Hoy, 29 de octubre, se conmemora el Día de la Psoriasis, una enfermedad inflamatoria crónica, no contagiosa, que afecta principalmente a la piel, las uñas y, con menor frecuencia, a las articulaciones. Generalmente cursa con brotes, con periodos de crisis alternos con remisión. La padecen 125 millones de pacientes en el mundo y algo más de un millón en España.
“Afecta entre el 2 y el 3 % de la población española y puede debutar a cualquier edad, aunque se describen dos picos de mayor frecuencia, entre 15-30 años y entre los 50-60 años”, nos cuenta la doctora Carmen Kannee, dermatóloga del Instituto de Dermatología Integral.
Como muchas enfermedades crónicas su causa es multifactorial, existiendo una clara predisposición genética, en la que hay muchos genes implicados. “En los individuos con esta susceptibilidad hereditaria, factores desencadenantes ambientales, que pueden ser claramente identificables (por ejemplo: infecciones, estrés, traumatismos, etc.) o no ser evidentes, pueden disparar un desequilibrio de su respuesta inmunológica. En esta respuesta inmunitaria alterada los linfocitos T, que son células de defensa que todas las personas tienen para protegerlas de infecciones y enfermedades, se activan indebidamente, e interactúan con los queratinocitos (células de la piel), el endotelio (células de los vasos sanguíneos) y otras células del sistema inmunitario, para producir una aceleración en el recambio de la piel, dilatación de los vasos sanguíneos y producción de sustancias proinflamatorias que se van expresar como las lesiones de psoriasis”, nos detalla la doctora.
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¿Cuáles son sus síntomas?
El principal síntoma de la psoriasis son las lesiones en la piel. Se presentan como áreas rojas, cubiertas por escamas blancas a plateadas de grosor y forma variable. Pueden no causar molestia alguna, o cursar con picor o incluso dolor cuando están muy inflamadas. “Las escamas son producto de la aceleración en el recambio de la piel. La epidermis (capa más superficial de la piel) se recambia normalmente en un ciclo que dura unos 30 días, formando una capa de células muertas que queda en la superficie y se descama para dar paso a la nueva capa. En los pacientes con psoriasis este ciclo se produce cada 4-5 días causando la acumulación de escamas y aumento de grosor de la piel en la zona afectada”, nos dice la dermatóloga, que añade que en las uñas de manos y/o pies se pueden ver diferentes cambios como hoyuelos, estriaciones, engrosamiento, cambio de coloración o despegamiento de la uña de su lecho. Además, en un 30% de los pacientes se pueden ver comprometidas las articulaciones, principalmente los dedos de manos o pies, muñecas, tobillos y rodillas, presentando desde dolor, rigidez, hasta inflamación o deformidad.
¿Hay diferentes tipos de psoriasis?
La doctora Carmen Kannee nos explica que existen diferentes tipos de psoriasis según su forma de presentación en la piel:
-Psoriasis en placa
Es la forma más frecuente, puede aparecer en cualquier lugar, pero afecta preferentemente a superficies extensoras del cuerpo (espalda, rodillas, codos y cuero cabelludo), como áreas bien delimitadas, descamativas, con rojez y grosor variable.
-Psoriasis en gotas
Más frecuente en niños y adultos jóvenes, comúnmente desencadenada por infecciones como amigdalitis bacteriana. Se caracteriza porque las áreas rojas-descamativas son en forma de gotas en torso, brazos, piernas y cuero cabelludo. Las escamas son más finas y las placas menos gruesas.
-Psoriasis inversa
Se denomina inversa porque en lugar de aparecer en las zonas extensoras, como es lo habitual en la psoriasis en placas, lo hace en la superficie flexora (axilas, ingles, debajo de los senos y zona de los genitales) Son lesiones lisas, de piel roja e inflamada que empeora con la sudoración y la fricción.
-Psoriasis pustulosa
Es poco frecuente. Se manifiesta de manera rápida, iniciando como un área roja y sensible en la piel, seguido por la aparición de ampollas llenas de pus. Existen formas generalizadas y formas localizadas en palmas/plantas.
-Psoriasis eritrodérmica
Es el tipo menos frecuente. Aparece como una erupción roja en todo el cuerpo, con desprendimiento de piel que provoca picazón y ardor en las zonas afectadas. Puede llegar a producir escalofríos, fiebre y deshidratación si no es tratada precozmente.
-Además de las formas cutáneas, como ya mencionábamos, puede afectar también a las uñas y las articulaciones. La psoriasis de la uña o ungueal, aunque generalmente acompaña a las lesiones en piel, con menos frecuencia puede aparecer en forma aislada. La psoriasis articular o artritis psoriásica, por lo general, se presenta acompañando a la forma cutánea, pero más raro puede ser la primera o única manifestación de la enfermedad. Es la complicación más común de dicha dolencia.
Hay que tener en cuenta que las personas con psoriasis tienen mayor riesgo de desarrollar hígado graso y trastornos cardiovasculares, como enfermedad cardiaca y accidentes cerebrovasculares (ictus), problemas oculares (conjuntivitis, blefaritis y uveítis), obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedad inflamatoria intestinal, Parkinson, problemas renales y enfermedades psiquiátricas (depresión).
