La pandemia ha cambiado casi todas nuestras costumbres: la forma de trabajar, las vacaciones, nuestra vida social … y dentro de esta última, quizás lo que más han cambiado han sido nuestras interminables cenas con amigos. Esas reuniones sociales que empezábamos con el ‘tardeo’, seguían con una cena (entados o de picoteo) y acababan con unas copas no son compatibles con la situación actual de emergencia sanitaria.
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Es un escenario que aún no sabemos cuánto tiempo durará y con el que no nos está resultando fácil convivir, pero al mismo tiempo, nos ofrece la oportunidad de cambiar determinados hábitos, que no son beneficiosos, y de probar nuevas rutinas que pueden ser muy buenas para nuestra salud.
Cenar tarde nos quita el sueño
La costumbre tan española de cenar a las diez de la noche, poco antes de acostarnos, es muy poco saludable. Los estudios científicos señalan que consumir alimentos antes de acostarse hace que entremos en estado de alerta, lo que estimula la producción de hormonas como la adrenalina (relacionada con el estrés), y altera los ritmos de sueño.
Además, mientras dormimos, nuestro cuerpo entra en un periodo de inactividad en el que nos cuesta más metabolizar los alimentos, así que por qué no aprovechar esta época de restricciones horarias para empezar con algo tan sencillo como adelantar la hora de la cena. Así podemos seguir apoyando a nuestros hosteleros y, al mismo tiempo, mejorar nuestra salud.
Cenar temprano y equilibrado
Cuando adelantamos nuestra hora de la cena ayudamos a nuestro cuerpo a recuperarse del esfuerzo diario y contribuimos a que la presión arterial se mantenga en niveles óptimos. De esta manera, nuestro corazón y nuestro sistema cardiovascular estarán más saludables.
Además de la hora también conviene cuidar el menú. Durante esta etapa en la que cambiamos de costumbres es más importante que nunca prestar atención al aporte calórico y al equilibrio de nutrientes. Debemos evitar todos aquellos alimentos cuya digestión nos resulte pesada, teniendo en cuenta que cada persona puede ser más sensible a unos grupos que a otros. Son muy recomendables todas las verduras, las carnes magras y el pescado.
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Si la cena es fuera de casa
Si vamos a cenar fuera, por supuesto, evitemos aquellos restaurantes de comida rápida que sabemos que ofrecen comidas muy calóricas, con raciones excesivas y de baja calidad nutricional. Además, si llegamos con mucha hambre o si nos está enamorando la carta, es posible que pidamos de más. En caso de cometer este error, no lo empeoremos comiéndonoslo todo. Si estamos saciados, no es necesario acabar la ración. Cualquier pescado o carne a la plancha, acompañado de verduras puede ser perfecto. Asegúrate de que lo cocinan solo con un poco de aceite de oliva virgen extra. Aunque estés fuera de casa, evita los excesos: recuerda que la bebida más sana es el agua y huye de los postres si son ultraprocesados.
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Cuando te sirven la cena a domicilio
Si optamos por pedir comida para que nos la traigan a casa, la oferta saludable afortunadamente se está ampliando en toda la geografía española. Un efecto que ha tenido la pandemia ha sido que todo tipo de restaurantes sirven a domicilio. Podemos probar platos nuevos como los poke bowls, que ahora están tan de moda y de los que hay muchísima variedad.
A la oferta habitual de toppings podemos añadir otros que tengamos en nuestra despensa: semillas, como las pipas de calabaza y de sésamo; un chorrito de aceite de oliva, de coco, un poco de mantequilla o de ghee; frutos secos, picados o en forma de crema (mi preferida, ya sabéis, es la crema de cacahuete de Natruly); germinados de brócoli; avena, que además mejora el tracto digestivo y además calma el sistema nervioso; proteínas: un poco de huevo cocido picado, unos taquitos de jamón o un poco de marisco.
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Recetas saludables y ricas para hacer en casa
Por último, si queremos cocinar nosotros mismos, hay recetas deliciosas y muy equilibradas como, por ejemplo, una crema de espárragos con tahini bien calentita, que estos días sienta de maravilla.
Para elaborarla: sofreímos media cebolla y un ajo en una sartén, con un poco de mantequilla, le añadimos dos manojos de espárragos trigueros frescos bien cortaditos y, después de unos minutos incorporamos una cáscara de limón. Lo dejamos reposar dos minutos y lo llevamos todo a la batidora para mezclarlo con dos tazas de agua o caldo de verduras, dos cucharadas de tahini, el zumo del limón y sal y pimienta a nuestro gusto.
Esta receta es una de mis favoritas, pero en general cualquier crema de verduras es una cena muy recomendable: de brócoli, coliflor y caldo de huesos, de calabaza y verduras al horno, etc. igual que las sopas: de zoodles de pollo al curry rojo tailandés, asiática con pollo, huevo y repollo, etc. Todas ellas son muy saludables y una forma deliciosa de probar a cenar de formas alternativas. Pueden ser plato único perfectamente, pero si lo prefieres puedes completarlo con una tortilla francesa.
Para más opciones de recetas, sanas, equilibradas y deliciosas, consulta nuestra sección de Cocina. ¡Te van a encantar!