es una de esas distinciones lingüísticas mágicas que hacen cambiar nuestra actitud tan solo con reflexionar sobre ella. Pensar que hay “culpables”, nos acerca al concepto de culpa. Y la culpa es limitante, porque está aderezada con un sinfín de condicionamientos negativos. Buscar responsables, por el contrario nos lleva de la mano de la responsabilidad, nos conecta con nuestra parte práctica, y nos ayuda en la búsqueda de soluciones", matiza la experta.
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Vivir el aquí y el ahora
Si algo nos ha enseñado esta situación es que hay que centrarse en el momento presente, en este instante que vivimos, en el aquí y el ahora. Esto nos ayuda a ver la realidad con perspectiva y a darle verdadera importancia a las prioridades que tenemos en las situaciones en general y en la convivencia de pareja en particular. En opinión de Pilar Guerra es responsabilidad nuestra facilitar las cosas, ayudar a que fluyan y no detenernos en nudos de conflicto. "Si no nos forzamos en aprender verdaderamente de esto que está sucediendo, creo que es difícil que aprendamos ya. Minimizar los errores del otro y magnificar sus actitudes y aptitudes positivas puede ser una gran herramienta que ayude a relativizar. Es importante la generosidad en estos momentos, que no es otra cosa que atender selectivamente a lo positivo de cada día y no a lo negativo, actitud esta última que nos lleva a la oscuridad de la pareja y a nuestras propias sombras personales", nos dice.
Ojo al momento en el que se da el 'feedback'
La experta considera que estamos muy mal acostumbrados a hablar a las personas fuera del tiempo oportuno. "Generalmente, es inviable que nos paremos a pensar si es buen momento o no lo es, ya que de manera usual, abordamos al que tenemos al lado con nuestros discursos en el momento que nosotros decidimos hacerlo. Abogo por la teoría de “pedir permiso” cuando queramos comunicar algo que se refiere a aspectos de nuestra pareja. No siempre puede que esté en disposición de escucha, y aunque lo estuviese, es un derecho humano el decidir cuándo queremos escuchar lo que nos quieren decir acerca de nosotros mismos y cuándo no. El feed back “de mejora” se da siempre en privado. Y desde luego nunca en presencia de los hijos", nos detalla.
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Siempre hay diferencias y desacuerdos
Nadie dijo que tuviéramos que pensar siempre igual. Lo que tenemos que tratar de hacer es entender esas diferencias que surgen. "Generalmente, observamos las diferencias que tenemos con nuestra pareja, desde un lenguaje cargado de juicios. Mantenemos la creencia errónea y limitante de que solo las almas gemelas fluyen en armonía, y no recordamos que también existe la frase ancestral de que los polos opuestos se atraen. El mundo de las diferencias es un reto continuo para nuestra disciplina en la relación de pareja, donde para llegar a entender las diferencias y los desacuerdos, es necesario que desarrollemos y ejercitemos tres áreas importantes: la auto empatía, para tener el compromiso de conocernos cada día más y mejor a nosotros mismos; la empatía, que nos permite entender las emociones del otro; y la autoexpresión honesta, que consiste en saber expresarse frente al otro de manera transparente, facilitando así el entendimiento hacia nuestra pareja", cuenta Pilar Gerra.
Un detalle nunca está de más
No solo hablamos de regalos, sino que un detalle puede hacer referencia, como cuenta la psicóloga, al acto de prestar atención a nuestra pareja tanto mediante el lenguaje como con las conductas. El objetivo es que se sienta cuidada y atendida, además de, claro está, sorprendida. "El detalle hacia el otro es una manera de demostrarle valor, además de emplear tiempo para pensar en él. Es un acto de generosidad, un impulso de buenas intenciones hacia el otro, sin esperar nada a cambio. Aún así, un detalle exento de una base de amor y sinceridad, no tiene ningún sentido, se convierte en un estímulo hueco; las palabras de halago pueden sonar a falsas, las conductas hiper actuadas, y los objetos tan solo pueden ser percibidos como meros hechos materiales, carentes de afecto asociado. Puede suceder sin embargo, que comenzar con detalles para salvar esta crisis de pareja en la que estamos inmersos, ayude a generar una emoción de fondo distinta a la que arrastrábamos hasta entonces. El detalle puede tener la suerte de convertirse en un hecho “provocador” de una situación mejor en nuestra relación", cuenta la psicóloga basándose en la experiencia.
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El valor de la escucha
Siempre hay que escuchar al otro. Ten en cuenta que, en opinión de muchos expertos, la comunicación es el arma más potente que tiene el ser humano, el resultado de demostrar toda nuestra inteligencia tanto racional como emocional en el momento que se precisa que lo hagamos. "No somos conscientes de las innumerables ventajas que tiene el ser humano al poder utilizar el lenguaje", cuenta Pilar Guerra, que menciona al autor Rafael Echeverría en su libro La ontología del lenguaje, donde se nos presentan tres de las más importantes formas que pueden salvar una conversación tensa: el derecho que tenemos como humanos a declarar un “sí”, a declarar un “no”, y la más importante, saber que podemos declarar un “no sé”.
Dejar a un lado lo negativo
Vivimos momentos complicados. Eso ya lo sabemos. Afectan a la pareja, por supuesto. Pero no hay que centrarse todo el rato en esa parte negativa de la situación. Cuando estamos en una crisis de pareja nuestra atención se dirige seguramente a todos los aspectos negativos de la relación. "Es como si tuviésemos un radar que atendiese solo a los peores aspectos de la otra persona. Estamos ante uno de los enemigos públicos más peligrosos para la convivencia, y se denomina Atención Selectiva, un sesgo que nos hace fijarnos justo en lo que menos nos conviene en esos momentos. Cuando estamos en crisis de relación nuestro estado de ánimo suele estar ansioso y deprimido, lo que nos hace interpretar al otro desde la alta costura a la medida de las necesidades de nuestra pareja", cuenta la psicóloga, que, de nuevo, recomienda recurrir a un aspecto básico: la conversación. Y es que hablando, se entiende la gente, también las parejas.
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