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¿Hay personas con mayor riesgo de padecerla?
La doctora nos explica que las personas que heredan genes que predisponen a sufrir de psoriasis tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad y es frecuente encontrar en la historia familiar otras personas afectadas. Son múltiples los genes involucrados y el solo hecho de tener un gen de riesgo para desarrollar psoriasis no implica que se vaya a manifestar, y es que hay que tener en cuenta que la herencia es poligénica y compleja.
Es, eso sí parece demostrado, una dolencia que puede llegar a condicionar la vida de las personas que la padecen. “Definitivamente sí. Aunque no es una enfermedad que represente un riesgo para la vida, puede tener un impacto negativo para la calidad de vida de los pacientes, que puede ser incluso mayor que enfermedades letales como el cáncer o las afecciones del corazón. Aunque no es una enfermedad contagiosa, muchas personas creen que sí lo es y temen al contacto con las lesiones. Por este motivo el paciente con psoriasis puede ser excluido o rechazado, limitándolo en su vida diaria social, escolar o laboral”, nos explica la doctora, que apunta a que el impacto psicológico para el paciente con psoriasis es grande e incluso subestimado por los médicos que tienden a diagnosticar la gravedad de la enfermedad por su extensión.
“Sin embargo, para el paciente incluso pocas lesiones, sobre todo, si están en una zona visible o molesta (cara, manos, genitales), puede ser muy incapacitante y lo lleva al aislamiento. Los pacientes con psoriasis pueden tener mayor riesgo de consumo de tabaco, alcohol, drogas y trastornos psiquiátricos como ansiedad y depresión”, nos dice.
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¿Cuándo conviene acudir al médico?
“Hay que acudir al dermatólogo desde el primer momento en el que se sospeche que pueda padecer esta patología. El diagnóstico se realiza mediante una exploración clínica, una historia médica extensa y una biopsia cutánea. Un diagnóstico precoz ayudará al especialista a atajar la enfermedad e impedir que los síntomas se agraven y tengan mayor duración en el tiempo”, nos explica la doctora.
Existen, asdemás, diferentes factores externos que pueden ser desencadenantes o agravantes de un brote. “Entre ellos se encuentran padecer algún tipo de infección (como la amigdalitis estreptocócica), lesiones en la piel, picaduras de insectos, estrés, consumo de alcohol y tabaco, deficiencia de vitamina D y algunos medicamentos”, nos explica la especialista.
¿Cómo tiene que tratarse?
Pablo de la Cueva, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Infanta Leonor de Madrid y presidente de la Sección Centro de la AEDV, apunta que “el tratamiento de la psoriasis es una decisión compartida, entre los diferentes profesionales que forman parte de la valoración de la enfermedad en concreto y la participación del propio paciente”. Por eso, cada paciente con psoriasis debe tener un tratamiento individualizado, ya que cada caso es diferente, aunque se trate de la misma enfermedad, coincide la doctora Kannee.
-Los tratamientos vía tópica son muy útiles en caso de lesiones focales y como parte del tratamiento en casos más extensos. Es muy importante la elección del tratamiento según la zona y el tipo de lesión a tratar, prefiriendo las pomadas para lesiones o zonas de piel muy gruesa, los champús y lociones para áreas pilosas, o tratamientos más novedosos como las espumas emolientes que se pueden adaptar a las diferentes zonas y facilitan la aplicación en áreas extensas. “Entre los tratamientos tópicos tenemos corticoides de diferentes niveles de potencia, derivados de la vitamina D como el calcipotriol, cremas para quitar la descamación (ácido láctico o salicílico), retinoides, y cremas o ungüentos con alquitrán de hulla o antralina. También existen productos que combinan diferentes principios activos”, apunta.
-Para casos más graves se pueden emplear tratamientos orales o inyectables, como metrotexato, ciclosporina, retinoides y los productos biológicos más novedosos como el infliximab, adalimumab, etanercep o ustekinumab, que actúan más específicamente, bloqueando mediadores involucrados en la inflamación de la psoriasis o interrumpiendo las vías de señalización que producen esta inflamación
-También es de mucha utilidad la fototerapia. “De hecho, observamos cómo en la mayoría de los pacientes la exposición solar natural los mejora y entran en remisión durante el verano. Cuando utilizamos fuentes de luz artificial, la de mayor utilidad y seguridad es la longitud de onda ultravioleta B de banda estrecha, la cual puede ser suministrada con cámaras de fototerapia o mediante láser excimer, que tiene la ventaja de permitir la aplicación directa y selectiva sobre las lesiones”, dice la doctora Kannee.
La pregunta del millón es si la psoriasis tiene cura. “Aunque la psoriasis es una enfermedad crónica que en la actualidad no tiene cura definitiva, sí existen múltiples alternativas para su tratamiento que permiten controlarla. El médico debe guiar al paciente hasta encontrar la opción individualizada con la que logren estar en remisión. El paciente debe trabajar sobre su estilo de vida para evitar los desencadenantes o agravantes de sus brotes”, concluye la experta.
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