Detrás de esta palabra se encuentra un término que conviene conocer para intentar entender qué es lo que sucede para que desarrollemos esta dolorosa patología. “Antes de definir que es la bursitis hay que tener claro qué es una bursa. Son unas bolsas de líquido que se encuentran en algunas articulaciones para disminuir la fricción del hueso con los tejidos blandos y facilitar los movimientos de esta, protegiendo así a los tendones, músculos y piel. Una bursitis es una inflamación de alguna de estas bursas”, nos explica Rocío Luque Calvo, fisioterapeuta De BluaU de Sanitas, quien detalla que existen dos tipos:
-Agudas: afectan a una única articulación por movimientos repetitivos o traumatismos.
-Sistémicas: asociadas a enfermedades como la artritis reumatoide.
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Zonas más afectadas
Entre las zonas en las que suele aparecer con más frecuencia se encuentran el hombro, la cadera, la rodilla y el codo. ¿Y cuáles son sus causas? ¿Hay factores de riesgo que pueden desencadenar la aparición de esta dolencia? “La principal causa es la realización reiterada de un movimiento o la realización de sobreesfuerzos continuados. También pueden producirse por un traumatismo”, nos cuenta la experta, que detalla que algunos factores de riesgo son el sobrepeso, ocupación laboral que suponga movimientos repetitivos, no seguir unas adecuadas pautas de higiene postural en un trabajo sedentario y algunas enfermedades como la artritis reumatoide, diabetes o procesos infecciosos sistémicos.
¿Cuáles son sus síntomas?
Entre los más habituales se encuentran los siguientes:
- Dolor en la articulación, constante o al presionarla.
- Inflamación.
- Enrojecimiento.
- Imposibilidad de realizar determinados movimientos.
- Si se produce por causa reumática puede afectar a muchas articulaciones.
- Fiebre si se produce por una infección sistémica.
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¿Se puede prevenir?
Lo cierto es que podemos prevenirla evitando realizar movimientos repetitivos. “En caso de que por trabajo no podamos evitarlos, podemos fortalecer la musculatura para dar estabilidad y congruencia a la articulación. Realizando un buen calentamiento antes de la actividad deportiva. Si llevamos tiempo sin realizar ejercicio físico comenzarlo de manera progresiva para evitar sobrecargas”, nos cuenta la experta, que explica que el fisioterapeuta puede darnos las pautas más adecuadas para abordar este problema.
Así debes tratarla
Una vez realizado el diagnóstico, ¿cuál es el protocolo que debemos seguir? ¿Cómo podemos tratar esta dolencia? “Una vez diagnosticada por el médico lo primero que tenemos que hacer es disminuir el dolor y la inflamación. Para ello, podemos utilizar frío en la zona afectada (si no es una bursitis sistémica). También, debemos evitar los movimientos que nos ocasionen dolor. Además, podemos reducir el dolor acudiendo al fisioterapeuta, el cual nos tratará con terapia manual, electroterapia y otras terapias analgésicas. Una vez reducido el dolor debemos fortalecer la musculatura y adaptar nuestras actividades cotidianas para prevenir futuras recaídas”, concluye.
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