Entre el 16 y el 25% de las consultas de aparato digestivo están relacionadas con el Síndrome del Intestino Irritable (SII), o colon irritable, un problema que afecta a un entre el 6 y el 8% de la población, sobre todo mujeres de entre 20 y 40 años. Se trata de un trastorno funcional crónico del tubo digestivo cuyos principales síntomas incluyen dolor abdominal, hinchazón y alteraciones del tránsito intestinal, en forma de estreñimiento o diarreas, según el caso.
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¿Qué causa el colon irritable?
“No se conocen las causas exactas del Síndrome del Intestino Irritable. Probablemente sea una confluencia de varias. Lo que sí sabemos es que se produce una alteración de la función de la barrera intestinal y altera la microbiota, dejando pasar patógenos y sustancias irritantes del intestino a las capas más internas provocando irritación”, ha explicado Dra. Encarnación Arriaza, directora médica del laboratorio farmacéutico Farmasierra.
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¿Puede ser colon irritable?
“El principal problema de este síndrome es que los pacientes frecuentemente lo asocian a digestiones pesadas o a haber comido algo en mal estado, lo que dificulta su diagnóstico porque no acuden a su médico”, afirma la doctora Arriaza. “Es probable incluso que su incidencia pudiera ser mayor y que no lo sepamos porque no se diagnostique”, añade.
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¿Hay alguna relación con el estado de ánimo?
La respuesta a cómo la dieta puede influir en nuestro estado de ánimo hasta el extremo de ser un motivo para desarrollar depresión o ansiedad la encontramos en lo que se conoce como sistema nervioso entérico (SNE), afirman los especialistas de mediQuo. El SNE es la parte del sistema nervioso que se encarga de regular nuestro aparato digestivo y se encuentra en las capas que revisten nuestros órganos digestivos. De ahí la estrecha relación del estado de ánimo con enfermedades como el síndrome de colon irritable o con síntomas como la diarrea, el estreñimiento o la acumulación de gases.
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¿Cómo reconocer los síntomas?
Debido al gran desconocimiento de la enfermedad, la doctora Arriaza nos ayuda a detectar los síntomas para reconocer el colon irritable y acudir a nuestro especialista médico ante cualquier duda:
- Dolor abdominal acompañado de cambios en la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones, presentando episodios de diarrea o estreñimiento.
- El dolor abdominal puede ser difuso o localizado, de moderada intensidad, que se alivia tras la defecación.
- Este dolor abdominal respeta el sueño y suele relacionarse su comienzo con la ingesta de algún alimento.
- Presencia de moco en las heces.
- Sensación de no quedar satisfecho tras la defecación.
Escape de las heces (incontinencia fecal).
- Dolor anal.
- Saciedad precoz al comer.
- Náuseas, vómitos, dolor torácico o flatulencias.
- Con una frecuencia elevada, los síntomas empeoran tras alteraciones psicológicas como ansiedad, depresión, angustia y eventos estresantes.
- Existen otros síntomas extraintestinales que pueden acompañar al SII como reglas dolorosas, dolor de cabeza, molestias al orinar, dolores musculares y óseos y cansancio.
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Cuida tu dieta pero sin caer en mitos si tienes colon irritable
“La dieta y los hábitos alimenticios de estos pacientes tienen un papel muy importante en su tratamiento, por lo que es fundamental que reciban un asesoramiento profesional integral e individualizado acerca de la conveniencia de restringir o no ciertos alimentos en su vida diaria”, sostiene la doctora Anna Accarino, presidenta del Grupo Español de Motilidad Digestiva (GEMD). Así, “solo habrá dietas de exclusión cuando lo indique un especialista, quien se ocupará de la supervisión de la misma y marcará además su duración aconsejada y el momento preciso de la reintroducción de los alimentos restringidos”, comenta la doctora. Por tanto, ante la sospecha de que un alimento en concreto es la causa de los síntomas de la enfermedad, los expertos recomiendan informar al médico para que investigue si puede existir alguna intolerancia. “En este sentido puede resultar útil un diario en el que ir anotando lo que comen y si tienen o no sintomatología”, sugiere.
Por otro lado, es importante no caer en falsas creencias o mitos. Los más comunes y de los que hay que huir son los siguientes:
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5 falsos mitos sobre la alimentación en el SII
1. Los pacientes que tienen el Síndrome de Intestino Irritable (SII) no pueden consumir fibra
Se recomienda moderar el consumo de fibra insoluble e incrementar el de fibra soluble (en forma de gomas, pectinas y mucílagos). En cualquier caso, lo mejor es consultar con el especialista en Aparato Digestivo lo más conveniente en cada caso.
2. Tomar café produce SII
Tomar café no supone un riesgo para el desarrollo del SII. Lo que sucede con la cafeína y otras sustancias excitantes, como la teína o el alcohol, es que puede exacerbar los síntomas de aquellas personas que sufren esta patología.
3. El SII se puede curar con un tipo de dieta especial
El SII es una enfermedad crónica por lo que cualquier consejo o remedio que se presente como curativo será falso. La dieta es un factor que puede alterar la función intestinal, y esto es lo que contribuye a generar los síntomas propios de la enfermedad. La etiología del SII es multifactorial, por ello el aconsejar una dieta baja en grasas y libre de estimulantes, entre otros consejos, ayudará a mejorar los síntomas, pero no debe ser el único tratamiento, sino un complemento.
4. Tengo SII, no puedo tomar lácteos
La prevalencia de intolerancia a la lactosa es igual en la población general que en los pacientes con SII, sin embargo se ha evidenciado que los síntomas son más intensos en este subgrupo de pacientes. Por este motivo solo se recomienda hacer una dieta de exclusión de lácteos cuando se haya detectado objetivamente una malabsorción de lactosa o bien cuando haya síntomas relacionados con el consumo de estos productos.
5. No tomo gluten porque tengo SII
No se puede recomendar de forma general a todos los pacientes que dejen de tomar gluten porque no hay evidencia científica que lo apoye. Únicamente se beneficiarían aquellos pacientes que hayan sido diagnosticados de alguna de las enfermedades relacionados con la ingesta de gluten: alergia al trigo, enfermedad celiaca o sensibilidad al gluten no celiaca.
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Hábitos de vida saludable y probióticos
Actualmente no existe ningún tratamiento curativo para el SII, podemos distinguir dos tipos de abordajes, uno mediante actuación en los hábitos de vida y otro desde el punto de vista farmacológico.
En cuanto a los hábitos de vida, se deben seguir una serie de recomendaciones como, por ejemplo, evitar el consumo de tabaco y alcohol, identificar qué alimentos sientan peor y eliminarlos, realizar cinco comidas al día y dedicarle, al menos, 20 minutos a cada una. Del mismo modo, es importante tomarse tiempo para defecar, acudir siempre que se tenga deseo y no reprimirlo. Además, realizar 30 minutos al día de actividad física adecuada a la condición de cada persona y evitar situaciones estresantes es aconsejable para mitigar los síntomas de la enfermedad.
Respecto al tratamiento terapéutico, numerosos estudios han demostrado que los probióticos tienen eficacia en esta patología. Estos deben estar basados en cepas específicas, “que permitan recuperar la salud de la microbiota del paciente, como la cepa 35624® de Bifidobacterium longum”, señala la doctora Arriaza.
No obstante, el especialista médico indicará cuál es el adecuado según los síntomas que se presenten, que pueden ir desde la ingesta de fibra, los laxantes, si existe predominio de estreñimiento, los antidiarreicos, en caso de diarrea, los antiespasmódicos, o incluso, en ocasiones, hay que recurrir a antidepresivos o ansiolíticos.
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